Feliciano Diéguez / Líder Web.-
Después de que Nuevo Laredo (NLD) llegó a albergar a aproximadamente cinco mil haitianos en los recientes meses, y ante la decisión del gobierno de Estados Unidos de suspender los servicios para trámite de asilo en Laredo, Texas, ahora solamente quedan en esta frontera unos mil 500 nativos de Haití.
Esto es porque se han tenido que movilizar hacia otras ciudades, especialmente a Monterrey, esto mientras esperan a trasladarse a otra frontera para continuar con sus gestiones ante el Gobierno norteamericano.
Hay que recordar que estas personas, a través de Migración, obtuvieron documentos que les permiten estar legalmente en el país y moverse de un lugar a otro, comentó Brenda Cárdenas Thomae, directora general del Instituto Tamaulipeco para los Migrantes (ITM).
“El ITM no ha participado en la movilización de estas personas, pero sí estamos en contacto con los albergues para conocer sus necesidades, ya sea de alimentos, servicios médicos o algún documento o trámite que tengan que realizar. Incluso, en este momento, ya hay varias personas que se encuentran laborando en la ciudad”, aseguró.
Muchos de ellos se han ocupado como albañiles o desempeñan trabajo en tiendas. Ellos buscan una vida mejor, aunque su intención es llegar a Estados Unidos. Por lo pronto se han quedado aquí y son de alguna forma una fuerza laboral, indicó.
Los albergues de la ciudad han jugado un papel fundamental en la atención a estas personas. El papel de la Diócesis de Nuevo Laredo, el gobierno y la sociedad civil es clave en este tipo de contingencias, comentó.
“Además, en la casa (del Migrante) Nazareth no solo les dan estancia, sino que ahí reciben orientación jurídica y un trabajo social completo. Nuevo Laredo es una ciudad incluyente y de alguna forma ya estamos preparados para recibir a personas de diversas nacionalidades”, aseguró Cárdenas Thomae.
Dijo que recientemente se conmemoró la Jornada Mundial del Migrante y Refugiados, donde la Diócesis llevó a cabo una misa el domingo con la presencia de migrantes y el Obispo los bendijo. Incluso a bebés que han nacido en la ciudad. Fue una ceremonia emotiva y con ello confirmamos que todos los migrantes son nuestros hermanos”, concluyó.