Yadira Hernández / El Sol de Tampico
La baja actividad de las rutas de transporte público desde hace cinco años, ha inhibido las ventas de los locatarios de la Central de Abastos del municipio de Altamira hasta en un 50 por ciento.
Los locatarios han tomado medidas como el cierre de sus negocios, ante las pocas ventas que registran en los últimos años.
El presidente de la Unión de Locatarios de la Central de Abastos del municipio, David Durán Carmona, mencionó que hasta el momento no se ha planteado la reactivación de alguna otra ruta de transporte público, lo que facilitaría que la población pueda acudir a realizar sus compras al mercado.
“Actualmente la población ni conoce la Central de Abastos al ser uno de los más grandes de la zona sur, por la falta de transporte público que nos está generando muchas afectaciones”, añadió.
Los locatarios exigen la reactivación de al menos tres rutas de transporte público para cada municipio, lo que favorecería para que no cierren más locales.
Mencionó que desde hace cinco años dejaron de contar con las dos únicas rutas que circulaban por el libramiento hasta llegar a la Central de Abastos.
“Solo contábamos con dos rutas de transporte público Bosque y Revolución Verde, pero actualmente desapareció, no contamos con ninguna ruta de transporte público, ni de Tampico, Madero y Altamira. Desafortunadamente no existe la manera de que la gente tenga el acceso para venir hacer sus compras”, dijo.
Durán Carmona mencionó que actualmente el proyecto de la Central de Abastos se ha convertido en un “elefante blanco”, al ser una obra en abandono por la poca difusión aunado a la falta de rutas.
Señaló que al menos 600 familias dependen del mercado, por lo que el cierre de más locales afectará la comercialización del mercado.
“El Municipio de Altamira jamás ha reactivado alguna ruta de transporte para que los altamirenses puedan venir a hacer sus compras, al ser una central de mayor acceso, y desafortunadamente se ha convertido en un elefante blanco”, mencionó.
La falta de transporte público ha provocado el cierre de locales en la central de abastos en Altamira y los pocos comercios que han permanecido generan bajas ventas hasta del 50 por ciento.