diciembre 11, 2024
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octubre 4, 2022 | 362 vistas

La actriz y cineasta norteamericana Olivia Wilde, que venía de un gran debut en la dirección, entrega aquí un thriller que se vuelve obvio demasiado rápido y que representa un retroceso significativo en su carrera artística, aunque es un producto irregular que logra transmitir su alegoría feminista.

Porque el debut de Wilde en la dirección con “Booksmart” había despertado enormes esperanzas. Era una película divertida y conmovedora a la vez, con personajes adorables, incluso en sus defectos, y que transitaba una multitud de temas y conflictos con una naturalidad pasmosa. Por eso es que “No te preocupes cariño” es una decepción.

Más aún al darnos cuenta de que la realizadora cede toda posibilidad de riesgo frente a una acumulación de estereotipos temáticos y narrativos en un thriller carente de tensión y sorpresa. No deja de ser llamativo que la superficialidad sea la marca registrada del filme, a pesar de que su foco sea la construcción de apariencias, a partir de la historia de Alice, quien parece tener una vida perfecta.

Ella es feliz con su marido Jack, quien trabaja en un proyecto secreto y a quien aguarda todos los días en su casa, que siempre luce espléndida. Y su existencia es igual a la de todas las demás mujeres de Victoria, una comunidad donde no parece haber nada fuera de lugar. Todo es bello y reluciente, sin alteraciones, un paraíso que combina calma y euforia por el progreso, en un fino balance.

Todo hasta que ese equilibrio empieza a derrumbarse, la percepción de Alice se va alterando progresivamente y ese mundo supuestamente ideal va exhibiendo sus grietas y secretos oscuros. Si todo suena muy parecido a una combinación entre la metáfora paranoica de “Las mujeres perfectas” y la reflexión sobre el artificio de “The Truman Show”, es porque bastante de eso hay.

Lo cierto es que “No te preocupes cariño” nunca logra salir de esas comparaciones obvias -y quizás odiosas-, por más que Wilde acumula ideas visuales algunas más potentes que otras por todos lados. La ambición formal es innegable, lo mismo que su falta de propósito concreto y la sistematicidad en función de la estructura narrativa. Incluso pareciera que Wilde se sintiera un poco fascinada con ese universo falso que despliega.

De ahí que la película no pueda evitar, casi desde el comienzo, ser un objeto lustroso y artificial, que cuando quiere mostrarse reflexivo luce forzado y que despliega una serie de personajes que casi nunca salen del estereotipo. En ese esquematismo constante, el único que la pasa bien es el actor Chris Pine, interpretando a un villano desatado.

En su recorrido predecible de revelaciones, “No te preocupes cariño” quiere sorprender con un giro al estilo Philip K. Dick en sus minutos finales, pero falla por completo. Para ese momento, todo se adivina con anticipación y, lo peor, no importa demasiado. La discursividad anti-machista cae, entonces, en saco roto, porque está sostenida en el diseño de arte y el vestuario.

Si bien Wilde ya demostró que puede hacer cosas muy interesantes y que dispone de las herramientas para conseguir un impacto estético considerable, “No te preocupes cariño” es una especie de tropiezo importante en su incipiente carrera como directora de cine, del cual esperamos que se recomponga en Hollywood.

Mi 7 de calificación a esta cinta, porque luego de múltiples controversias como la vergonzosa citación pública de divorcio a Olivia Wilde, el despido o renuncia de Shia LaBeouf, el posible escupitajo de Harry Styles en la cara de Chris Pine, el enfrentamiento de Florence Pugh con su directora, las fuertes críticas al acento de Styles, el filme por fin llegó al público general.

Dejando atrás todos los escándalos y rumores, hay que decir que el segundo largometraje como directora de Wilde, es una cinta de horror feminista que nos recuerda mucho a “The Stepford Wives”, el clásico de 1975 basado en la novela de Ira Levin sobre un grupo de esposas hermosas y sonrientes que ocultan un oscuro secreto en conexión con una conspiración masculina.

Sin revelar mucho de la trama, se puede decir que “No te preocupes cariño” supuestamente se ambienta en los años cincuenta, en un suburbio muy similar al vecindario ficticio de Stepford ubicado en Connecticut y que le dio el título a la perturbadora cinta de Bryan Forbes (y al decepcionante remake del 2004, protagonizado por Nicole Kidman).

En esta ocasión, el idílico suburbio está ubicado en la mitad del desierto de California, con casas suntuosas, autos lujosos, vestidos elegantes, música vintage y un grupo de parejas conformadas por hombres jóvenes y apuestos que trabajan para la compañía Victory, en un proyecto secreto comandado por el también joven y apuesto Frank (un odioso Chris Pine).

Por su parte, las mujeres, también jóvenes, bellas y elegantes, se quedan en el hogar asumiendo el papel de amas de casa modelo, esposas devotas y madres abnegadas, aunque los niños prácticamente están ausentes. En este escenario, encontramos a una de estas parejas, conformada por Jack (Harry Styles) y su esposa Alice (Florence Pugh).

Jack no deja de amar y desear a su esposa y, a la vez, está a punto de ser ascendido en el trabajo. Alice tiene como mejor amiga a Margaret (KiKi Kayne), otra de las esposas de Victory, pero también departe con Peg (Kate Berlant), Bunny (Wilde) y Shelly (Gemma Chan), las esposas sumisas y obedientes de Bill (Douglas Smith), Dean (Nick Kroll) y Frank, respectivamente.

Poco a poco vamos a ver como estas familias chapadas a la antigua se comportan como los miembros de un culto y cómo dos de las esposas (primero Margaret y luego Alice) comienzan a percibir que detrás de esta sociedad perfecta e ideal se esconde mucha podredumbre.

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