Invertir puede ser un proceso complejo y confuso, especialmente para los principiantes. Hay una gran variedad de vehículos de inversión entre los que elegir, cada uno con su propio conjunto de beneficios y riesgos. En este artículo, analizaremos dos de los vehículos de inversión más comunes: la inversión directa y la inversión indirecta.
La inversión directa o activa
La inversión directa, también conocida como inversión activa, consiste en comprar activos como acciones, bonos o bienes inmuebles directamente en un bróker. Esto permite a los inversores tener control sobre su inversión y saber exactamente a dónde va su dinero.
Utilizar un bróker para comprar acciones es la forma más común de inversión directa. Cuando compramos acciones, nos convertimos en accionistas de una empresa y poseemos una parte de la misma. Si la empresa va bien, el valor de nuestras acciones subirá. Por el contrario, si la empresa va mal, nuestras acciones perderán valor.
Cuando compramos un bono, estamos prestando dinero a la entidad que lo ha emitido. A cambio de este préstamo, el emisor se compromete a pagarnos periódicamente los intereses (conocidos como cupones) y a devolvernos el importe principal del préstamo cuando el bono llegue a su vencimiento.
Los bonos suelen ser emitidos por gobiernos y empresas con el fin de obtener capital para proyectos o para financiar operaciones. Las condiciones del préstamo se especifican en el contrato del bono, que incluye el tipo de interés, la fecha de vencimiento y otros detalles.
Al invertir en bonos, es importante recordar que no están exentos de riesgo, y podríamos perder parte o toda nuestra inversión si el emisor incumple sus obligaciones.
Los bienes inmuebles son otra forma popular de inversión directa. Cuando invertimos en bienes inmuebles, estamos adquiriendo una propiedad. Luego podemos elegir entre alquilarla o venderla para obtener un beneficio.
La inversión indirecta o pasiva
La inversión indirecta, también conocida como inversión pasiva, es un tipo de inversión en el que invertimos en activos indirectamente a través de un fondo de inversión. Con la inversión indirecta, no tenemos que preocupanos de elegir acciones o bonos individuales. En cambio, podremos invertir simplemente en un fondo que siga un índice o un mercado determinado.
El tipo más común de inversión indirecta es el fondo de inversión. Los fondos de inversión son vehículos de inversión que reúnen el dinero de muchos inversores diferentes y lo invierten en una variedad de valores. Están gestionados por gestores de dinero profesionales que deciden qué activos comprar y vender.
En conclusión, la principal ventaja de la inversión indirecta es que no tendremos que preocuparnos de elegir acciones o bonos individuales. En su lugar, podremos invertir simplemente en un fondo que siga un índice o mercado concreto.
Ahora bien, la inversión indirecta también tiene sus desventajas. Una de las mayores desventajas es que tendremos que pagar comisiones al gestor del fondo. Estas comisiones pueden mermar enormemente el rendimiento de nuestra inversión.
La principal ventaja de la inversión directa, por su parte, es que tendremos el control de nuestra inversión y sabremos exactamente a dónde irá nuestro dinero. Y abonaremos menos en concepto de comisiones.