Agencias.-
Reza la frase “ten cuidado con lo que deseas” y, en efecto, artistas, empresarios y personal que se desarrolla dentro del medio del entretenimiento deseaban volver a la “normalidad” o a una situación similar o muy cercana a la que se vivía antes de la crisis sanitaria por covid-19.
Después del encierro de la población, la cancelación en masa de cientos de conciertos, festivales y tours mundiales, el anhelado regreso, ya sin restricciones y con luz verde para las concentraciones masivas, los empresarios y promotores ahora se enfrentan a una sobreoferta de eventos.
El público tiene decenas de posibilidades ante una cartelera saturada. En un mismo día puede estar en el Foro Sol un artista internacional, mientras que en la Arena Ciudad de México se ofrece una oferta local, otro día en el Auditorio Nacional está Danny Ocean y en el Lunario Francisco Céspedes.
Hay para todos los gustos y presupuestos, pero para promotores y empresarios, el reto ahora está en posicionar mejor cada uno de sus espectáculos, ofrecer mucho más que la competencia y así atraer la atención del público que tiene que decidir en dónde pondrá su dinero.
Y, si bien hay mucha oferta de espectáculos, la realidad es que la economía de la población no es igual a la que se tenía previo a la pandemia, al menos así lo consideran varios productores y promotores de eventos de todo el país. Pues incluso se han tenido que cancelar eventos.
Otro de los problemas a los que se enfrentan los productores es la discriminación de géneros que existe en el mercado. Muchos de ellos reconocen que si tienen un artista contemporáneo de un género ajeno al regional mexicano es mucho más difícil que se logre un contrato.
La edad también influye mucho, coinciden los entrevistados, ya que arriba de los 30 años aproximadamente se es más meticuloso en cuanto a los gastos que se tienen, a diferencia de los más jóvenes, que pueden conseguir recursos de parte de sus padres y otros medios para asistir a cuanto evento deseen.