CIUDAD DE MÉXICO, octubre 31 (Agencias)
La mexicana Juliana Velandia Santaella, quien estuvo en la tragedia de Corea del Sur, narró el momento que vivió durante las celebraciones de Halloween, donde más de 150 personas perdieron la vida.
“Estaba totalmente paralizada. No podía mover ni siquiera los dedos de los pies”, señaló la joven de 23 años originaria de Mexicali.
Juliana logró finalmente salir del callejón, pero sufre ahora de rabdomiólisis, que se produce cuando el oxígeno no llega a los músculos y la descomposición del tejido pasa al torrente sanguíneo, pudiendo dañar después los riñones, además de provocar otras posibles secuelas.
La mexicana es estudiante de medicina de intercambio y actualmente acude a la Universidad Católica de Bucheon en Seúl, donde llegó el pasado agosto.
“Caminamos unos metros, doblamos a la izquierda y en el callejón ocurrió todo. Yo estaba en la parte de arriba de la pendiente. Y todos empezamos a caer hacia abajo. Nos empezaron a empujar, a empujar, a empujar y no paraban”.
“En un punto nos empezaron a empujar tanto que la perdí (a mi compañera) de vista. Ya no sabía dónde estaba. Me empezaron a aplastar todo mi tórax y no podía expandir mis pulmones y no podía respirar”, añadió.
Durante varios minutos lo único que pudo mover fue el cuello y comprobó “que ya no podía respirar por la nariz porque no podía expandir los pulmones”.
“En un punto mis pies ya no estaban tocando el piso, ya había cuerpos debajo de mí. Había un muchacho que estaba inconsciente y me estaba aplastando y mis piernas estaban resultando tan aplastadas que dejé de sentirlas. Yo juré en un momento dado que iba a perder las piernas, que me las iban a romper, que nunca más las iba a poder mover”.
“Me di cuenta que la única manera de poder seguir respirando era por la boca. Estuve haciendo respiraciones muy cortas y rápidas por la boca”, comentó la estudiante.
Una vez que levantaron al joven inconsciente que estaba encima de ella, pudo respirar mejor y un muchacho coreano, que no era de los equipos de rescate, empezó a tirar de ella.
“El problema es que mis piernas seguían atoradas entre todos los cuerpos. No podían levantarme. Este muchacho me ayudó a sacar mis piernas de entre los cuerpos. Cuando me liberaron miré el celular y eran las 22.58 de la noche. Quiero suponer que estuve ahí atrapada entre 30 y 40 minutos”, afirmó.
Ambas pasaron el resto de la noche en casa de un amigo en Itaewon y acudieron al hospital al día siguiente.
Juliana sufre ahora un terrible dolor muscular y padeció fiebre a causa de la rabdomiólisis.