El doctor Dimie Ogoina, profesor de medicina en la Universidad del Delta del Níger de Nigeria, sostuvo que hace cinco años detecto el primer contagio de viruela del mono en su país en un menor edad, en una situación que pudo haber dado soluciones clínicas al brote que actualmente tiene una emergencia sanitaria mundial, pero que tuvo varias dificultades para que se pudiera aplicar medidas sanitarias de forma temprana.
En una entrevista a la National Public Radio (NPR) de Estados Unidos, el doctor sostuvo que fue el 22 de septiembre de 2017 cuando un pequeño de 11 años fue a su consulta médica con sarpullido en la piel y llegas en la boca.
«Tenía lesiones muy grandes que le afectaban la cara y todo el cuerpo», recordó, afirmando que, aunque pudiera haberse vinculado a la varicela, eso decidió descartarlo porque el pequeño paciente había tenido. El médico planteó entonces la situación de un caso de viruela del mono, el que para ese entonces se sostenía como una enfermedad rara.
La situación evidenció además uno de los principales aspectos de desigualdad sanitaria relacionados a esa enfermedad, esto porque Nigeria no tenía el sistema para identificar los contagios de la viruela del mono. Los análisis los envió a Estados Unidos y tras algunos días se reveló que el paciente dio positivo a ese cuadro clínico.
«Fue el primer caso de viruela del simio en Nigeria en 38 años», dijo el doctor, agregando que en los siguientes meses, tanto él como sus colegas detectaron más personas con la enfermedad.
El contagio detectado fue también el primer brote internacional de viruela del mono, según consigna el medio estadunidense. La situación llegó a tal punto que, aunque se iniciaron los análisis de que es viruela se pudo haber dado tras el contacto directo con simios, los reportes de nuevos pacientes con esa enfermedad se hacían más constantes.
En el contagio del pequeño «hubo especulaciones de que el niño jugaba con monos», dijo el médico nigeriano, quien sostuvo que antes era común que la enfermedad afectara a los menores, siendo un virus que además registraba brotes pequeños. Sin embargo, al aparece nuevos y más contagios, los síntomas parecían perdurar más, así como se notó que los sarpullidos y lesiones en la piel estaban en las áreas genitales.
La evolución de la transmisión fue más que las zonas afectadas del cuerpo, los especialistas notaron que la mayoría de los reportes eran de hombres, quienes no estaban en aldeas, tampoco tenían contactos con simios y eran de clase media, con edades de entre 30 y 40 años.
Además, Ogoina y su colega detectaron que el pequeño contagiado tampoco contrajo la enfermedad por un simio, sino de un pariente masculino de su casa, según reveló tras los análisis. «Decidimos hacer una evaluación de la historia sexual de algunos de los casos», sostuvo el médico, consignando datos cómo situaciones de alto riesgo, múltiples parejas y relaciones con prostitutas.