Francisco Ramos Aguirre.-
Según la Revista Commercial Directory of the American Republics, en 1898 operaban en Tamaulipas varios agentes de la compañía Singer. Entre ellos Antonio Bolado -Jiménez-, Bielemberg J. -Matamoros-, Eriot A. L. -Nuevo Laredo-, Alberto Lofthus -Tampico- y Antonio Olvera y Telésforo Villasana -Tula-.
En cuanto a Ciudad Victoria, al menos hasta ese año no existía representante de la empresa en dicha plaza. Lo cierto es que gracias las máquinas de coser, inventadas por Isaac Merrit Singer en 1851, décadas más tarde emergió un importante gremio de costureras como fuerza laboral femenina.
En 1904, de acuerdo al programa de estudios vigente en la entidad, las escuelas oficiales para niñas incluían entre sus enseñanzas la asignatura de corte y confección. Para ello se requerían algunos materiales de lectura y diversos auxiliares didácticos.
En este caso, las autoridades educativas recomendaban a las maestras de Labores Femeniles una trilogía de libros de texto. Se trataba de la Guía Metodológica para la Enseñanza de la Costura en las Escuelas Primarias por la profesora Manuela Contreras; el Método de Corte y Confección de Prendas de Vestir por María Muñoz Silva y Labores de Aguja por Mme. Ernestine Wirt y Mme. E. Bret.
Entre los roles que desempeñaban las mujeres dentro de la sociedad, en aquella época el oficio de costurera se convirtió en una de las pocas opciones de trabajo remunerado.
Lo ejercían principalmente en fábricas textiles y talleres de ropa, o en el mayor de los casos en el ámbito doméstico, donde la máquina de coser se convirtió en pieza imprescindible.
En este contexto, los comercios de las principales ciudades del país pusieron a la venta las famosas máquinas Singer, que invadieron rápidamente los hogares de todos los sectores sociales. Bajo estas circunstancias, las madres se convirtieron en costureras y ayudaron al sostenimiento de las familias.
A mediados de 1904 el gobernador de Tamaulipas, Pedro Argüelles, celebró un contrato con Salvador L. Pastoriza, apoderado de la Compañía Singer de Máquinas de Coser en México, en lo correspondiente al pago de impuestos en sus agencias establecidas en diferentes villas y ciudades de Tamaulipas. En 1923 José Martínez era el representante de las máquinas de coser Singer en Victoria.
Como parte de las estrategias de apoyo a las mujeres en tareas encaminadas al fomento de la industria doméstica, en 1927 el gobernador de Tamaulipas Emilio Portes Gil -hijo de una costurera-, incluyó dentro de las actividades de la Dirección de Cultura Estética Popular la enseñanza de “…corte y confección de telas, corte y confección de pieles y bordados a mano y máquina…” Se infiere que esta última modalidad podría referirse a la manufactura de cotones y cueras de gamuza.
Esta modalidad educativa se prolongó varias décadas al crearse el Centro Cultural Olivia Ramírez, donde se impartían clases de corte de ropa Infantil -Canastilla del Bebé- y otra de adulto.
En medio de todo esto, surgieron en la Capital tamaulipeca las primeras escuelas y academias de corte y confección, dirigidas a las damas con intenciones de adquirir conocimientos profesionales para ejercer el oficio de costureras y modistas.
En este sentido, vale mencionar la Escuela Profesional de Corte y Confección, atendida por la señorita Juana Moya Delgado, quien durante 1937 anunciaba sus enseñanzas bajo el método ACME. El plantel estaba instalado en avenida Carrera Torres No. 7. El sistema de estudio, era “…Rápido y Científico para Formarse Profesora.”
En 1938 dicha institución cambió de nombre y ubicación, ahora se llamaba Academia Woolman – Allende y 9 – donde entre tijeras, figurines, telas, agujas, dedales, cintas de medir, máquinas de coser y otros objetos las jovencitas victorenses aprendían con entusiasmo el difícil arte de elaborar vestidos, vastillas, ojales y zurcidos invisibles.
En 1932 existía en Victoria la fábrica de ropa Chagnon, donde confeccionaban camisas, camisolas y pantalones para obreros. Ahí laboraban de costureras varias mujeres, entre ellas Carmen Martínez quién a finales de abril de 1932, sufrió un terrible accidente cuando una de las máquinas, en un lamentable descuido de la operaria, le desprendió parte del cuero cabelludo, nariz y una oreja. En los días siguientes de la tragedia, esta desafortunada fémina se debatía entre la vida y la muerte en una de las salas del Hospital Civil.
En 1946 el concesionario de la compañía Singer era Manuel Treviño, quien despachaba en la calle Juárez 14 y 15. En 1952 Esteban Franco Lugo asumió la representación de la empresa transnacional, ubicada en la calle Hidalgo, donde ofrecía al público refacciones, asesoría y varios modelos de máquinas Singer en abonos de 50 pesos mensuales. Además, en el mismo lugar había una costurera que se forraba botones y hacía “trourtrou.”
En julio de 1952 se realizó la graduación de la Academia de Corte y Confección Victoria -17 Hidalgo y Juárez-. Aquel día actuó durante la ceremonia la Banda de Música del Estado, Trío Los Enamorados y la cantante Gloria Assad.
En cambio, María Anita Lerma se encargó de organizar las damas de honor chambelanes y el vals de graduación. La directora María del Rosario de la Garza recibió gustosa a los representantes estatales y municipales: Manuel Montelongo y Tomás Obregón Zapata, quienes entregaron certificados a las expertas en costura Esperanza Gómez, María Guadalupe Ch. de Montemayor, Blanca Olivia Reyes, Amalia Herrera, Petra Puente y otras.
En agosto de ese año su directora, anunció la matrícula del nuevo curso, ahora en su nuevo domicilio -Morelos 11 y 12- “…donde le garantizan una enseñanza sencilla, rápida y eficiente.”
Aparte de la Academia Del Roble dirigida en 1961 por la maestra María Dolores Lerma de Alba, alrededor de esos años también operaba la Academia Laura -Morelos 14- de donde egresaron varias generaciones. En ambos casos, al final del curso recibían un diploma firmado por el presidente municipal, donde se acreditaba su preparación.
El último plantel era atendido por la maestra y diseñadora de modas María de los Ángeles Mansilla Pérez, originaria de Güémez. Alrededor de 1960 la escuela cerró sus puertas, cuando su fundadora ingresó al sector educativo de prefecta y maestra de Corte y Confección en la Secundaria Federal 1.
Definitivamente a partir de la década de los cincuenta del siglo pasado, dicha modalidad educativa de carácter personalizado, transitó por una etapa de auge en Ciudad Victoria al transitar de una actividad empírica al aprendizaje técnico.
De igual manera, sucedió con las academias comerciales con especialidad en taquigrafía, mecanografía y contabilidad, donde egresaron cientos de jóvenes con oportunidades laborales inmediatas en bancos, oficinas de gobierno y comercios de la localidad.
La producción industrializada de prendas de vestir derivó en el cierre gradual de aquellos centros de enseñanza dedicados a formar modistas y costureras.
Igual aquellas máquinas Singer terminaron por convertirse en piezas de colección, museos o adaptadas como piezas decorativas. No obstante, este escenario de modernidad y adelantos técnicos, actualmente las jóvenes con vocación en los oficios mencionados, pueden cursar la carrera en Producción de Prendas de Vestir en el Instituto Tamaulipeco de Capacitación para el Empleo.
(Fuentes: Periódico Oficial del Estado de Tamaulipas 1908/8/25; Periódico Oficial del Estado de Tamaulipas/1928/01/14; periódico El Gallito 1937/10/2/; periódico Noticias/20/12 de abril/1952; El Heraldo de Victoria/julio 15 de 1952; Vidal Efrén Covián Martínez/Ciudad Victoria 1918-1922/1997; Tomás Reséndez González/Fragmentos de una Memoria/2000;/Imagen del certificado/Angélica Ruiz Rodríguez/Archivo familiar.)