diciembre 11, 2024
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diciembre 14, 2022 | 237 vistas

Patricia Azuara.-

Cd. Victoria, Tam.-
Las posadas son un festejo tradicional que se lleva a cabo nueve días antes de la Navidad, es decir del 16 al 24 de diciembre.

Cada uno de los nueve días representa un valor como humildad, fortaleza, desapego, caridad, confianza, justicia, pureza, alegría y generosidad.

La señora Andrea Escobar relató que en 1971 llegó al barrio donde vivía una señora de nombre Herminia, quien un año después inició con la organización de las posadas, tradición que continuaron sus hijos después de su muerte.

MÁS DE 50 AÑOS

Medio siglo de organizar las nueve posadas con los vecinos de la calle Ocampo, Belisario Domínguez y Manuel González, de la Zona Centro de Ciudad Mante.

Andrea Escobar recordó que en aquella época se llegaban a juntar hasta 300 personas, afluencia que decayó con el paso del tiempo.

La señora, de 89 años, relató sobre la importancia de inculcar a las nuevas generaciones las tradiciones religiosas, el amor a Dios, e impulsar el verdadero valor de la Navidad.

“Se ponían bien bonitas, las calles llenas de niños, se hacían filas y filas para las piñatas, todos rezaban, se sabían los cantos, eran fechas que se esperaba con gusto y todos participaban”.

NUEVE DÍAS

Durante nueve días salían los peregrinos a pedir posada con nueve vecinos que aceptaban hacer la fiesta. A sus posibilidades, dijo, con cena, con bolsa de dulces, o solo un pan con café, pero lo importante era recordar el nacimiento del niño Jesús.

“Ya fueron pasando los años, y las nuevas generaciones, pues de entrada no tenían tantos hijos, y aquellos niños que llenaban la calle, pues algunos se fueron del pueblo, y otros siguieron con las tradiciones, pero cada vez fue menos gente”.

Hace un par de años, doña Herminia murió, pero su hija, a quien el barrio conoce como Nena, decidió pedir las nueve posadas, con José y María, las mismas figuras que eran de su madre, platicó.

DOÑA HERMINIA

Doña Herminia es recordada por chicos y grandes en aquella cuadra de la ciudad cañera, donde aún se conserva erguida su casa, hogar que recibió a cientos de niños a lo largo, de 50 años.

Doña Herminia fue pionera de las posadas en esa zona. Todos la conocieron como una mujer humilde, de valores, servicial, solidaria y con gran apego a las costumbres religiosas.

Hoy, su nombre es conmemorado cada mes de diciembre, cuando los pocos que aún viven en aquel lugar aún salen a pedir posada.

“Sí, doña Herminia fue una gran mujer, que enseñó a chicos y grandes esa hermosa tradición, y qué gusto saber que su hija continúa haciéndolas. Ya hay muchos que nos fuimos de ahí, otros murieron, pero debemos impulsar con nuestros hijos y nuestros nietos”.

¿QUÉ SON LAS POSADAS?

Niños y adultos salen a las calles a realizar el “peregrinaje” que consiste en visitar nueve casas, una por día, hasta encontrar dónde se les dé posada.

Al ser una tradición católica, los peregrinos siguen una estatua conocida como “misterio”, que puede ser de la figura de María, José, un ángel o un burrito, además se acompaña de cantos populares y rezos.

Finalmente, los anfitriones ofrecen ponche, cañas, frutas de temporada y una bolsita con dulces y cacahuates llamada colación. Al final de la velada se rompe la tradicional piñata de siete picos.

EL ORIGEN DE LAS POSADAS

Las Posadas datan de la época colonial, surgieron para sustituir las festividades aztecas del Panquetzaliztli que celebraban el advenimiento de Huitzilopochtli, Dios de la guerra, que se llevaban a cabo del 16 al 26 de diciembre.

Los frailes evangelizadores transformaron las festividades paganas y las alinearon a las tradiciones católicas, cambiando la imagen de Huitzilopochtli por la de María y José.

Posteriormente, el fraile agustino Diego Soria obtuvo del Papa Sixto V indulgencias para la realización de las nueve misas de aguinaldo en los días anteriores a la Navidad.

Para facilitar la labor de evangelización, los frailes realizaban representaciones del peregrinar de José y la Virgen María a su salida de Nazaret en camino a Belén y del nacimiento de Jesucristo, poco a poco estas representaciones se conformaron de nueve posadas.

¿QUÉ REPRESENTA LA PIÑATA DE SIETE PICOS?

Dentro de las posadas se acostumbra romper una piñata de siete picos, cada uno de ellos representa uno de los pecados capitales.

De acuerdo a la tradición católica, la piñata debe ser elaborada con colores vivos y oropel, pues se supone que seduce al alma del inocente para incitarla a pecar.

La persona que golpee la piñata debe tener los ojos vendados debido a que representa al creyente que con la virtud de la fe podrá vencer al pecado y finalmente, la piñata debe llevar frutas o dulces porque estos representan la bondad de Dios que recompensa al alma del pecador por haber vencido al pecado.

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