Una reconocida científica británica de nombre Kirsty Smitten, compartió su historia que ha conmovido en redes sociales debido a que la vida de la mujer de 28 años dio un giro inesperado cuando acudió al médico mientras se encontraba en uno de sus viajes de trabajo en Estados Unidos debido a que pensó que se había desgarrado un músculo.
Smitten, que fue incluida en la prestigiosa lista de Forbes 30 Under, en la categoría de ciencia y salud en Europa, fue diagnosticada con un raro cáncer, según informó un medio.
En noviembre pasado, Smitten se despertó repentinamente con un fuerte dolor en el pecho. Como viajaba mucho a los Estados Unidos por trabajo y tomaba aviones, su mamá pensó que podría ser un coágulo de sangre, por lo que fueron al hospital.
“Toda mi salud estaba absolutamente bien. No tuve ningún problema con el ritmo cardíaco ni nada”, dijo Smitten a South West News Service.
La joven mujer explicó que los médicos sospecharon que se había dado un tirón muscular en el gimnasio y le recetaron medicamentos para disminuir los dolores musculares, pero sintió que algo más andaba mal, así que esperó 11 horas para una tomografía computarizada, que reveló un tumor en su corazón.
“Encontraron un tumor de 6 centímetros en mi corazón, lo que, obviamente, fue impactante, porque no tenía otros síntomas antes”, explicó la mujer.
Inicialmente los médicos no consideraron que el tumor fuera maligno debido a que el diagnóstico es extremadamente raro, sin embargo, tras meses de investigación, los médicos le diagnosticaron a la mujer angiosarcoma cardiaco.
La esperanza de vida era bastante mala, tenía 68 por ciento de posibilidades de morir al año siguiente de su diagnóstico debido a que el tumor no se podía operar, sin embargo, aprovechando que es científica, realizó investigaciones y descubrió que algunas personas se les había extirpado y reconstruido el corazón a través de cirugía.
Smitten buscó una segunda opinión del Royal Marsden Hospital, un centro de atención del cáncer en Londres. En ese lugar, aceptaron llevar a cabo la cirugía, lo que le daría solo un 10 por ciento de posibilidades de vivir cinco años más.
Pese a lo grave de su enfermedad, su corazón aún funciona a plena capacidad, difunden.
“Si me ves ahora y antes cuando me diagnostican, todavía me veo absolutamente bien”, explica Smitten. Y señala: “Si no fuera por el PICC (catéter central de inserción periférica) en mi brazo, nadie sabría que estaba enferma”.
“Mis amigos dicen: ‘¿Cómo estás pasando esto? Por qué te ves exactamente igual. Todavía puedo caminar y hacer ejercicio como si nada”.
Con información de: milenio.com