diciembre 15, 2024
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agosto 21, 2023 | 404 vistas

Agencias.-

“El Elegido” no es una historia real, se basa en la novela gráfica de Mark Millar y Peter Gross, titulada American Jesus, y sigue a un niño que descubre que tiene la capacidad de hacer milagros, con los mismos poderes que se le atribuyen a Jesucristo en la Biblia.

En la serie, Jodi tiene 12 años, vive en un pequeño pueblo en Baja California y se dedica a ir a la escuela y pasar las tardes con sus amigos, como cualquier otro niño, pero después de sobrevivir a un accidente, el pueblo entero comienza a comentar que eso tuvo que ser un milagro, y los amigos de Jodi deciden jugar con la idea del “niño milagroso” para divertirse.

Pero, cuando menos se lo esperan, Jodi comienza a realizar milagros y todo deja de ser un engaño. Jodi convierte el agua en vino, puede sanar a los enfermos con solo tocarlos y muchas cosas más, que por un lado lo convierten en una figura como de santo en el pueblo, pero también es la razón por la que alguien lo ha estado persiguiendo toda su vida.

La historia de “El Elegido” no pretende ser real, pero la historia de Jodi y la reacción del pueblo ante sus milagros nos hace recordar la historia del Niño Fidencio, un niño milagroso mexicano. José Federico Sintora Constantino llegó a ser conocido como un famoso curandero que, supuestamente, tenía poderes milagrosos y podía sanar cualquier cosa.

De acuerdo con lo que la profesora de la UNAM, Beatriz De Ita Rubio, dijo a medios de comunicación, se dice que cuando el Niño Fidencio tenía solo ocho años su madre se rompió el brazo mientras viajaban en la carretera y fue él quien le acomodó los huesos, y ahí comenzó su historia.

Pronto estalló la Revolución, el hermano mayor de Fidencio estaba trabajando en un rancho en Espinazo, entre Chihuahua y Nuevo León, que era una zona rural y aislada donde no había acceso a servicios médicos o a doctores. De acuerdo con la historia, ahí fue donde Fidencio ayudó a salvar la vida de una madre y de un bebé durante un parto complicado.

Es entonces cuando empiezan a recurrir a él para sanar todo tipo de problemas y enfermedades, principalmente entre los trabajadores de la zona. Para este punto, Fidencio era muy joven, pero ya no era un niño; por otro lado, se decía que sufría de un síndrome llamado Klinefelter, que lo hacía ver mucho más joven de lo que era, de ahí venía el apodo de “Niño Fidencio”.

Lo peculiar de los métodos de Fidencio es que no usaba instrumentos médicos o medicamentos, sino que realizaba rituales, oraciones, cantos y hasta sumergía a sus “pacientes” en agua como parte del proceso de sanación, que fue lo que llevó a muchos a creer que realizaba milagros; así miles de personas lo visitaban para sanarse.

Él murió en 1938. Aunque comenzó a circular el rumor de que su espíritu no murió, sino que pasó al cuerpo de uno de sus seguidores, quien debía continuar con su labor. Uno de los casos más raros de sanación que se le atribuye a Fidencio es el de la supuesta sanación del presidente Plutarco Elías Calles.

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