LONDRES, Reino Unido, febrero 28 (Agencias)
El escritor Roald Dahl es quizá uno de los autores de literatura infantil más populares de la historia. Sus libros se han vendido en más de 300 millones de ejemplares y se han traducido a 63 idiomas.
Obras como “Los Gremlins”, “Matilda” y “Charlie y la Fábrica de Chocolate” han sido adaptadas a películas taquilleras a nivel global. La tristeza, la ira, el acoso escolar, la depresión son temas constantes en su prosa.
Sus obras pueden ser leídas por un niño de diez años o un anciano de 65. Por eso ha calado tanto en la opinión pública la serie de cambios que han hecho en buena parte de la obra literaria de Dahl, quien falleció hace 30 años.
Todo ha sido decisión de la editorial Puffin Books, la empresa The Roald Dahl Story Company, encargada de los derechos del autor y propiedad de Netflix, y la consultora Inclusive Minds; eso sí, se desconocen las razones que los llevaron a censurar las obras.
Ante esto, incluso el Gobierno del Reino Unido ha pedido respetar la obra original de este artista y es que en varios libros de Dahl ya no hay (o se suavizaron) personajes gordos o feos. El bullying también se ha maquillado. Y se han convertido en una versión “más feminista”.
Los hombres de las nubes en “James y el Durazno Gigante” (1961) ya no son hombres: son gente. Las referencias a Rudyard Kipling en “Matilda” (1988) desaparecieron; ahora es Jane Austen. Los zorros en “El súperzorro” (1970) ahora son zorras. Y esos solo son algunos de los más de un centenar de cambios.
Es destacable que estos cambios solo han sido autorizados en inglés, no en español. Sin embargo, dichos cambios muestran una censura que es “particularmente grave”, porque el mismo autor británico se burlaba de la narrativa inocentona de algunos cuentos infantiles.