diciembre 14, 2024
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Día del niño, la sonrisa que debe perdurar

abril 30, 2023 | 237 vistas

Mauricio Zapata.-

Cd. Victoria, Tam.-
En Tamaulipas hay 902 mil 528 niños de entre 0 y 12 años, que representan el 27.8 por ciento de la población total de la entidad, según números del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Acorde con lo expuesto por algunas organizaciones sociales consultadas en esta entidad del noreste del país, donde la pobreza, la migración y el desempleo, sin dejar de contar la inseguridad, son cosa de todos los días.

En Tamaulipas, desde hace unos diez años este tipo de casos son ya muy comunes. Es cosa de todos los días.

No obstante, otros estados como Chiapas o Campeche tienen el 23.8 por ciento de la población total de niños explotados; Puebla en tercero, con 22.5 por ciento; Veracruz con el 22.8 por ciento y Michoacán hasta el octavo. Coahuila es el que registra los menores índices (6.7 por ciento).

Tamaulipas se encuentra en el lugar 18, todavía muy arriba de la media nacional, sin embargo la situación existe y está latente.

Las cifras anteriores, se agravan conforme pasan el tiempo y las circunstancias. La Organización Internacional del Trabajo calcula que el 19 por ciento de la población trabajadora del mundo lo ocupa el sector infantil, es decir, unos 317 millones de niños aproximadamente de entre cinco y 17 años.

Con base en los datos anteriores, instituciones como el DIF y las de atención a la violencia intrafamiliar, reconocen que el problema es alarmante en todo el país pero sobre todo en estados del sureste del país, donde el flujo migratorio es constante y elevado.

En Tamaulipas se reconoce que sigue la problemática y mientras no se erradiquen situaciones de raíz, como lo es la familiar, este tipo de situaciones se seguirán viendo en las calles, no sólo de la Capital, sino del resto de la entidad.

 

LA EXPLOTACIÓN POR NECESIDAD

Y es que en municipios de la frontera es común ver a mujeres centroamericanas que por la necesidad de regresar a su país o ir a Estados Unidos son orilladas a prostituirse o a realizar trabajos forzados que las ponen en riesgo, como el de miles de niños centroamericanos que cada año arriban a los ranchos y haciendas para trabajos agrícolas.

Hay casos, como en la capital del estado, en supermercados y centros comerciales se puede ver a niños trabajando de cerillos, repartidores o cargadores, donde la explotación infantil es tolerada y promovida por los padres que “por la necesidad” de dinero permiten el abuso en sus hijos.

Según el sociólogo Luis Humberto Garza Vázquez, este problema podría mitigarse si se contara con el apoyo de todos los actores sociales, sin embargo, manifestó que son varios los obstáculos para combatirlo y que éstos van desde las organizaciones delincuenciales de trata de blancas y la nula cultura de la denuncia en la población hasta los vacíos legales que impiden actuar libremente a las dependencias

 

HAY QUE TRABAJAR

Caminar cerca de la Central de Autobuses de la ciudad o cerca de alguno de los mercados es ver la otra cara de la moneda. Es ver a los niños que no son niños. Es observar que no todos celebran el 30 de abril.

Ver a los niños trabajar es ver que el Día del Niño podría traducirse a que es una conmemoración “elitista”, a la que no todos pueden acceder, a que es el día del niño con pocas necesidades.

En esas instancias está Gabriel. Él lava carros en uno de los estacionamientos del centro de la ciudad.

No gana mal. Se lleva en un día bueno hasta 300 pesos.     “Después de los días de lluvia es cuando más jale hay y lavo como diez muebles (coches)”, dice.

Gabriel o “el caballo”, como le dicen sus cuates, tiene 11 años apenas. Hace uno dejó la escuela. Apenas iba en quinto grado de “Ignacio López Rayón”, ya no pudo estudiar.

Su papá desapareció hace tres años y su mamá, quien es sirvienta en varias casas ya no pudo más con los gastos y tuvo que intervenir “el caballo”.

Gabriel dijo que sí extraña la escuela y aún recuerda el último día del niño que festejó.

“Todavía estaba mi apá y me compraron unos tenis y una camisa para estrenar ese día. Fuimos al festival y nos dieron bastantes dulces. Mi amá nos hizo hoto dogs y en la noche llegó mi apá con tacos de trompo y una coca para todos”.

Son tres hermanos. Gabriel es el mayor, tiene dos hermanas más chicas que aún van a la escuela.

Estos son sólo dos casos de esos niños que tienen la necesidad de trabajar día a día sin poder celebrar.

 

LOS FESTEJOS

Las escuelas celebran a los niños con música, bailes, festivales, comida y dulces.

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