Agencias.-
Rigo Tovar fue un icono de la música que logró conectar con quien lo escuchara por su peculiar manera de bailar y cantar, que es conocida por todos los mexicanos. Por eso fue uno de los artistas más taquilleros, incluso en una ocasión reunió a 400 mil personas en un solo lugar.
El día de ayer fue su aniversario luctuoso, y en su honor seguimos celebrándolo, recordando su historia y sus canciones. Nacido en Matamoros, Tamaulipas en los cuarentas, Rigoberto Tovar García jamás imaginó lo que impactaría al mercado musical años más tarde, no solo a nivel local sino en todo el país.
Su popularidad creció gracias a su manera de cantar y bailar, donde hacía un salto especial que en alguna ocasión alcanzó el metro y 40 centímetros de altura, aseguran. Con éxitos como “Oh qué gusto de volverte a ver” o “El sirenito”, Tovar conquistó al público hasta 1995, cuando se vio obligado a retirarse.
Y es que el famoso terminó perdiendo la vista, esto debido a que el cantante tamaulipeco fue diagnosticado con retinitis pigmentosa. Al principio solo tenía molestias, sin embargo, con el tiempo estas empeoraron, situación que terminó por dejarlo sin vista, esto le provocó una terrible depresión.
La retinitis pigmentosa es una enfermedad degenerativa de los ojos, hereditaria y muy poco frecuente, que afecta la retina del ojo, encargada de convertir las imágenes luminosas en señales nerviosas. Al principio en situaciones de poca luz, posteriormente se pierde la visión lateral y por último, termina convirtiéndose en ceguera.
Además de tener este problema de salud, Rigo Tovar sufría vitíligo y diabetes, una enfermedad que lo deterioró rápidamente y le provocó muchas complicaciones en sus últimos días de vida. En 2005, luego de diez años de su retiro fue ingresado a un hospital al sur de la Ciudad de México por una grave insuficiencia renal.
Tras 15 días de permanecer hospitalizado, lo estabilizaron y es fue dado de alta el 22 de marzo. Cinco días más tarde, el 27 de marzo, falleció víctima de un paro cardiorrespiratorio. Los restos de Rigo Tovar fueron incinerados, posteriormente recorrieron todo el país para luego ser esparcidos en una plaza de Matamoros, tal y como él lo pidió.