Claudia Velázquez / Contacto
Los migrantes que se encuentran varados en el borde del río Bravo, a la espera de su trámite de asilo humanitario con los Estados Unidos, han pasado noches muy frías, ya que durante la madrugada de este miércoles y jueves el termómetro llegó a los tres grados con una sensación de un grado bajo cero.
Nelson Rangel, de origen venezolano, expresó que para tratar de mitigar el intenso frío ellos colocan plástico o bolsas negras de las gruesas a sus casas de campaña y también cartón por dentro, y tratan de cubrirse con todas las cobijas que tienen.
“Aunque en nuestro país también hace frío, no es igual de intenso como el de aquí, por eso es que lo resentimos más, además de que estamos al aire libre, no es lo mismo nuestras casitas de hule que una casa normal”, añadió.
Señaló que tratan de que los niños no salgan de sus casas, para evitar que se enfermen, pero también se aburren y quieren salir, por ello tratan de protegerlos bien del frío porque luego es peor si se enferman, señalan.
Y como también tienen que trabajar, para sacar algo de dinero y comprar comida, este jueves instaló su puesto de venta de café para los migrantes que se encuentran en este mismo sitio, ya que por el momento solo se antoja comer algo calientito.
El migrante venezolano concluyó que varias asociaciones fueron a llevarles cobijas y comida caliente para ayudarles en estos días en que la temperatura estará baja, ya que serán por lo menos tres días fríos.
