Patricia Azuara.-
Cd. Victoria, Tam.-
El despertador suena cuando los rayos del sol apenas comienzan a salir; alrededor de las seis de la mañana inicia su pesada rutina diaria.
Se baña, almuerza algo ligero y se cepilla los dientes. Coloca una muda de ropa en una desgastada bolsa de tela y sale “a donde” su vecina, que se dedica a la misma labor.
Vive en la colonia Luis Echeverría, al sur de la Capital del Estado, y transita alrededor de diez kilómetros para llegar al relleno sanitario, que se ubica al otro extremo de la ciudad.
Desde hace 17 años decidió dejar su trabajo de planta en aquella fábrica donde la invadió la monotonía y el aburrimiento para dedicarse a pepenar basura.
María Virginia Portales es una de las casi 40 mujeres que encontraron un sustento en lo que para la mayoría son desechos inservibles.
UNA RUTINA PARA GANARSE LA VIDA
En punto de las 8:00 de la mañana ingresa al basurero municipal de Ciudad Victoria, y recorre las 41 hectáreas en busca de material reciclable o artículos que pueda vender o reutilizar.
Ahí, en ese lugar donde los intensos rayos del sol queman la piel cual fogón a las brasas, y los fétidos olores se impregnan hasta la garganta.
Con los zopilotes rondando encima de ella, y el cansancio que muchas veces invade su cuerpo, no se rinde, y continúa escarbando entre los cerros de desechos.
Cartón, plástico, aluminio y chatarra son los principales materiales que buscan, pero en el camino suelen encontrar cosas reutilizables o que incluso pueden vender.
Ella no se avergüenza de su labor, e incluso aseguró que es muy divertido trabajar en ese lugar, que ya convirtió en su segundo hogar, al lado de sus compañeros, que son su familia.
“Yo duré muchos años trabajando en una fábrica, pero la rutina y la monotonía me aburrió, y mejor me vine a la basura”.
“Aquí no me aburro, es un trabajo divertido, aparte de que no tenemos un horario, o un patrón que nos mande, o que tengamos que seguir unas reglas”.
LA PESADA LABOR DE SER PEPENADORA
Las pepenadoras realizan pesadas labores como el acomodo de cartón, y reducir el tamaño del pet y las latas para facilitar su traslado al centro de reciclaje. Y son mujeres.
María Virginia Portales es madre soltera de dos hijos y hoy su descendencia se extendió y es abuela de tres nietos y otro más que viene en camino, relató a El Diario de Ciudad Victoria.
No, no se avergüenza de su trabajo, tan digno como cualquier otro, dijo. Y sí, si volviera a nacer nuevamente se dedicaría a buscar entre las malolientes bolsas de comida echada a perder o desechos del baño.
“Yo creo que sí, aunque es una labor muy sucia es muy gratificante. Yo ya tengo bastante tiempo aquí, ya nos acostumbramos a todo, al sol, a la lluvia, al frío, sí nos cansamos, pero que más le hacemos”.
A veces el exterior se olvida de que su quehacer es un trabajo tan valioso como cualquier otro, remarcó que su labor es fundamental para luchar contra la aceleración del cambio climático.
EL BASURERO: SU SEGUNDA CASA
Ellos convierten la basura en dinero, alargan el tiempo útil de las cosas y de los basureros y limpian el ambiente. A pesar de su importancia en la sociedad, no se les reconoce, no hay políticas públicas y proyectos que los apoyen y muchas veces se les discrimina y desvaloriza.
“Nos levantamos a las seis de mañana nos venimos a las siete, llegamos aquí a las ocho, venimos de extremo a extremo, desde la Echeverría”.
“Llegamos a las ocho, nos cambiamos de ropa, y ya nos vamos para allá a los montones de la basura y empezamos a sacar la botella, el papel, la chatarra, el aluminio”.
Con un golpe de suerte encuentran algo de más valor, como dinero o hasta joyas. Ropa en buen estado o hasta comestibles sellados y no caducados.
VICKY Y SU FORMA DE VIDA
A Vicky, como la conocen sus compañeros, le encanta su trabajo y disfruta todos los días, pese a las inclemencias del tiempo, que muchas veces desgasta su cuerpo y disminuye su rendimiento, “a veces hace demasiado sol, y sí nos cala”.
Ocho horas pasa diariamente en el relleno sanitario, ahí entre la basura en donde encontró su sustento para vivir, “sí sale, no digo que mucho, pero sí sale para sobrevivir”.
En el Día Internacional de la Mujer, el Diario de Ciudad Victoria hace honor a quien honor merece.
DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER
El 8 de marzo de 1975, en coincidencia con el Año Internacional de la Mujer, las Naciones Unidas conmemoraron por primera ocasión el Día Internacional de la Mujer.
El día de la mujer es una fecha para recordar los años de lucha en pro de la igualdad y la justicia para las mujeres.
A nivel internacional, el reconocimiento de las desigualdades entre mujeres y hombres ha llevado al establecimiento de instrumentos como la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) que refrenda los derechos del sector.
Además, compromete a los países a lograr la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas en aras de honrar a aquellas que han hecho posibles estos avances y para invitar a la reflexión sobre las desigualdades persistentes y el camino que queda por recorrer.
En México las mujeres perciben remuneraciones más bajas que los hombres. Esta brecha es más acentuada en la población en situación de pobreza. Datos del Coneval muestran que las mujeres ganan una quinta parte menos que sus pares, aun cuando posean el mismo nivel educativo.
Datos del Inegi revelan que el valor económico del trabajo no remunerado de los hogares en México superó los 4.6 billones de pesos, lo que equivale al 23.2 por ciento del PIB nacional.
De este valor, el 75.3 por ciento fue generado mediante el trabajo de las mujeres, quienes ocuparon dos mil 27 millones de horas a la semana para tal efecto.
LA DESIGUALDAD
El Coneval dio a conocer que por cada cien hombres ocupados que contaban con los beneficios de la seguridad social por su trabajo, 62 mujeres ocupadas se encontraban en la misma situación, indicador que se ha mantenido constante desde 2010.
La brecha se acentúa entre la población con condición de pobreza, donde por cada cien hombres ocupados que contaban con seguridad social, 49 mujeres ocupadas tenían acceso.
El 22 por ciento de las y los jóvenes entre 15 a 29 años en México no estudian ni trabajan, las mujeres tienen cuatro veces más probabilidades de estar en ese grupo que los hombres, siendo la segunda brecha más alta dentro de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.