BERLÍN, Alemania, julio 11 (Agencias)
Alemania y otros países de Europa entraron este lunes en un periodo de gran incertidumbre a propósito de las importaciones de gas ruso, que debido al conflicto en Ucrania se redujeron drásticamente en las últimas semanas y pronto podrían cortarse por completo.
El gigante ruso Gazprom comenzó en la mañana del lunes los trabajos de mantenimiento en el gasoducto Nord Stream 1, que transporta una gran parte del gas que aún suministra a Alemania y a otros países de Europa occidental.
“Nord Stream está parado (…) lo que significa que el gas dejó de circular”, confirmó este lunes el Ministerio alemán de Economía.
El cierre durante diez días de dos tuberías, anunciado desde hace tiempo, debería haber sido en teoría una formalidad técnica. Pero en el contexto de la guerra en Ucrania y el pulso entre Rusia y los occidentales sobre la energía, nadie puede predecir lo que vendrá.
Como una advertencia, Gazprom redujo por otra parte este lunes sus envíos de gas a Italia y Austria en un tercio y 70 por ciento, respectivamente, indicaron las empresas energéticas italiana Eni y austriaca OMV.
Los dos países son abastecidos en parte por el gasoducto TAG, que pasa por Ucrania, pero también por Nord Stream 1.
“Hay numerosos escenarios en los que podríamos vernos sumergidos en una situación de emergencia”, advirtió este lunes el presidente de la Agencia Federal de Redes alemana, Klaus Müller, en la televisión ZDF.
“Putin va a cerrarnos el grifo del gas… pero ¿lo volverá a abrir un día?”, preguntaba el domingo el diario Bild, el más leído de Alemania.
Se trata de una situación sin precedentes donde todo es posible, reconoció el fin de semana el ministro de Economía alemán, Robert Habeck, en la radio pública.
“Es posible que el gas vuelva a fluir, incluso en mayor cantidad que antes. Es posible que no llegue nada más y debemos prepararnos para lo peor, como siempre”, añadió.
Rusia, argumentando un problema técnico, ya recortó en las últimas semanas en un 60 por ciento las entregas de gas a través de Nord Stream, una decisión denunciada como “política” por Berlín.
Ante esto, Alemania se esforzó para convencer el sábado a Canadá de que devolviera una turbina para el Nord Stream 1, que se mantenía en el país. Todo ello a pesar de las protestas de Ucrania.