diciembre 11, 2024
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julio 5, 2022 | 226 vistas

Arnulfo Mata Huerta.-

De momento y desde mi punto de vista muy particular, salvo alguna opinión que pudiera generarse al respecto, pero a Luis Alberto Vargas Sánchez, que yo sepa, no se le ha dado parte del mérito obtenido por parte de la Selección juvenil de Victoria que acaparó los reflectores de todo Tamaulipas al ganar el boleto para encarar la Serie Mundial de 13 y 14 años a celebrarse en Taylor, Michigan.

Miren les voy a decir el porqué narro lo anterior líneas arriba.

LA PRÁCTICA HACE AL JUGADOR

Me consta lo que les comento, porque vi cómo este joven entrenador “brazo derecho” de Roberto Caballero Filizola, manager titular de la Selección Aguayo desde su llegada al Balboa empezaba su agotadora sesión de entrenamiento, no importando el astro rey emitiera sus candentes rayos, este servidor desde el Dogout de primera base lo observaba con respeto y admiración.

Comenzaba con ejercitar a los muchachos en el trote, posteriormente a calentar el brazo, luego a meterlos al campo para roletearles la pelota una y varias veces.

Teniendo el tiradero de bolas en el suelo, se agacha a recogerla, golpearla y así continuamente los muchachos atrapaban la esférica como Luis Alberto les indicaba.

Posteriormente trabajaba en el doble play, pero a grito abierto exigía el cumplimiento de la jugada, ya sudoroso por el esfuerzo, pero Luis Alberto no paraba en la preparación de esta importante jugada.

Más adelante entrenaba los tiros del jardín al cuadro, pero con el cortador, y este lanzaba a segunda y a tercera como era lo correcto.

El pitcheo y cacheo era mención aparte, en sí los entrenamientos diarios y la puntual asistencia del grupo como la disciplina fueron en parte factores determinantes para que la Aguayo ganara la primera posición.

Quizá la práctica de Luis Alberto haya pasado desapercibida para muchos, pero no para los conocedores del beisbol, porque los entrenamientos son básicos para este juego de la “pelota caliente” y en ocasiones eran observados por los padres y madres de familia que me darán la razón que el trabajo de Luis Alberto fue parte del éxito logrado.

Ya para terminar, Luis Alberto lleva el beisbol en la sangre, pues es nieto de Manuel Sánchez Vargas que en otros años jugó pelota de calidad tanto en Nuevo Laredo como Linares, Nuevo León, Ébano, San Luis Potosí y en la Liga Cañera y Las Huastecas.

Hijo de Victoria Sánchez Granados, cuarta vara del equipo de softbol femenil Venaditas de la Junta Local de Caminos, novena que precisamente le dio vida Manuel Sánchez Vargas.

Para terminar nuestro reconocimiento para Luis Alberto Vargas Sánchez por ese trabajó que realizó antes de la serie nacional.

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