Cientos de refugiados ucranianos, tristes y al mismo tiempo esperanzados en un 2023 victorioso, celebraron en un teatro contemporáneo de Varsovia su primera Navidad ortodoxa desde que huyeron de la invasión rusa.
Reunidos en el Nowy Teatr, un antiguo taller de reparación de camiones transformado en teatro, estos refugiados figuran entre los aproximadamente 1.5 millones de ucranianos instalados en Polonia desde el inicio de la guerra el 24 de febrero de 2022, el número más elevado de todos los países de acogida.
La mayoría de los presentes son mujeres, y lamentan estar lejos de sus maridos e hijos en estas fechas, pues los hombres ucranianos en edad de ser reclutados no tienen derecho a salir del país.
«¿Cómo quiere que nos sintamos?», solloza Svitlana Borisova, peluquera que abandonó Ucrania en los primeros días de la guerra con sus dos hijos de 3 y 6 años, pero tuvo que dejar atrás al mayor de 21 años.
Olena Sigitova, que vino a la celebración con su hija de 10 años, Daryna, confiesa: «Nos sentimos tristes pero aquí hay nuevos amigos, nuevas oportunidades».