Diego López Bernal.-
La convocatoria de Un Cachito de Luz, lanzada la semana pasada en busca de guerreras sobrevivientes de cáncer, ha encontrado eco en al menos tres mujeres increíbles que han compartido sus experiencias, sólo con el fin de ayudar.
“Es para lograr concientizar que la detección oportuna es muy valiosa, ya que nos permite llegar oportunamente a un tratamiento con mejor calidad de vida”, confía a El Diario MX la fundadora de la asociación, señora Magda Pérez, sobre lo que representan estos testimonios en las batallas contra el cáncer.
Tal como lo publicó este medio apenas el viernes uno de septiembre, Un Cachito de Luz lanzó esta convocatoria que se puede resumir en un breve mensaje: “Se buscan guerreras”… Y la respuesta no la hicieron esperar Claudia, Anabel y Guadalupe, logrando conmover a los seguidores de la asociación en Facebook.
Pero más allá de las reacciones en las redes sociales lo importante es crear conciencia entre las personas para cuidar de su salud al acudir periódicamente a chequeos médicos, porque, como lo dice la señora Magda, la detección oportuna del cáncer permite enfrentarlo con una mejor calidad de vida.
Y sí, a pesar del esfuerzo de esta y otras nobles asociaciones, así como de la comunidad médica y el sector salud, la idea de que el cáncer es mortal prevalece entre la población, al grado de romper anímicamente a quien recibe el diagnóstico, creyendo que es fatal.
Por todo esto, El Diario MX te comparte las historias de Claudia Olazarán, Anabel Balleza y Guadalupe Rojo, sentidos ejemplos de que con determinación, atención oportuna y mucha fe al cáncer se le puede vencer, sobre todo si hay quien te tiende una mano, como Un Cachito de Luz.
¿TENGO QUÉ VIVIR?
“Hola, mi nombre es Claudia Beatriz Olazarán de la Cruz, tengo 37 años y a los 24 fui diagnosticada con cáncer de mama, acababa de ser madre y fui diagnosticada. Mi primera pregunta fue, ¿tengo qué vivir? Así que comenzó todo el proceso; doctores, panoramas, opciones, (pero) siempre con la fe y entusiasmo que llegaría a lograrlo”, comienza la guerrera de luz su sentida narrativa.
“Me realizaron un mastectomía total de mi seno izquierdo y extrajeron 24 ganglios. Toda pérdida viene acompañada de un proceso de duelo y el perder una parte de ti implica el aceptar, dialogar, reconciliar y negociar emocionalmente contigo misma. A los dos meses de la operación comencé las quimioterapias, las cuales me dieron tanto aprendizaje de vida y compañeros de cuarto. Vi mucha gente quedarse en el intento y otras que han tenido una lucha de años”, admite Claudia.
Pero supo encontrar motivos para continuar: “Todo el tiempo me tomé de la mano de Dios y declaré mi sanidad, agradeciendo que toda mi familia siempre estuvo conmigo al pie del cañón y por la vida de mi hijo, quien fue el motor principal para salir triunfadora”.
“Tiempo después, gracias a un programa del DIF, fui acreedora de una prótesis y (hace) ya casi tres años que me realizaron una reconstrucción, lo cual no fue una prioridad, pero la vida me dio la oportunidad de hacerlo”, continúa el relato de una historia de éxito y determinación.
Y termina con gran satisfacción: “Hoy ya después de 12 años soy libre de cáncer y una mujer plena y agradecida con Dios, la vida, mi familia y todas aquellas personas que se cruzaron en mi camino. Siempre fuerte, guerrera, luchadora de vida”.
ÁNGELES EN EL CAMINO
“Hola, Mi nombre es Anabel Balleza Díaz, diagnosticada a los 49 años con Cáncer De Mama en la Clínica de la Mujer, aquí en Ciudad Victoria”, escribe de entrada esta otra guerrera de luz que ha respondido al llamado de Un Cachito.
Ella admite que el inicio es lo más complicado: “Te paralizas, te bloqueas, lloras, (pero) te sacudes porque tienes que luchar y tu arma es la mejor actitud, la fe en Dios y en los médicos”, nos comparte además de tener motivos para una actitud positiva, necesaria para comenzar la batalla.
“Mi pensamiento fue ‘gracias a Dios aquí tenemos un Centro Oncológico’, donde me iban a atender; entré al programa de Gastos Catastróficos, por eso digo que encontré ángeles en mi camino a la lucha”, continúa Anabel demostrando que hay ángeles y nos dan opciones para esta guerra contra el cáncer.
“A los 16 días ya estaba en el quirófano para una mastectomía total, el seis de junio del 2018 recibí mi primera de cuatro quimios rojas; siempre he sido muy creyente y creo que los tiempos de Dios son perfectos y este era mi momento de hacer un alto en mi vida y así me agarré de su mano”, señala demostrando una fe inquebrantable.
“Con todo el apoyo de mi esposo, de mi familia y el amor hacia mis hijos inicié mi tratamiento; a los 15 días se me cayó mi cabello, aquí fue cuando me cayó el veinte de mi enfermedad, de mi duelo y de las preguntas sin respuesta, (tales como) ‘¿por qué a mí?’”, narra Claudia, destacando las etapas por las que pasan muchos pacientes oncológicos.
Pero todo tiene una forma de tomar los caminos y así nos lo comparte: “Mis recaídas eran de tres días y volvía a prepararme física y mentalmente para mi siguiente quimioterapia; mi pensamiento era, nada es para siempre, lo que siento hoy mañana pasará, y así pasó tan rápido todo”.
“El diez de agosto recibí mi cuarta y última quimio y me realizaron estudios para mi siguiente cita, en la que me dan la noticia de que no recibiría radiaciones, ya solo mi tratamiento de una pastilla diaria por cinco años, con cita cada tres meses, y estudios cada seis, lo cual acabo de concluir con toque de campana el pasado ocho de agosto”.
Como lo publica frecuentemente El Diario MX en sus redes sociales, los pacientes que terminan sus tratamientos completos son invitados a tocar la Campana de la Vida, un símbolo con el que cuentan tanto el Centro Oncológico como el Hospital Infantil de Tamaulipas, ambos en esta Capital.
Y así termina Anabel de compartirse: “Estoy muy feliz, muy contenta y muy agradecida con Dios y con la vida de permitirme esta segunda oportunidad, donde valoro hasta el más mínimo detalle de esta hermosa vida. Así que coincido con la frase de que ‘el Cáncer no es una sentencia de muerte, el cáncer te impulsa a seguir luchando para vivir’. Gracias, gracias, gracias”.
MIEDO, ANGUSTIA Y TRISTEZA INFINITA
“Mi nombre es María Guadalupe Rojo Rodríguez, tengo 62 años y fui diagnosticada con cáncer de mama el día 19 de noviembre del 2022. Esta es mi historia de vida”, inicia su narración de nuestra tercera guerrera de luz de esta primera edición para El Diario MX.
“Soy una mujer que siempre estuvo al cuidado de su salud (con) mis chequeos cada año, pero, ¡oh sorpresa!, un día al estar recostada sentí una molestia bajo mi axila izquierda, fui palpando hasta llegar a mi seno y encontré una bolita”, continúa Guadalupe para valorar la importancia de la salud.
Pero a pesar de ello este tipo de enfermedades generan temor probablemente a todos por igual: “Me asusté porque siempre tuve el hábito de explorarme. Inmediatamente realicé una cita con mi ginecólogo y al revisarme, por su insistencia de pasar el aparato en mi seno, pensé que algo no estaba bien y así fue, le pregunté al doctor ‘¿todo bien?’, a lo que contesta: ‘No, creo que aquí hay algo no bueno, pero lo sabremos con una biopsia’. ¿Biopsia? ¿Por qué? ¿Qué es?”
Inmediatamente comienzan las primeras respuestas a lo que será un mar de incertidumbre: “Me explica y a partir de ese momento que salí del consultorio me invadía un miedo, angustia y una tristeza infinita. Con muchas preguntas y ninguna respuesta”.
“A los tres días recibimos una llamada del doctor, citándome al consultorio, al cual me acompañaron mi esposo y mis dos hijas, en ese momento todos estábamos en suspenso y nos confirman un tumor maligno, cáncer de mama. Yo tenía muchas preguntas por hacer, pero no atinaba decir algo, escuchaba a mis hijas hablar con el doctor, pero no podía articular yo ninguna palabra”, así llegó el diagnóstico que nadie quiere.
“Al salir de ahí se apoderó una inmensa tristeza y un sinfín de preguntas. Miedo a lo que venía, ya que había vivido con dos de mis hermanas todo el proceso del cual pasaron. Y hoy me tocaba vivir y recorrer el mismo camino que ellas. Bueno, todo fue tan rápido, que cuando menos lo pensé ya estaba próxima mi cirugía y de ahí empieza mi lucha, el salir adelante, es un camino pesado que había veces sentía no poder, ya que me afectaron mucho mis quimioterapias, pero salí adelante”.
NO ESTÁS SOLA
Al continuar, Guadalupe también destaca la importancia de afrontar esta batalla rodeada de seres que te puedan ayudar, tanto afectiva como profesionalmente; “quiero comentarles que recibí ayuda psicológica y tanatológica, ya que estaba cayendo en depresión y sentí que mi tristeza me estaba hundiendo. Pedí ayuda a mis hijas, les comenté que no podía sola, que necesitaba ayuda, que quería salir adelante y así fue”.
“Les comparto algo que a mí me ayudo mucho; en una consulta con la tanatóloga hubo un ejercicio de despedida de mi seno y pasó algo que me hizo comprender y valorar todo mi cuerpo. Para mí fue una lección de vida”, sigue en Guadalupe compartiéndose para dar con un punto medular.
“Empezó por agradecer a Dios por mi vida y cada parte de mi cuerpo, empezando por mis pies, dándole las gracias por trasladarme de un lugar a otro, agradecer a mi columna ya que sostiene mi cuerpo, por mis brazos que abrazan y acarician, y así por cada parte de mi cuerpo. Y lo más maravilloso, por mis senos, ya que ellos tenían un propósito que era amamantar y dar vida a un ser pequeño y que mis senos ya habían cumplido su función”.
“En ese momento entendí lo que es el cuerpo humano y ver de otra manera la pérdida de este. Aún sigo en tratamiento y revisión continua por cinco años, pero cada día vale la pena luchar por salir adelante y un día tengo la fe que me darán de alta. Mi eterno agradecimiento a mi familia y por todas las oraciones que elevaron a Dios por mi salud”, escribe esta guerrera de luz demostrando lo valioso que es la salud.
“A veces creemos que estamos solas, pero Dios siempre está con nosotras y manda a sus ángeles custodios convertidos en médicos y enfermeras, los cuales nos ayudan que este proceso sea más ligero”, finaliza para, tal vez sin pretenderlo, dar justo en uno de los objetivos de Un Cachito de Luz, sobre la importancia de tratamientos oportunos y de calidad.
Agradecemos a la señora Magda Pérez por autorizar la reproducción de las historias de Claudia, Anabel y Guadalupe, con lo cual El Diario MX reafirma su política de sumarse de manera permanente a la prevención del cáncer y otras enfermedades.
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