diciembre 12, 2024
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enero 26, 2023 | 348 vistas

Patricia Azuara.-

El 2011 no se olvida. Las une el dolor y la esperanza. Sobreviven con la fe a cuestas, y de entre ese martirio sacan fuerzas para levantarse cada mañana y seguir.

A ratos se quebrantan, lloran constantemente, pero nada las detiene, porque están seguras que un día la vida les permitirá abrazar nuevamente a sus hijos.

El 2011 fue el año que las marcó, cuando la violencia en Tamaulipas trastocó a miles de familias. Los secuestros y desapariciones forzadas eran delitos que se cometían a diario, y no hubo autoridad que detuviera la masacre.

Ríos de sangre corrían por las calles, la gente temerosa, en ocasiones no podía ni salir de su casa, municipios y comunidades enteras migraron, carreteras desoladas y los ruegos de aquellos que fueron víctimas de la inseguridad, era la constante, en esa época. Violencia que una década después, no cesa.

Gabriela Rodríguez, María Natividad Banda Hernández y Cirila Maldonado Vázquez son solo tres de las cientos de madres que integran el Colectivo “Familiares y Amigos de Desaparecidos”. Hoy suplican por ser escuchados, y se enfrentan a una autoridad indolente, que las mantiene en el olvido.

 

HISTORIAS

Fue el primero de septiembre del 2011 cuando “levantaron”, a plena luz del día, a Frida, la hija de Gabriela Rodríguez. Tenía apenas 15 años, y salió al parque con su primo. Se llevaron a ambos, y un grupo de amigos de la plaza de una colonia de la Capital del Estado. “¿Dónde está?, si tiene hambre, que le den un plato de comida, por favor”, suplicó la madre, mientras se limpiaba las lágrimas.

A Frida la recuerda como una niña alegre, estudiosa, que amaba la música y bailar. Como toda adolescente le encantaban las pizzas y los dulces.

Gabriela no se cansa de ir a la Fiscalía General del Estado a ver los avances del caso, pero ahí nada le resuelven. En Tamaulipas no hay justicia, lamentó.

“Para mí las leyes del gobierno no existen, no nos han dado apoyo de nada. Es muy triste que, además, te digan ellos mismos: ‘Ya no busquen o les puede pasar lo mismo’”.

A Isidro Zurita se lo llevaron descalzo y sin camisa, con otros miembros de la familia, recordó su madre, María Natividad Banda Hernández, quien lo buscó durante años, día y noche, sin descanso, hasta que un día el miedo la hizo claudicar.

CON UN NUDO EN LA GARGANTA

Isidro tenía 32 años cuando un grupo armando entró a su casa y lo secuestraron, dejó tres hijos. Estaba comiendo asado, frijoles del jarro y tostadas, dijo en entrevista para El Diario de Ciudad Victoria, su madre.

Natividad vende gorditas y todos los días le pide a Dios volver a ver a su hijo, “la fe y la esperanza, nunca mueren”. En aquel entonces pagaron un rescate de 70 mil pesos que juntaron entre sus familiares, pero de su hijo, no se supo nada más.

“Mucha gente me dice, ya no lo busques, pero eso jamás pasará, a mí no me han entregado un cuerpo, no tengo dónde llorarle, así es que yo no dejo de pensar que está vivo”.

El 26 de agosto de 2011, unos desconocidos levantaron a José Aureliano Pérez, estaba en su taller cuando llegaron y se lo llevaron, recordó su madre, Cirila Maldonado Vázquez, quien exigió a las autoridades que encuentren con vida a su hijo.

Eran las cinco de la tarde cuando ocurrió el lamentable suceso, que la marcó de por vida. No contiene las lágrimas al momento de la entrevista.

Cirila, como el resto de las madres, pide todos los días a la vida que le permitan darle un abrazo más a su hijo, que dejó dos hijos, que ya son adolescentes.

ACTIVISTA ESTÁ AMENAZADO;

SE NIEGAN DARLE PROTECCIÓN

Rubén Pérez Riestra es hermano de Guillermo Gutiérrez Riestra, fundador del colectivo, quien murió el año pasado en espera de encontrar a su hija.

Rubén tomó el liderazgo de la agrupación y hoy continúa con la lucha.

En entrevista reveló que está amenazado y teme por su vida. Pese a que solicitó protección, la autoridad no se la otorga.

“Desde que se llevaron a su hija, mi hermano inició una peregrinación a favor de las víctimas. Hace 12 años se conformó el Colectivo “Familiares y amigos de Desaparecidos”.

“Amigos y Familiares de Desaparecidos” se creó para sensibilizar y erradicar el principal problema que enfrentan las víctimas: la indiferencia y la simulación.

Rubén Pérez Riestra afirmó que las autoridades fallan desde las estrategias y operativos para las búsquedas con vida, “porque lo que requerimos nosotros es búsquedas en vida”.

“Ellos (autoridades) se han ‘preocupado’ en buscar osamentas. La obligación que tienen con nosotros es buscar a nuestros desaparecidos”.

A pesar de apoyar al gobierno en turno, nuevamente padecen la indiferencia, y el gobierno del cambio también ignora sus peticiones.

“No quiero ser pesimista, pero sí hemos tenido nuevamente esa indiferencia con nosotros”. Agradeció el apoyo de El Diario de Ciudad Victoria por el interés de mostrar la realidad que viven los colectivos.

EN PIE DE LUCHA

Recordó que están en pie de lucha y pidió al Estado les otorguen las herramientas necesarias para buscar a los desaparecidos.

Aseguró que hoy en día la realidad es la misma de siempre, esa que se vive desde el 2010, cuando los grupos delictivos y el crimen se apoderaron del país, “pero es opacada para no salir a la luz pública”.

Las autoridades mencionan cifras como si fuera un trofeo, remarcó, “pero aquí estamos nosotros, nosotros somos las víctimas y a ninguno de nuestros desaparecidos han encontrado”.

Acentuó que cuando se encuentra alguna osamenta o restos óseos es gracias al trabajo de los colectivos y aun así tienen limitaciones para realizar esta invaluable labor.

“Nosotros somos los que hacemos el trabajo y nos limitan, nos dicen, es un delito que tú estés sacando osamentas, lejos de ayudarnos nos asustan y no nos dejan trabajar”.

Es terrible el monstruo de indiferencia de las autoridades, así lo describió Pérez Riestra.

“Pocas veces tocan el tema, y si lo hacen, hacen como que trabajan, sigue la simulación con nosotros, necesitamos la participación real de los tres poderes del Gobierno”.

PELIGRO CONSTANTE

Es un peligro constante el hecho de estar al frente de un colectivo, remarcó, al recordar el caso de la activista Miriam Hernández, quien fue ejecutada afuera de su casa. Hoy, él también está amenazado, y se niegan a otorgarle garantías.

“Ella (Miriam) solicitó las medidas de seguridad, como yo las solicité en su momento. El año pasado solicité las medidas de seguridad con el gobierno anterior, y ahora con el actual. No me dicen que no, pero no se me han dado las garantías, y las medidas de seguridad”.

“Que es un peligro constante, sí lo es, pero como decía mi hermano, alguien lo tiene que hacer. Y Derechos Humanos, ni son derechos, ni son humanos, tampoco me ayudan, ya lo hice por oficio, lo peor es que es una persona de Gobierno del Estado, que no quiero revelar el nombre”.

Dio a conocer que hay más de dos mil fragmentos, porque la Fiscalía General del Estado no le da un correcto seguimiento y la agilidad al proceso para identificar y cotejar los restos con las muestras de ADN.

Reveló que en los municipios de la frontera es donde más osamentas se han encontrado.

“Son cifras incalculables de desaparecidos, nosotros con palas, picos y fuerza salimos a la calle. Urge una iniciativa de ley para favorecer a las víctimas y colectivos”.

Pidió al Congreso del Estado que sean los colectivos quienes elijan al Comisionado de Victimas, porque de lo contrario, es un puesto político más, que vuelve a caer en la indolencia y la simulación.

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