Agencias.-
Los integrantes de la agrupación regia Kinky se mantuvieron en constante contacto, a pesar de estar alejados geográficamente por varios años, por lo que su amistad y hermandad no se vio afectada.
Hace cinco años, algunos de ellos tomaron la decisión de vivir fuera de Los Ángeles, California, la que fue su residencia por algún tiempo; algunos regresaron a Monterrey, mientras que otros se fueron a la Ciudad de México.
Sin embargo, el lazo entre los integrantes es tan fuerte que lograron superar la distancia y fue como, cada quién desde su hogar, aportó para la creación del séptimo álbum de estudio del grupo, titulado “Fierrro”.
“Este disco surge en un periodo difícil para todos, de canciones que van de la melancolía de estar solitarios y quebrados hasta la parte fiestera y de alegría, de energía, de estar juntos en los conciertos”, expresó el vocalista Gil Cerezo.
“Yo lo describo como un despreocupar, más allá de estar tensos o tristes por esta separación fue un proceso creativo padre, diferente, donde cada uno tuvo la oportunidad de expresarse sin filtros y hacer composiciones a distancia”, afirmó.
El nombre del álbum fue seleccionado por el significado que tiene la palabra Fierro en Monterrey, que, de acuerdo con el baterista Omar Góngora, invita a seguir adelante, a luchar; “la tercera “r” es para enfatizar la fortaleza”.
“Nada nos tumbará”, “Se acabó” y “Quiero todo de ti” e “Instintos animales” son algunos de los temas que conforman el material, el último mencionado aborda los impulsos de las personas hacia ciertas situaciones.
Cerezo indicó que el último tema mencionado hace referencia a cómo las personas han empezado a sentir y vivir después de la pandemia; “en los conciertos vemos al público mucho más eufórico”.
Este año, Kinky celebra casi un cuarto de siglo de trayectoria artística; según indicó Gil, el ingrediente principal para mantenerse unidos como agrupación por tanto tiempo, ha sido el amor y pasión que tienen por la música.