Patricia Azuara
Seis meses pasaron desde que misteriosamente desapareció el cuerpo de la bebé de Evelyn Yamilé Rangel Gallegos, de una de las gavetas del anfiteatro del Hospital General de Ciudad Victoria.
Lo más lamentable es que este hecho destapó una serie de negligencias, omisiones e ilegalidades que se cometen en el nosocomio con el manejo de cadáveres y restos humanos.
Y es que Evelyn no fue la única víctima por el mismo motivo. El día que nació su pequeña sin vida, a otra madre le practicaron un legrado de seis meses de gestación, cuyo cuerpo también desapareció.
QUE LA HISTORIA YA NO SE REPITA: EVELYN
Sentada en uno de los muebles de la oficina de su defensa, Evelyn tomó un pedazo papel y se limpia las lágrimas. No puede contener el llanto, y a ratos ni siquiera puede hablar.
Mueve sus pies constantemente y entrelaza sus manos. Agacha su cabeza y se muerde los labios.
Está visiblemente mal y cansada del sistema de justicia, que en Tamaulipas imparte todo, menos justicia.
¿Qué fue lo que realmente pasó aquel día? Se pregunta una y otra vez, y no logra encontrar respuestas.
Y parece que solo a los suyos les duele, porque a las autoridades les urge darle carpetazo al caso, que ya tuvo impacto nacional.
Fue el 12 de julio cuando Evelyn acudió al Hospital General de Ciudad Victoria para dar a luz a su hija, a los ocho meses de gestación. Por complicaciones en su salud y durante el parto su pequeña perdió la batalla en el vientre y nació sin vida.
Evelyn tomó el cuerpo de su hija y constató que su corazón se detuvo al momento de nacer, recordó con dolor.
No para de llorar durante los 35 minutos de la entrevista que otorgó de manera exclusiva a El Diario de Ciudad Victoria.
Con ayuda de su padre, preparó los servicios funerarios, la carroza, y el traje que le había comprado para el día de su nacimiento.
Pero misteriosamente los restos desaparecieron y sin explicación alguna la dieron de alta un par de días después.
Largos días se apostó al exterior del hospital para exigir que le devolvieran el cuerpo, y darle así cristiana sepultura. “Oídos sordos” desde la dirección, que entonces encabezaba, Héctor Díaz Guzmán y las trabajadoras sociales, encargadas de velar por sus derechos, tampoco decían nada.
Con su dolor a cuestas y suma desesperación Evelyn llamó a los medios de comunicación para solicitar el apoyo.
Y fue entonces, cuando el caso salió a la luz pública, que entró la Fiscalía General de Justicia del Estado a investigarlo.
INCOMPETENCIA DE AUTORIDADES
Ante la incompetencia de la institución, el delito se turnó a la Fiscalía Especializada en la Investigación de Delitos Contra Niñas, Niños, Adolescentes y delitos contra las Mujeres por razón de género (FENNAM), coordinada por Manuel Rodríguez, y ahí comenzó la fabricación de una historia, muy alejada de la realidad.
Agentes de la FENNAM acudieron en dos ocasiones a revisar las gavetas del anfiteatro, y constataron que no se encontraban los restos de Karyme, así le llamó Evelyn a su hija.
“Mágicamente”, en una tercera revisión y con la prensa encima del caso, apareció un “obito acortonado”, que destapó la cloaca.
Evelyn no fue la única víctima de las negligencias del hospital. Lidia Abigail es la segunda madre que también fue objeto del mismo delito, el cuerpo de su bebé se extravió.
A Lidia Abigail presuntamente le dieron la niña de Evelyn, y según las investigaciones, el otro óbito corresponde a su hijo de seis meses.
Una prima de Lidia Abigail fue la encargada de recoger los restos y cremarlos. Ahora de las cenizas se solicitó una prueba de ADN para constatar que en realidad se trata de la hija de Evelyn, en tanto ella rechaza la versión.
NO HAY RESULTADOS
Desde hace cuatro meses esperan los estudios forenses que arrojaran las pruebas de ADN de las cenizas, sin embargo, pese a la insistencia de la defensa, poco se puede lograr.
De 33 involucrados, resultaron tres imputados que aún no tienen sentencia y en tanto continúan en su lugar laboral.
Pero, ¿en realidad ellos son los responsables del delito?, es la pregunta. Y es que a decir de los propios señalados, desde la dirección los obligaron a encubrir al entonces director, Héctor Díaz Guzmán. Uno de ellos ni siquiera estuvo el día del suceso.
Pero hay una pieza clave para conocer la verdad y que se haga justicia, el camillero que transportó el cuerpo de la bebé, Eduardo Hernández Reyes, que la FENNAM se niega a investigar, al argumentar que las entrevistas hechas fueron suficientes.
“El señor Julio (uno de los imputados) me dijo, a nosotros nos mandaron hablar para que protegiéramos al director. Yo no estuve cuando pasó eso, me dijo, ya cuando me di cuenta, ya me tenían imputado y ya no pude hacer nada, eso me aseguró el señor Julio”.
En aquel momento, Díaz Guzmán mandó hablar a Evelyn, con la condición de que acudiera sola, pero de ese acercamiento nada paso, “yo pensé que me diría algo que calmara mi dolor, pero no pasó nada, ahí estaba sentado, sin preocupación alguna”.
KARIME
Karime nació de 42 centímetros y pesó dos kilos 300 gramos. “Yo la cargué, yo la vi, la toqué, me dijeron que ahí la iban a tener, que el día que me dieran de alta me la iban a dar. Yo se las entregué confiando, y hoy no sé nada”.
Un total de mil 173 hojas de una investigación sucia, llena de inconsistencias, falsa, y que deja al descubierto la corrupción que impera desde los órganos encargados de impartir justicia.
Hoy la madre de la pequeña Karime clama compasión, pero la justicia fue rebasada por la indolencia de las autoridades que compraron conciencias, sembraron pruebas, manipularon evidencias e incluso obligaron a los empleados a rendir declaraciones falsas.
Y mientras Evelyn llora desesperada, el caso está prácticamente en el olvido en una Fiscalía que en teoría fue creada para defender a la mujer, pero que es encabezada por un hombre que lejos de protegerlas, las revictimiza y lacera más sus derechos.
Desde este espacio, Evelyn solicitó una audiencia con el gobernador Américo Villarreal Anaya para que conozca el caso y le otorgue el apoyo que el gobierno pasado le negó.
Y es que al día de hoy, Evelyn costea sus gastos psicológicos y legales, ya que desde las instituciones ni siquiera le otorgaron una terapia que le ayude a resarcir el daño que el propio hospital le provocó.