agosto 25, 2024
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Zacarías Taylor en Victoria (1847)

agosto 21, 2023 | 296 vistas

Francisco Ramos Aguirre.-

A finales de 1846, durante la Guerra de Invasión Estadounidense, el gobierno de Tamaulipas y los pobladores de Ciudad Victoria vivieron un lamentable episodio, relacionado con la defensa de la soberanía nacional. El incidente principió el 24 de diciembre en plena Navidad, cuando alrededor de mil soldados de caballería capitaneados por el general Manuel Romero arribaron procedentes de Tula.

Cosas del destino, en esos momentos claves el militar evitó enfrentarse a las tropas estadounidenses que se encontraban cerca de la Capital tamaulipeca.

Sobre dicho asunto, el general de División Gabriel Valencia aclaró las causas por las que debieron retirarse cuatro días más tarde, por órdenes estrictas del Exmo. Sr. General en Jefe Antonio López de Santa Anna. Con esta decisión, probablemente se perdió una ventajosa oportunidad para vencer al enemigo.

En ese contexto, el 29 de diciembre de aquel año, desde muy temprana hora se apreció a la entrada de la población un importante movimiento de tropas norteamericanas encabezados por el general brigadier Quilman, quien tomó la Capital tamaulipeca.

Varias horas antes de celebrarse el año nuevo, los victorenses lamentaron el escenario incómodo, porque consideraban que en ese momento debían ocuparse de los tradicionales festejos navideños. En medio de todo esto, durante el transcurso del mencionado día, el General, acompañado de dos mil 300 hombres de infantería y cien de caballería, invadieron la Plaza Principal sin que nadie opusiera resistencia.

Una vez formada la tropa en la explanada pública, los jefes norteamericanos invitaron a ciudadanos notables del lugar -comerciantes, hacendados y clero- a sumarse a la causa invasora.

De manera humillante, a las once y cuarto de la mañana “las fuerzas vivas de la localidad” se integraron a la ceremonia cívica donde los invasores presentaron armas y lo más patético sucedió cuando “…al frente de su plana mayor y jefes, se enarboló la bandera americana en lo alto de la azotea de la casa del padre Garza García, donde el Congreso tenía sus sesiones…”

Mientras los oficiales instalaban una guardia de soldados custodios del pabellón; las tropas prepararon sus carros para desfilar por las calles principales, rumbo al Potrero de Tamatán.

Al llegar a la casa de Treto en Aranjuez, instalaron su campamento de manera estratégica cerca del camino de la Sierra Madre. El día 31 vísperas del año nuevo, 200 soldados regresaron la plaza, apoderándose de la residencia de Vital Fernández, actualmente Hotel Los Monteros.

Al día siguiente, los invasores colocaron cuatro piezas de artillería en la Plaza del Mercado, mientras 200 infantes gringos se distribuyeron estratégicamente en las faldas de la Sierra Madre, después de ser explorada por ingenieros. Durante casi dos semanas, sin que nadie los molestara, los soldados deambularon con tranquilidad las calles.

EL GRINGO TAYLOR LLEGA A VICTORIA

Uno de los partes de guerra menciona que la mañana del cuatro de enero llegó a Victoria el general Zacarías Taylor procedente de Monterrey. Traía a su mando mil 800 infantes, 200 caballos, cuatro cañones y 600 carros. El militar transitó por la plaza con sus hombres; saludó a la bandera de las barras y estrellas y enfiló rumbo a El Sabroso cerca de Pajaritos. Por lo visto, ni conservadores ni liberales alzaron la voz en protesta por la invasión.

Aquellos momentos fueron un día de campo para el ejército norteamericano quienes portaban uniforme verde y polainas de lona. Ese mismo día por la tarde llegó el general Patterson procedente de Matamoros acompañado de mil infantes, 600 caballos, tres cañones y 300 carros. El contingente acampó en la Vega de Tío Bruno por el rumbo de Pajaritos.

Mientras tanto, el gobernador Fernández, quien no defendió su casa familiar menos el territorio tamaulipeco, a partir del 28 de diciembre salió rumbo a Tula, donde estableció temporalmente los poderes del estado. Al mismo tiempo, abandonaron Victoria cientos de victorenses cautelosos de exponer su integridad física ante la amenaza de un inminente ataque.

De los pocos oponentes a la invasión que registra la historia en Tamaulipas, figura el capitán Mariano Paulín, quien fue perseguido por los norteamericanos el cinco de enero mientras comandaba una guerrilla cerca de Victoria. Ese mismo día, los extranjeros enarbolaron dos banderas más en las alturas de la Sierra Madre Oriental.

Durante la estancia en Pajaritos se presentaron pleitos y discusiones violentas entre la tropa de Taylor. Algunas resultaron trágicas y murieron dos soldados. En consecuencia, el seis de enero de 1847 los altos mandos americanos ordenaron el fusilamiento de varios compañeros que los habían asesinado.

Fuera de esto, según el registro eclesiástico sobre fallecimientos, durante la estancia del ejército estadounidense en Victoria no se consignan muertes por arma de fuego. En cambio, abundan los decesos de párvulos por fiebre y gastroenteritis; mientras Paula recién nacida, murió de “ojo”.

En resumen, los primeros días de enero del año 47 fueron de bastante ajetreo para el ejército norteamericano en Victoria. El siete continuó el arribo de soldados y carros originarios de Matamoros.

Por ejemplo, el ocho salieron cerca de un centenar de jinetes de caballería rumbo a Llera. El nueve fue fusilado un soldado en el campo de Tamatán. El diez se celebró un Consejo de Guerra para juzgar a un Capitán y un Sargento desertores en Labradores. Entre el 13 y 16 inició el éxodo del ejército por diferentes rumbos.

Uno de los primeros oficiales en abandonar Victoria por el camino de Santa Rosa y Pastores fue el general Twiggs, con dos mil 500 hombres a su mando. Los días siguientes salieron los generales Patterson y Quilman con la Tercera Brigada. En tanto, Taylor se dirigió a Monterrey con ocho cañones, cien caballos, una compañía de infantería y los artilleros que la conformaban. Bajo esas circunstancias el general Scott evacuó Tampico; decisión a la que se opuso Taylor.

¿Quiénes eran las autoridades gubernamentales que en esa época permitieron el embate norteamericano? Desde luego el gobernador Francisco Vital Fernández y los diputados José Núñez de Cáceres, Lorenzo Cortina, Eleno de Vargas y José Ignacio Saldaña, quienes para defenderse de la invasión únicamente solicitaron al Gobierno federal armas, municiones y compostura de caminos para facilitar el traslado de la artillería. Otra de las acciones fue la emisión de un decreto para la creación de la Guardia Nacional.

Para colmo de males, en esos días surgieron rumores y noticias desalentadoras. Por ejemplo, en Tampico afirmaban que en Ciudad Victoria cierto funcionario se había pronunciado a favor de que Tamaulipas se separara de México y anexara a los Estados Unidos. “…por mi arte no doy crédito a la noticia, a pesar de los antecedentes que tengo que no faltan traidores que trabajan por la realización de dicho plan.”

Mientras tanto, Taylor se trasladó con sus tropas nuevamente a Monterrey. Entre sus recuerdos en Tamaulipas, destaca la presencia de los músicos Henry Chadwik y Charles Grobe, autores de la Gran Marcha Matamoros (para piano) y el Vals Matamoros. En una de las partituras se muestra una viñeta del general Zacarías Taylor montado a caballo y un cañón que apunta hacia ellos. Dicho militar indica con su espada el cruce del Río Bravo, hacia tierras mexicanas.

Por su parte el vals/polka para piano, está dedicado a Mary A. L. Porter. Grobe (1817-1879), considerada uno brillante compositora estadounidense de mediados del siglo XIX. Sus creaciones destacan aspectos patrióticos y milicianos de aquella época. En 1848 escribió Marcha Buena Vista, en recuerdo a La Batalla de la Angostura cerca de Saltillo. Ese mismo es autora de La Marcha del General Taylor’s y el vals/polka: Monterrey.

En una de las partituras incluye la tonadilla mexicana El Perico, interpretada por las bandas militares al servicio del general Antonio López de Santa Anna, de quien se tiene memoria por su importante triunfo de las tropas mexicanas sobre los estadounidenses.

Fuentes: Periódico Oficial del Estado de Durango El Registro Civil/02/04/1847; El Monitor Republicano/01/02/1847; El Monitor Republicano/10/15/1847; El Monitor Republicano 07/20/1849;    

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