Transporte Escolar

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Ana Medina.
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Ana Medina

Antaño la mayoría de nosotros caminábamos a la escuela o de vuelta de ella a la casa, algunos de mis mejores recuerdos son así, y también en los paseos en el transporte escolar, banana, camión, bus, o como sea que le llamaran.

Sin embargo, conforme ha ido cambiando la cultura, la sociedad y la seguridad (o inseguridad) este transporte escolar también se ha ido transformando. La verdad es que desde hace algunos años son pocos los niños, niñas y jóvenes que no caminan a su escuela y que si lo hacen van acompañados de algún padre o tutor; es una triste y lamentable realidad, pero es lo que hay.

Este tema llama mi atención sobre todo esta semana debido a los constantes problemas que he visto en las noticias entre Uber y Taxis en distintas ciudades turísticas del país. Porque, aunque Ciudad Victoria sea para algunos la capital del mundo, honestamente es poco turística como para tener estos problemas, sin embargo, sí fue notorio el aumento en transporte privado durante la pandemia.

En las escuelas el regreso a clases se dio gradualmente y los padres se adaptaron a las necesidades de movilización; me comentaba una alumna de posgrado el otro día que en su comunidad rural algunos alumnos van a la escuela manejando su coche, lo que no sería extraño de no estar en una telesecundaria (donde las edades de los alumnos van de los 12 a los 16 años), y aunque si bien es cierto la edad para aprender a manejar depende enteramente de los padres también es una enorme responsabilidad para la escuela.

En cuanto a las comunidades urbanas, después de la pandemia muchos de los padres de familia que utilizaban trasporte público para ir a las escuelas decidieron que era más seguro recurrir a los servicios de Uber y DiDi al regreso de sus hijos a las aulas, como parte de las medidas de prevención al contagio que al parecer sigue y seguirá.

Pero la verdad no resulta económicamente viable para todos. En las mañanas es muy ilustrativo ver motocicletas, bicicletas y una gran cantidad de coches de todo tipo y modelo hacer filas para dejar a sus hijos en la puerta de las escuelas, aunque eso genere un gran impacto en tiempo y sobre todo en contaminación.

¿Si todas las escuelas tuvieran la posibilidad de tener un transporte escolar se reducirían las filas, la huella de carbono, el ruido y el tiempo de entrada y salida de las escuelas?

Quizás es una pregunta muy utópica. Pero como todo en nuestro maravilloso sistema educativo, no tiene una respuesta única ni exacta ¿Qué piensan ustedes?

Hay comunidades donde un transporte es indispensable porque la escuela se encuentra a varios kilómetros de distancia y brinda atención a tres, cuatro o cinco localidades diferentes. Hay sistemas donde el transporte es indispensable porque los alumnos tienen dificultades de movilidad por condiciones físicas o de discapacidad. Hay espacios donde el transporte escolar debería ser una prioridad por la cantidad de alumnos que manejan.

Sin embargo, no creo que este tema sea prioritario, mucho menos cuando hablamos de educación básica, aunque no entiendo por qué no.

Aunque entiendo que en educación hay una gran cantidad de problemas por resolver antes de intentar atender el transporte de nuestros alumnos esta semana, en la conmemoración del día mundial de la Educación Ambiental que se celebra desde hace dos décadas se planteo la necesidad de crear conciencia y brindar oportunidades necesarias para contribuir a disminuir el deterioro del planeta.

Como parte de estos eventos la Secretaría de Desarrollo Urbano y escuelas de varios y múltiples niveles educativos plantearon acciones sobre la reducción de la basura, reciclaje y reutilización, cuidado de la energía, planteando la idea de que, aunque no es mi basura si es mi planeta… todos estos temas siempre han estado presentes en la enseñanza de nuestros alumnos, dentro y fuera del currículo.

¿Qué más podemos hacer al respecto?

Aunque no me imagino a los niños de primer grado de primaria viajando en un transporte escolar, y muchísimo menos a los de preescolar (por cultura, y mi latina sobreprotectora), no creo que sería tan difícil si tuviéramos el recurso. Se vale soñar profes, empecemos a poner nuestro granito de arena desde nuestras trincheras, no todo tiene que caer del cielo… ¿o sí?