diciembre 11, 2024
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mayo 29, 2023 | 172 vistas

Agencias.-

“La sirenita” de Rob Mashall no solo es el más reciente live action de Disney. Además, es el primero que muestra que las recientes reinvenciones de los clásicos más conocidos del estudio están dirigidos a un público nuevo.

Por lo que, a pesar de respetar en esencia la misma trama, las nuevas películas incluyen giros para una generación más joven. Algo que (en teoría) añade una dimensión innovadora que enriquece tanto el lenguaje cinematográfico como a la puesta en escena de los diversos proyectos.

En el caso del relato del clásico romance entre Ariel y Eric, la narración se hace más adulta, sin perder su tierna concepción del primer amor. Además, analiza a sus personajes desde nuevas dimensiones y les brinda mayor profundidad.

Una decisión que ha permitido al guión de Jane Goldman y David Magee narrar una historia que incluye la evolución de sus protagonistas. Asimismo, un mayor detalle de su contexto y un conflicto mucho más maduro que el del argumento del clásico de “La sirenita”.

CAMBIOS DENTRO DEL LIVE ACTION

LA SIRENITA EXPLORA SU IDENTIDAD

Una de las grandes novedades del live action es el crecimiento Ariel como personaje. Además de la brillante interpretación de Halle Bailey, que aporta vitalidad y carisma al papel, el guión dedica tiempo a su crecimiento interior. Lo que incluye que sus motivaciones vayan más allá de ir a tierra firme persiguiendo a un hombre desconocido.

La nueva versión de las más pequeñas de las hijas de Tritón (interpretado por Javier Bardem) es un espíritu independiente y curioso que busca comprender el mundo. Lo que la hace abandonar su reino en busca de respuestas. Una aventura en la que atravesará descubrimientos emocionales e intelectuales.

UN PRÍNCIPE CON MAYOR PERSONALIDAD

En “La sirenita” de 1989, Eric era el motivo por e que Ariel intentaba desesperadamente volverse humana. En esta ocasión, aunque sigue siendo el interés amoroso de la protagonista, es también un hombre con su propio contexto y relevancia.

El nuevo príncipe, interpretado por el actor británico Jonah Hauer-King, tiene sus propios conflictos y preocupaciones. Como Ariel, se siente fuera de lugar y encuentra en el mar un espacio con el cual puede identificarse y explorar su mundo interior. Por lo que su pasión por el mar no es un accidente que beneficie a la trama.

ERIC TIENE MADRE Y UN ENTORNO CREÍBLE

Oro de los cambios sustanciales con respecto a Eric es que, a diferencia de su versión animada, en esta ocasión tiene madre. La Reina Selina (Noma Dumezweni) le proporciona al personaje un sentimiento de pertenencia que le aporta contexto.

Además, la relación entre ambos deja entrever que hay sucesos en su pasado que van más allá de Ariel. Que el príncipe sea adoptado añade también una capa de complejidad en la manera de comprender cómo analiza al reino y sus deberes.

EL PASADO DEL PADRE DE ARIEL

Aunque apenas se menciona (uno de los problemas reales del primer tramo de la película), el Tritón de Bardem también tiene un leve trasfondo. Su desconfianza hacia el mundo humano, y su comportamiento aparentemente frío y distante con sus hijas, tiene relación con un viejo trauma. La madre de Ariel fue asesinada por humanos, por lo que cualquier contacto con el mundo de tierra firme está prohibido por el monarca del océano.

EL REINO DE ATLÁNTICA SE HACE MÁS GRANDE

Algo que no necesariamente beneficia a la narración. El guión deja entrever que el dominio de Tritón es mucho más amplio de lo que se muestra en pantalla. En otras palabras, que su poder está conectado de forma sustancial al mar. Algo, además, que se establece a través de las siete hijas del soberano, que insinúan que el reino se extiende a los siete mares del mundo. No obstante, el apartado visual de La sirenita es tan limitado que esta sensación de majestuoso alcance parece falsa.

UNA VILLANA QUE CONOCE SU PODER

El personaje de Úrsula, interpretado por Melissa McCarthy, es uno de los pocos que no se beneficia de una mayor exploración de su carácter. En realidad, juega en su contra. De la criatura pérfida, dispuesta a todo por destruir a la hija menor de su hermano, se convierte en una figura maligna que es consciente de su capacidad para la manipulación.

En especial, en lo relativo al poder y a cómo puede utilizar la desesperación de la joven sirena en beneficio de sus personales maquinaciones. Además, el argumento le brinda una absurda convivencia entre líneas (por completo prescindible) con Tritón y su familia, haciendo que lo que podría haber sido un buen contexto se transforme en información que no aporta nada al hilo narrativo.

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