diciembre 14, 2024
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enero 19, 2023 | 720 vistas

Patricia Azuara.-

Cd. Victoria, Tam.-
Con apenas 19 años, Uriel Báez Tovar, mejor conocido como “El chavo de los churros”, es un joven emprendedor que recorre calles y edificios gubernamentales para apoyar el sustento de su familia.

Todos los días se despierta en punto de las siete de la mañana para preparar este delicioso y tradicional postre, que acompaña al café mañanero, o al delicioso chocolate caliente que se acostumbra en las tardes de invierno.

Es el menor de cuatro hermanos, y el único varón. A la edad de 14 años aprendió este noble negocio, que es la principal fuente de ingresos de su familia, desde hace cuatro décadas.

Uriel es la tercera generación, y junto a sus tres hermanas ofrecen los churros por diferentes zonas de la ciudad. A él le toca el centro, recorre edificios gubernamentales y comercios del primer cuadro de la ciudad.

“Yo soy la tercera generación, cuando yo empecé lo hice con miedo, porque dije a lo mejor no me quedan, con el apoyo de mi papá aprendí, es un orgullo tener a mi papá, diciéndome aún lo que por muchos años él hizo y le dejó frutos”.

EL RECORRIDO

“El Chavo de los Churros” llega por las mañanas a  Presidencia Municipal, Obras Públicas, Catastro, Desarrollo Urbano, Palacio de Gobierno, y otras dependencias, donde ya lo conocen y lo aprecian.

Su abuelo, Alejando Meléndez Moreno, compró la receta de los churros en el año 1984, cuando él ni siquiera había nacido, recordó. Los conocimientos fueron transmitidos a su padre Dionisio Báez Corona, quien junto a su mamá vendieron durante muchos años en la plaza principal.

Al crecer, sus tres hermanas siguieron los pasos de sus padres y comenzaron el negocio, mientras Uriel iba a la escuela. Pero antes de terminar la secundaria decidió iniciar con su emprendimiento.

Fue así como inició. Vendía su canasto de churros, mientras continuaba con sus estudios. Pero cuando ingresó a la preparatoria, seguir en ambas actividades se complicó, por lo que decidió dejar la escuela.

“Le agarré el amor al negocio, aparte llevarlo a cabo es muy satisfactorio, porque es a lo que mi abuelo y mi papá se dedicaban y eso me tiene orgulloso de mi, de lo que soy y lo que he logrado”.

CREA FAMA

Desde los 14 años, Uriel es autosuficiente y además colabora con los gastos de su hogar. Hace cinco años que no molesta a sus padres, ni para lo indispensable.

Alrededor de las once de mañana, ya terminó de preparar por lo menos cien churros, aunque en temporada alta, vende hasta el triple. Una vez que los coloca en el canasto, sale rumbo a las oficinas gubernamentales, donde ya lo esperan sus clientes.

Pero, como es sabido, Ciudad Victoria es un lugar de altas temperaturas, por lo que solamente cuatro meses al año el negocio es redituable, y aprovecha la temporada para comercializar lo que tanto ama elaborar.

El resto del año, Uriel vende aguas frescas de sabores, pero además tiene conocimientos de electricidad, carpintería, plomería y electricidad.

“Aprendí a hacer de todo, porque cuando no hay de una cosa, hay de otra, aquí la finalidad es trabajar y generar lo que se necesita para vivir. He hecho de todo, un tiempo estuve de ayudante de albañil en el día y así cansado en la noche me iba a descargar tráileres de frutas”.

‘LUCHEN POR SUS SUEÑOS’

A sus 19 años, Uriel se siente orgulloso de lo que es y lo que logra día con día, y desde este espacio, exhortó a los jóvenes, como él, a que luchen por sus sueños y eviten irse por los caminos incorrectos.

“En ocasiones es pesado, pero son más las ganas de salir adelante y echarle ganas a la vida, que hago lo que sea necesario. Ahorita, aparte de los churros, tengo un negocio de aguas frescas en la colonia Casas Blancas”.

En infinidad de ocasiones le han preguntado si se siente avergonzado por lo que hace, a lo que siempre responde.

“Yo me siento muy orgulloso, no me siento avergonzado de lo que soy y lo que hago. A las personas que buscan el camino fácil, yo les digo que deben quererse un poco, y verle otro lado a la vida”.

CHURROS ENDULZADOS CON LA LUCHA Y EL TRABAJO

Uriel, además de preparar con sus propias manos los churros, también se esmera en su aspecto, por lo que siempre está limpio y bien vestido, porque, aseguró, el aspecto siempre cuenta, y es parte de dar un buen servicio.

El joven es querido y reconocido por muchas autoridades y trabajadores de las oficinas gubernamentales, a las que todos los días les lleva un “dulce momento” para disfrutar, en las escasas mañanas frías que se registran en Ciudad Victoria.

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