diciembre 14, 2024
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julio 29, 2022 | 263 vistas

Manuel Espino / Enviado Alianza de Medios Mx.-

En el homicidio del periodista Antonio de la Cruz, cometido en Ciudad Victoria, Tamaulipas, lo único que se tiene claro es que los perpetradores tenían la misión de acabar con su vida y la cumplieron. Se sabe que el asesinato se ejecutó bajo el modus operandi de asesinos a sueldo, que fue planeado, que se emplearon armas de grueso calibre y una motocicleta para huir, pero, a un mes del crimen, las autoridades nada saben de los asesinos materiales e intelectuales y del móvil del homicidio.

La mañana del 29 de junio, el reportero del diario Expreso ya había dejado a su hija mayor en el trabajo, y al regresar a su domicilio, en el fraccionamiento Puertas de Tamatán, se disponía a hacer lo mismo con Cynthia, la menor, cuando fue atacado por sicarios que le dispararon directo al parabrisas de su camioneta, después, uno de ellos accionó su arma calibre 40 milímetros en la puerta del conductor, dejándolo sin vida.

Una de las balas que le atravesó el cuerpo de Antonio se incrustó en la cabeza de su hija, quien días después falleció en un hospital de Ciudad Victoria.

La misión de los sicarios era acabar con su vida, eso lo tienen claro las autoridades, pero lo que ignoran es el móvil de este asesinato, que sorprendió al sector político, al gremio de periodistas y a los habitantes de Ciudad Victoria, pues era conocida la integridad del periodista.

Han transcurrido 30 días, y hasta ahora, la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE) de la Fiscalía General de la República (FGR), a cargo de las indagatorias, no ve la autoría del crimen organizado en el homicidio de Antonio de la Cruz y no tiene ningún detenido relacionado con el asesinato de Antonio, un periodista reservado, que prefería trabajar solo y que enfocó su trabajo en temas agropecuarios, ganaderos y de medio ambiente.

“No se ve ningún tema de crimen organizado, está muy extraño”, comentó a la Alianza de MediosMx una fuente cercana al caso y que aseguró que los fiscales de la FGR han interrogado a amigos y compañeros de trabajo de De la Cruz para establecer líneas de investigación.

Un día antes de ser privado de la vida, Tony, como lo decían familiares y amigos, subió a su muro de Facebook un crítico boletín de prensa sobre la participación del diputado local por Movimiento Ciudadano, Gustavo Cárdenas Gutiérrez, a quien le llevó por años temas de comunicación cuando el político ocupó distintos cargos públicos, sobre la comparecencia de la secretaria de Salud de Tamaulipas, Gloria Molina Gamboa, realizada el 28 de junio.

En el periódico donde laboraba publicó una nota informativa sobre una banda dedicada al robo de tarjetas de débito a adultos mayores en Ciudad Victoria, que fue denunciada por una víctima ante la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas (FGJT).

De acuerdo con el legislador Gustavo Cárdenas, Antonio de la Cruz redactó el boletín, lo distribuyó a los medios de comunicación del estado y lo colocó íntegro en su página de Facebook.

En el texto se denunció la falta de asignación de 600 plazas para trabajadores de la salud, compra a sobreprecio de insumos médicos para la pandemia de Covid-19, contratos millonarios con empresas fachada y presuntos actos de corrupción en las pólizas de seguro de vida para el personal de salud que participó en la atención de la pandemia por el nuevo coronavirus.

“El boletín decía de los manejos del Gobierno del Estado y sus parientes y más. Toño puso el boletín completo de lo que yo había dicho, lo publica en su portal tal como lo elaboró y al día siguiente lo matan”, dice a la Alianza de Medios MX, el diputado Cárdenas.

Para el legislador, el caso de Antonio de la Cruz se trata de un “crimen político” y no del crimen organizado, porque los temas de seguridad nunca fueron parte de su fuente como reportero.

“Este fue un crimen político, yo le llamo crimen político y no de ajuste de cuentas de la delincuencia organizada, porque él no se metía con la delincuencia. Para mí fue un crimen político”, acusa tajante.

Asegura que lo que sí realizaba de la Cruz “era compartir, en su Twitter, sobre todo, las situaciones de inseguridad, pero nunca se metía con el crimen organizado. Si había una balacera y mataban a una familia, él no decía que fue el Cártel del Golfo, él decía que el abandono del Gobernador provocaba esta masacre”.

Exalcalde de Ciudad Victoria y dos veces excandidato a gobernador de Tamaulipas, Cárdenas Gutiérrez recuerda que Tony trabajaba con él desde que tenía 17 años, y se inició como camarógrafo en las juntas de cabildo, entre 1993 y 1995, cuando se desempeñó como presidente municipal de la Capital del estado.

“Era un hombre entregado a sus hijas, a su esposa, a su familia, un hombre de bien con toda la extensión de la palabra. Para mí representó la pérdida de un gran colaborador, gran ser humano, excelente padre de familia, él era el vocero de la gente humilde de toda la región de Tula, Miquihuana, Palmillas, Jaumave y Bustamante”, añade.

EL REPORTERO DEL CAMPO

Arturo Rosas no se explica cómo es que su amigo, Antonio de la Cruz, fue asesinado de una forma tan violenta, cuando los temas periodísticos que manejó no tuvieron relación con la presencia y disputas del crimen organizado en Tamaulipas.

Comenta que había ido a dejar a una de sus hijas y cuando regresó a su casa por Cynthia, aparece una persona frente a su camioneta, quien le dispara y en segundos lo mata.

“No debió haber muerto, y menos así, fue terrible eso. Verlo ahí en la caja, a tu amigo, no escuché las detonaciones, pero parecía que escuchaba el eco, de una detonación. Verlo ahí sepultándolo, yo creo que si quieren hacer algo los gobiernos o inventar cortinas de humo que salgan y nos digan qué pasó entonces en la muerte de Toño, pero nadie dice nada”.

Rosas afirma que su compadre Toño era un especialista en el sector agropecuario, ganadero y de medio ambiente, donde se relacionó con campesinos, personas comunes, productoras y ganaderas; era, dice, una persona “luchona”, que tenía una modesta forma de vivir.

Ambos, recuerda, comenzaron a reportear jóvenes en los municipios de Tula, Jaumave, Palmillas, Miquihuana y Bustamante, que conforman el Altiplano tamaulipeco, considerado la región más pobre del estado.

“Por sus años en las fuentes agropecuarias, ganaderas y del clima, ya se le llamaba el reportero del campo, indispensable y necesario porque no cualquiera le entraba al tema. Por eso no nos cabe cómo pudo haber sido asesinado de esa manera cuando sus temas no eran nada estridentes periodísticamente hablando”, cuestiona Rosas.

Visiblemente conmocionado, el periodista considera que el homicidio de Toño es un hecho que indica el nivel de violencia que se vive contra el gremio periodístico en todo el territorio del país.

“Imagina el miedo que tiene la familia, la incertidumbre que llegues a tu casa y veas la camioneta de tu esposo baleada todavía, quién te repara eso, pues nadie. Cuándo te recuperas de eso, pues nunca, es terrible lo que nos pasó y lo que le pasó a la familia de Toño, que a mí me dolió profundamente, mucho. Su hija mayor me pidió que hablara en el velorio y la verdad no sé cómo supe hacerlo”.

Relata que antes de incursionar de lleno en el periodismo, Antonio de la Cruz comenzó a laborar con el diputado Gustavo Cárdenas, cuando este era alcalde de Ciudad Victoria y “posteriormente, entró a los medios y toda su carrera fue construida dentro de los medios de comunicación y, por lo mismo, en el camino, en el trayecto, cuando nace el partido Convergencia, ya tenía una relación Toño con Gustavo por eso lo jalaba para ayudarlo a hacer algunos comunicados, pero nunca entró de lleno al partido, simplemente era un trabajo alterno que le ayudaba también para tener un ingreso”, comenta.

Arturo Rosas asegura que Antonio de la Cruz nunca le manifestó alguna amenaza o intimidación en su contra vinculada con su actividad periodística en el periódico, en donde laboró más de 20 años.

Toño, enfatiza, era un periodista reservado, no se metía con nadie, tranquilo, que cuidaba mucho a su familia. “No recuerdo que él haya manifestado alguna amenaza, a nadie de los compañeros periodistas le externó que estuviera preocupado porque le hubieran mandado un mensaje o que le hubieran marcado para amenazarlo, a estas alturas ya hemos platicado mucho sobre lo que pasó, y nadie recuerda eso”, comenta.

Relata que, como compañeros en la casa editora para la que trabajaban ambos, lo más grave que les tocó vivir fue cuando en marzo de 2012 atacaron las instalaciones del rotativo con un coche bomba y seis años después les dejaron una cabeza humana en una hielera.

Comenta que un grupo de cinco reporteros del rotativo, entre ellos él, Antonio de la Cruz y Héctor González, corresponsal de Excélsior, éste último asesinado en mayo de 2018 en Ciudad Victoria, acostumbraban a reunirse en su casa para comer o cenar y recordar sus inicios en el periodismo.

“El de Héctor González fue uno de los casos más impactantes que vivimos aquí como periodistas y compañeros, estuvo muy feo y tampoco se supo nada. Hubo un detenido y la información oficial dice que él participó, pero se supone que participaron cuatro y nada más hay un detenido, pero fuera de ahí la Fiscalía de Tamaulipas ya no resolvió nada”, expresa.

LOS DÍAS PASAN Y NO HAY AVANCES

El director editorial del rotativo, Miguel Arturo Domínguez Flores, menciona que Antonio de la Cruz trabajó 23 años en esa casa editorial en la que manejó temas del campo, le interesaban mucho los temas comunitarios.

Comparte que de la Cruz hizo una cobertura muy amplia sobre la problemática del agua en Ciudad Victoria, que padece desde hace años sequía, y recientemente dos reportajes amplios del robo de agua a productores del Altiplano tamaulipeco.

“Él era muy activo en sus redes sociales, aparte de la labor que desempeñaba en el periódico, pero recientemente nunca nos informó de una amenaza ni notamos nosotros alguna preocupación. Platicamos con su familia y nos dijeron que no tenían conocimiento de alguna amenaza, presión o preocupación que hubiera mostrado”.

Domínguez Flores lamenta que hasta el momento no se tengan avances concretos sobre el homicidio del periodista, quien fue sepultado con el traje con el que iba a entregar a su hija mayor, quien el 23 de julio pasado se iba a casar.

“Con su asesinato, el gremio periodístico de Ciudad Victoria quedó muy enojado, pero desató mucha solidaridad entre el gremio y hay un nivel de exigencia muy alto que yo no había visto en anteriores agresiones a la prensa. Nosotros seguimos confiando en que se va a hacer justicia, en que se va a aclarar, pero coincidimos en que empiezan a pasar los días y se empieza a generar incertidumbre de que no hay avances que se puedan conocer”.

Sin embargo, hoy se cumple el primer mes del asesinato de Antonio de la Cruz, y lo único que se sabe es que quienes planearon y ejecutaron su homicidio están libres, y el crimen permanece impune.

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