abril 25, 2024
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octubre 27, 2022 | 118 vistas

Patricia Azuara.-

Cd. Victoria, Tam.-
La “tregua” con la pandemia por covid-19 ya es una realidad, y con ello regresaron los eventos y tradiciones que durante más de dos años estuvieron detenidos, para evitar la propagación del mortal virus.

Este 2022, los mexicanos y por supuesto los tamaulipecos volverán a vivir una de las celebraciones más representativas del país: El Día de Muertos, que se lleva a cabo el uno y dos de noviembre.

Y aunque a menor escala, también Halloween, tradición estadounidense, que se festeja la noche del 31 de octubre, y es esperada principalmente por los más pequeños del hogar.

Y pese al incremento exorbitante del costo de los disfraces y artículos para los altares, cuyo precio aumentó 80 por ciento, los victorenses ya iniciaron con la compra de lo necesario para el día en que se recuerda a los fieles difuntos.

La comerciante Karla Romero, propietaria del local 47 del Mercado Argüelles, celebró que por fin los festejos y tradiciones volvieron, porque con ello regresaron también las temporadas altas para la economía local.

“De vuelta por fin, las escuelas van a hacer sus altares con su papel picado, calaveras de azúcar, el disfraz. En marzo del 2019 cerramos y por fin ya todo está volviendo a la normalidad”.

Sostuvo que la pasada celebración del 15 de septiembre elevaron considerablemente las ventas, por lo que esperan que los próximos días la comercialización de artículos del Día de Muertos llegue hasta el cien por ciento.

“En septiembre nos fue muy bien, ya lo que no hubo en tres años gracias a Dios volvimos a nuestra normalidad, como siempre con lo de las escuelas nuevamente. Ahorita empezamos a tener afluencia, de entrada arrancamos con un 30 por ciento en las ventas y eso es muy benéfico para los comerciantes”.

En el local 47 del Mercado Argüelles se ubica la “Casa Romero”, donde encuentras todo lo necesario para elaborar un altar de muertos, además de variedad de disfraces, como el de La Catrina, que es el más buscado por chicos y grandes.

Romero informó que este tipo de artículos no se salvó de la inflación, por lo que el precio se incrementó hasta un 80 por ciento. Hoy en día un disfraz llega a costar hasta 250 pesos o más, depende de la talla, detalló.

Karla Romero es la tercera generación como locatario del Mercado Argüelles. Sus abuelos vendían alfarería, pero su padre, hace 40 años decidió darle un giro al negocio y hoy ofertan disfraces y artículos de diversas temporadas.

HISTORIA DEL DÍA DE MUERTOS

En la época prehispánica el culto a la muerte era uno de los elementos básicos de la cultura, cuando alguien moría era enterrado envuelto en un petate sus familiares organizaban una fiesta con el fin de guiarlo en su recorrido al Mictlán. De igual forma le colocaban comida que le agradaba en vida, con la creencia de que podría llegar a sentir hambre.

El Día de Muertos en la visión indígena implica el retorno transitorio de las ánimas de los difuntos, quienes regresan a casa, al mundo de los vivos, para convivir con los familiares y para nutrirse de la esencia del alimento que se les ofrece en los altares puestos en su honor.

En esta celebración de Día de Muertos, la muerte no representa una ausencia, sino a una presencia viva; la muerte es un símbolo de la vida que se materializa en el altar ofrecido. En este sentido, se trata de una celebración que conlleva una gran trascendencia popular ya que comprende diversos significados, desde filosóficos hasta materiales.

Su origen se ubica en la armonía entre la celebración de los rituales religiosos católicos traídos por los españoles y la conmemoración del Día de Muertos que los indígenas realizaban desde los tiempos prehispánicos.

La celebración del Día de Muertos se lleva a cabo los días uno y dos de noviembre, ya que esta se divide en categorías: De acuerdo con el calendario católico, el uno de noviembre corresponde a Todos los Santos, día dedicado a los “muertos chiquitos” o niños, y el día dos de noviembre a los Fieles Difuntos, es decir, a los adultos

Cada año muchas familias colocan ofrendas y altares decorados con flores de cempasúchil, papel picado, calaveritas de azúcar, pan de muerto, mole o algún platillo que le gustaba a sus familiares a quien va dedicada la ofrenda, y al igual que en tiempos prehispánicos, se coloca incienso para aromatizar el lugar.

El Día de Muertos se celebra en todo México, y tiene algunas variantes, dependiendo de la región o el estado.

EN OTROS ESTADOS

En la Ciudad de México, en la Alcaldía de Tláhuac, se encuentra un pequeño poblado de nombre Mixquic, que significa “donde hay mezquite”, uno de los lugares más visitados durante estos días ya que su celebración se apega a las tradiciones mexicanas y se lleva a cabo conjuntamente con la feria del pueblo. El día dos de noviembre se realiza “La Alumbrada”, donde miles de velas iluminan las tumbas decoradas con flores.

Oaxaca, uno de los estados más ricos en cuanto a cultura se refiere, la celebración de Día de Muertos es una de las más significativas del país.

Los altares se adornan con un mantel blanco o papel picado y se divide en escalones, teniendo cada uno un significado especial: el primero representa a los abuelos y/o adultos, mientras que el segundo o sucesivos son para todos los demás. Durante esta festividad puede asistirse a infinidad de exhibiciones en Oaxaca.

Otros estados y lugares destacados en México durante esta festividad son: Janitzio y Pátzcuaro en Michoacán, Xochimilco en la Ciudad de México y Cuetzalán en Puebla, por citar algunos.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró en 2008 esta festividad como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por su importancia y significado en tanto se trata de una expresión tradicional, contemporánea y viviente a un mismo tiempo, integradora, representativa y comunitaria.

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