diciembre 14, 2024
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julio 27, 2022 | 458 vistas

Patricia Azuara.-

El mercado Argüelles cuenta muchas historias. La mayoría de ellas tiene que ver con la forma de ser de los victorenses.

Sus pasillos tienen siempre el recuerdo de algo o de alguien.

Y sus locales platican solos lo que han visto pasar por muchísimos años. Ahí, en ese mercado se cuenta la vida de Ciudad Victoria.

Esta, es una de ellas…

Es el local número 48, allí aún cuelgan hilos, cintas, encajes y listones.

Son de esos lugares que se niegan a morir, porque siguen vigentes y buscan estar en el gusto de la gente, pese a los años.

Al interior sobreviven cajas llenas de botones, sí, como aquellas que colocaban en el mostrador de vidrio para que las abuelas escogieran entre decenas de colores y tamaños, los adornos con los que abrocharías tu camisa, esa que con tanta paciencia te cosió.

En las antiguas repisas de madera se asoman coloridos estambres, y si das la vuelta sobre tu eje, te encuentras infinidad de flores, hilazas, cintillas de múltiples formas, agujas, piedras, lentejuelas, chaquiras, moños y hasta ramos para novias y quinceañeras.

Pero la gente no deja de ir. Sigue estando entre las preferidas.

Y eso, la hace diferente.

HUELE A NOSTALGIA

Ahí, hasta el teléfono tiene historia.

Visitar el local número 48 del Mercado Arguelles es un viaje al pasado.

Entrar al lugar es recordar, volver a vivir aquellos tiempos en los que acompañabas a tu abuela a hacer sus compras, cuando la industrialización aún no alcazaba a la Capital tamaulipeca.

Es la única mercería que permanece en el mismo lugar, desde los años 20’s.

Y a casi cien años, ha visto pasar de todo y a todos.

Es un lugar que no quiere dejar de estar allí, y aunque haya mucha competencia, siguen compitiendo.

SOBREVIVIENTE DE LA GLOBALIZACIÓN

Y de las pocas que sobreviven el municipio.

Y es que cuando llegaron las grandes cadenas nacionales de telas, poco a poco los pequeños negocios locales desaparecieron.

Pero éste resiste al inevitable paso de tiempo que trajo consigo cambios, tecnología, variedad y gran competencia.

Simón Pineda, padre, fue el fundador de la Mercería “La Morenita”, negocio que hoy atiende su hijo, quien lleva su mismo nombre.

A Simón Pineda, no le gustan las entrevistas, pero ahí, sentando en su banquillo, lucha para sobrevivir, pese a las modas y clientes de la actualidad.

SE CONSERVA IGUAL

“La Morenita” es uno de los cuatro negocios que conservan su histórico y tradicional giro comercial en el Mercado Argüelles, un negocio generacional que se sitúa en el mismo lugar desde su fundación.

Para el año 1900 ya existían vestigios publicados en el Diario Oficial del Estado sobre la creación del Mercado Arguelles, que actualmente tiene 200 locales y son el sustento de aproximadamente cien familias.

Pero no más de cuatro conservan su tradición, “La Morenita” es uno de ellos.

Y es que, aunque es mucho menor la cantidad de clientes que buscan estos productos, aún hay personas que se dedican a la costura y la moda artesanal.

Eso es lo que ha permitido que “La Morenita” continúe con las cortinas arriba.

NI DEL FUEGO SE DEJÓ

El representante de los locatarios, Fernando Tovar, recordó que dos incendios consumieron el lugar, y fue hasta 1950 cuando levantaron nuevamente las paredes que se aprecian en la actualidad.

A mediados de 1900 se construye lo que es el mercado, se colapsa un poco los trabajos porque recordemos que de 1910 a 1920 surge la Revolución Mexicana lo que crea un retroceso en cuando al avance económico”.

Una vez concluido este hecho histórico, se impulsa la primera edificación que sufre, en un periodo de diez años, dos siniestros. Fue en 1950 cuando se construyen los cimientos que aún permanecen erguidos y desafían el paso de los años.

“Desde historias, que han conservado su tradición, tengo como tres o cuatro familias, que continúan con esa tradición. En mercerías, Los Pineda, en ropa los Ríos y nosotros, Los Tovar, que nos dedicamos a frutas y verduras”.

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