diciembre 14, 2024
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marzo 28, 2023 | 559 vistas

Patricia Azuara.-

En el semáforo del Nueve Matamoros, ahí, en el primer cuadro de la ciudad, hay un hombre con espíritu de niño que junto a su guitarra y una imagen de Jesucristo, interpreta alabanzas a cambio de unas monedas.

Rubén Antonio Cortez Lozano, mejor conocido como Toñito, tiene 36 años y aun con sus limitaciones busca salir adelante y ser una persona independiente económicamente.

Toñito tiene Síndrome de Down, pero eso no lo detiene. Todos los días llega a las nueve de la mañana a una de las esquinas de la Plaza del Ocho, entre los carros toma su guitarra y comienza su jornada laboral, que no concluye hasta obtener los recursos que necesita para sus gastos.

De Toñito poco se sabe, los comerciantes de alrededor relataron que siempre llega a pie, al parecer de su casa, que se ubica aproximadamente a tres kilómetros del punto. En días de suerte le dan aventón y en ocasiones hasta comida.

SU COMPAÑÍA

Su guitarra color negra, una pequeña mochila y la imagen de Jesucristo lo acompañan todos los días en su lucha por sobrevivir. Esa lucha que ya se convirtió en una alegre aventura para él, y los vecinos.

Toñito soporta las inclemencias del tiempo, desde los 45 grados centígrados hasta el frío y la lluvia. Los intensos rayos del sol, ya causaron estragos su piel, pero nada lo frena.

Y aunque muchas personas son empáticas ante su necesidad y respetan su esfuerzo y dedicación, muchas otras lo discriminan e incluso lo hostigan con el sonido del claxon e incluso le avientan palabras altisonantes.

En su jornada diaria deambula del Nueve Hidalgo al Nueve Matamoros, cuando ve que la respuesta de la gente es casi nula. Hay días buenos y días malos, pero Toñito no pierde la fe.

Aunque le gusta todo tipo se música, Toñito dedica su tiempo en llevar la palabra de Dios, a través de la música. Poco se le entiende, porque su lenguaje es limitado, algunos conductores se detienen y le regalan una moneda.

SIN TEMOR AL RECHAZO

Toñito es muy alegre, sin temor al rechazo de la gente, pero eso sí, con miedo a los uniformados que llevan a cabo sus rondines en el centro. Si ve una patrulla, inmediatamente se echa a correr.

Hace algunos años, este personaje urbano se ganó el cariño de muchos y el rechazo de otros, cuando con un viejo instrumento se olvidó de las críticas y comenzó a trabajar, a su manera, con sus posibilidades.

Ahí en la esquina, frente a un negocio de pollos, sobre la avenida La Paz, fueron sus inicios. Hoy está en el primer cuadro de la Capital de Tamaulipas, sin descanso. Si lo ves por ahí, detente y regálale por lo menos una sonrisa.

¿QUÉ ES EL SÍNDROME DE DOWN?

El Síndrome de Down es una afección en la que la persona tiene un cromosoma extra. Los cromosomas son pequeños “paquetes” de genes en el organismo. Los bebés con síndrome de Down tienen una copia extra de uno de estos cromosomas: el cromosoma 21.

El Síndrome de Down ocurre aproximadamente en uno de cada 691 nacimientos y la mayor recurrencia de nacimientos con esta condición se da en mujeres que se embarazan después de los 35 años de edad.

Según la Comisión Nacional de Derechos Humanos, las personas con Síndrome de Down tienen tres cromosomas en el par 21 en lugar de los dos que existen habitualmente, conforme a esto podemos encontrar que también se le conoce como trisomía 21.

Algunas características físicas de este síndrome son: la disminución del tono muscular, el rostro plano, los ojos inclinados hacia arriba, las orejas mal formadas, la capacidad de extender las articulaciones más de lo habitual, el gran espacio entre el dedo gordo del pie y los demás dedos, la lengua de gran tamaño respecto a la boca, etcétera.

De acuerdo a datos arrojados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la incidencia estimada del Síndrome de Down a nivel mundial se sitúa entre uno de cada mil y uno de cada mil cien recién nacidos.

Asimismo, es importante destacar que las personas con Síndrome de Down suelen tener diversos problemas de salud.

Sin embargo, los médicos han conseguido mejorar la calidad de vida de las personas con el síndrome. A principios del siglo XX, se esperaba que vivieran menos de diez años. Ahora, cerca del 80 por ciento de los adultos que lo padecen superan la edad de los 50 años.

Es por ello que es importante mejorar el nivel de vida de las personas con síndrome de Down, debido a que los países con bajos ingresos tienen mayor número y prevalencia de personas con discapacidades. Asimismo, la OMS estima que las niñas y niños que tienen alguna discapacidad cuentan con menos oportunidades de ser escolarizados que las y los niños sin discapacidad.

PERSONAS ESPECIALES

Las personas que viven con esta condición o algún tipo de discapacidad también se encuentran desfavorecidas en el ámbito laboral, las tasas de empleabilidad se reducen en un 53 por ciento para hombres con discapacidad, así como 20 por ciento menos probabilidades de conseguir empleo para una mujer con discapacidad. Dentro de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), las tasas de empleo para una persona con discapacidad son de 44 por ciento, un poco más de la mitad que le corresponde a una persona sin discapacidad, que es del 75 por ciento.

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