diciembre 11, 2024
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febrero 8, 2023 | 144 vistas

La edad media de un coche en el desguace ronda los 14 años, mientras que la edad media de los vehículos en circulación se acerca más a los ocho años.

Pero no te preocupes, hay algunas medidas sencillas que puedes tomar para que tu motor tenga las máximas posibilidades de alcanzar sus años dorados.

1. Mantén la batería de tu coche

Si no utilizas tu coche durante largos periodos de tiempo, la batería se degradará y se descargará.

Considera la posibilidad de utilizar un cargador de carga lenta si dejas el coche en el garaje durante mucho tiempo o un acondicionador de baterías si parece que tiene menos carga de lo normal.

Si la batería se agota, tener que arrancar el coche con un puente supone un esfuerzo adicional para la batería y puede dañar el sistema de gestión del motor y otros componentes electrónicos delicados: un doble golpe de mayor desgaste.

Para cuidar tu batería sin un cargador de goteo, debes intentar conducir tu coche al menos una vez a la semana si es posible, sobre todo en invierno.

2. Cambia los filtros con regularidad

El filtro de aceite y el filtro de aire de tu coche se obstruyen con el tiempo, por lo que es importante renovarlos con regularidad.

Deben cambiarse como parte de la revisión programada del coche, pero ambas tareas son relativamente sencillas, sobre todo el cambio del filtro de aire, así que puedes intentarlo tú mismo y ahorrar dinero en el proceso. Incluso puedes contratar los servicios de un mecánico ambulante para que lo haga desde la comodidad de tu casa.

También puedes prolongar la vida útil del filtro de aire lavándolo. Consulta el manual de instrucciones para saber cómo limpiar y cambiar el filtro, y asegúrate de utilizar piezas originales. Los filtros baratos y de mala calidad pueden dañar el motor a largo plazo.

3. Conduce con suavidad… la mayor parte del tiempo

Conducir con «simpatía mecánica» es algo que debes practicar en todo momento. Eso significa utilizar los mandos de tu coche entendiendo cómo funciona.

Si lo haces, reducirás el desgaste de los componentes y conseguirás que el combustible te rinda más. Cosas tan sencillas como utilizar el volante, la caja de cambios y los pedales con suavidad son fundamentales, así como mirar hacia delante para reducir la necesidad de frenazos bruscos.

Dicho esto, si nunca aceleras a fondo el motor, pueden acumularse depósitos de carbonilla que ensuciarán las válvulas, el colector de admisión y otras piezas, reduciendo la eficiencia y pudiendo provocar fallos de encendido.

Por lo tanto, debes dejar que el motor llegue al límite de revoluciones al menos una vez cada varios cientos de kilómetros, pero sólo cuando el aceite esté caliente y circules por una carretera tranquila.

Los coches diésel también pueden tener problemas de obstrucción de los filtros de partículas diésel (DPF), diseñados para atrapar las emisiones nocivas de los gases de escape.

Una salida larga por autopista una vez al mes ayudará a limpiarlos.

4. Utiliza el aire acondicionado

Utilízalo o piérdelo» es una frase que podría aplicarse al aire acondicionado.

Los sistemas de aire acondicionado pierden inevitablemente gas refrigerante con el tiempo, sobre todo si no se utilizan con regularidad.

Si dejas el aire acondicionado apagado, puede que ahorres combustible, pero podrías acabar pagando una factura por la regasificación del aire acondicionado (suele costar unos 50 euros y se puede adquirir en la mayoría de talleres y centros de reparación rápida).

Y sí, eso también significa dejar que las rejillas de ventilación soplen frías de vez en cuando en invierno.

5. Cambia las bujías y los cables

Como los coches son cada vez más complicados, es comprensible que los conductores se sientan menos inclinados a realizar ellos mismos las revisiones.

Sin embargo, sustituir las bujías y los cables de alta tensión es otra tarea sencilla que puedes hacer tú mismo para optimizar el rendimiento de tu motor.

Ten en cuenta que siempre debes consultar antes el manual del vehículo y respetar el calendario de revisiones como nos recomiendan desde https://experienciausa.net, esto puede ahorrarte mucho tiempo y dinero.

Cuando inspeccione una bujía, compruebe que tiene:

un electrodo y un aislante de color marrón claro
que no haya signos de fusión
que no presente signos de desgaste o depósitos.
Una bujía en mal estado puede indicar desgaste por el paso del tiempo y que es necesario sustituirla, o puede ser un indicio del estado del motor.

Si la bujía es relativamente nueva y ha desarrollado un espacio significativo entre el electrodo y el aislador, entonces podría ser una indicación de que el motor está rindiendo por debajo de lo esperado. En ese caso, consulte a su taller.

Si los cables tienen grietas o muestran signos de gran desgaste, deben sustituirse. Le recomendamos que acuda a un taller de confianza, aunque si tiene experiencia y se siente seguro, puede hacerlo usted mismo siempre que siga las instrucciones del manual de su vehículo.

Este punto no se aplica a los coches diésel, ya que no utilizan bujías.

6. Rellenar líquidos regularmente

Los líquidos son la savia de tu coche y no reponerlos puede tener consecuencias nefastas.

Comprueba el aceite del motor una vez cada quince días abriendo el capó (con el coche en el suelo) y retirando la varilla. Límpiala con un trapo y luego sumérgela.

Al volver a sacarla, el nivel de aceite debe estar entre las marcas de mínimo y máximo, y ser de color marrón amarillento claro si tu coche tiene motor de gasolina.

El aceite oscuro y sucio debe sustituirse. Sin embargo, el aceite de los motores diésel acumula hollín como parte del proceso normal de combustión, por lo que el aceite de color oscuro no es motivo de alarma en un coche diésel.

Otras áreas que debes revisar cada quince días son el depósito de refrigerante, que debes rellenar con un 50% de agua destilada y un 50% de anticongelante, y la botella del limpiaparabrisas.

No caigas en la tentación de utilizar detergente líquido, ya que contiene sal y otros aditivos que pueden dañar la pintura.

7. Comprueba los neumáticos

Los neumáticos son sin duda el elemento de seguridad más importante de tu coche y no exageramos si decimos que revisarlos con regularidad (una vez a la semana, aproximadamente) puede salvarte la vida, si no conoces ninguna te recomendamos como encontrar las mejores llanteras cerca de mi ubicación actual para solucionar este punto.

Los neumáticos poco inflados también aumentan el consumo de combustible, así que manténgalos a la presión recomendada en el manual de su coche para ahorrar dinero.

Recuerda que la presión de los neumáticos delanteros y traseros puede ser diferente. Algunos expertos recomiendan rotar los neumáticos (es decir, cambiar los delanteros por los traseros y viceversa) para igualar el desgaste y prolongar su vida útil.

Sin embargo, en aras de la seguridad, recomendamos utilizar los neumáticos menos gastados en el eje trasero, ya que la pérdida de adherencia delantera (subviraje) es mucho más fácil de gestionar que un deslizamiento trasero (sobreviraje).

8. Cumpla el programa de mantenimiento

Las revisiones periódicas son vitales para mantener el coche en perfectas condiciones y prolongar su vida útil.

Los intervalos de mantenimiento se basan en el tiempo o los kilómetros recorridos: una vez al año o cada 10.000 kilómetros, por ejemplo.

Consulta el manual para saber cuándo tienes que revisar tu coche y qué trabajos requiere.

Muchos coches modernos tienen luces de advertencia en el salpicadero para avisarte de cuándo es necesario realizar el mantenimiento.

A grandes rasgos, debes prever una revisión «menor» una vez al año y una «mayor» cada dos o tres años.

Una revisión menor incluye cambiar el aceite y el filtro de aceite, y sustituir otros líquidos si es necesario.

Según el coche y el kilometraje, una revisión general puede incluir también la sustitución del filtro de aire, las bujías y el cinturón de seguridad.

El número de tareas incluidas incluso en una revisión menor es numeroso, pero todas deben incluir comprobaciones de fugas de aceite y líquidos, presión y estado de los neumáticos, emisiones de escape excesivas, desgaste de los frenos y funcionamiento correcto de la dirección, la caja de cambios, el embrague, la suspensión, las luces, los limpiaparabrisas y el claxon.

9. Manténgalo cubierto

Muchos de nosotros tenemos garaje, pero ¿cuántos lo utilizamos realmente? Vale, lo diremos de otro modo: ¿cuántos guardan realmente un coche en él?

A medida que los coches se hacen más grandes y resistentes a la corrosión, la mayoría se dejan en la entrada o en la carretera, y el garaje se convierte en una extensión del desván o del cobertizo del jardín.

Considere esta excusa para hacer limpieza. Aparcar el coche en un garaje lo mantiene seco, limpio y seguro, reduciendo los riesgos de daños accidentales, vandalismo y robo.

Incluso puede reducir la prima del seguro del coche. Si no dispone de garaje, considere la posibilidad de adquirir una cubierta de alta calidad, sobre todo si deja el coche aparcado mucho tiempo.

10. Mantén el peso bajo

Los fabricantes de automóviles buscan constantemente formas de reducir el peso de sus vehículos para aumentar los kilómetros por litro y cumplir los requisitos de emisiones.

Así que tiene mucho sentido que mantengas el peso de tu coche al mínimo siempre que sea posible.

Llevar peso de más es una forma segura de reducir el consumo de combustible de tu coche. Además, desgastará más los neumáticos, los frenos y la suspensión.

Una solución práctica es retirar del coche todos los objetos innecesarios.

Empieza por los bolsillos de las puertas y la guantera, y busca debajo de los asientos algún juguete o botella de bebida.

En el maletero, saca todo lo que no necesites. Acuérdate de dejar la caja de herramientas, el gato y la llave de las tuercas de las ruedas para casos de emergencia.

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