Staff ED.-
Como era de esperar (aunque muchos quieran hacer parecer que no se lograría), el estreno de la película “Sonido de libertad” fue todo un éxito en México. Después de su gran aceptación en pantallas de Estados Unidos, donde el filme logró vencer a “titanes” como “Indiana Jones 5”, mucho se especuló sobre la llegada del esta producción a nuestro país.
Fue el pasado 31 de agosto cuando la cinta producida por el tamaulipeco Eduardo Verástegui y dirigida por el tampiqueño Alejandro Gómez Monteverde se estrenó en más de dos mil pantallas, contradiciendo por completo el argumento que se manejaba en redes sociales sobre una cancelación por parte de “la élite”, llegando incluso a asegurar que se había hecho una conspiración.
Después de su llegada al país, la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine) compartió su reporte de taquilla del 28 al tres de septiembre, en donde quedó evidenciado que en su primera semana de exhibición, “Sonido de libertad” logró recaudar más de 68 millones de pesos.
Con esa suma, la película se colocó en el primer lugar de la lista dejando por debajo a estrenos como “Gran Turismo” o “Contrarreloj” con Liam Neeson. De hecho, durante el fin de semana del estreno, hubo más de 870 mil asistentes que eligieron ver “Sonido de Libertad” antes que cualquier otro título exhibido en cartelera.
¿ÉXITO CON FÓRMULA O DESPERTAR SOCIAL?
Aún es muy temprano para decir que la producción que tiene detrás a Verástegui y Monteverde ha superado a otras producciones hechas de la mano con una distribuidora y productora independientes (Santa Fe Films y Angel Studios, respectivamente), aunque lo que sí es un hecho es que tuvo un arranque que casi ninguna otra película independiente ha logrado tener.
Más allá del tema que aborda la película, que para quienes de mera casualidad aún no lo sepan va de la historia real de Tim Ballard, un agente del Departamento de Seguridad Nacional dedicado al combate de la pedofilia; pareciera que “la promoción” que se le hizo de manera indirecta (por lo menos intentando no parecer promoción) fue lo que la hizo resaltar.
Y es que desde antes de que se estrenara en Estados Unidos, los rostros principales de “Sonido de libertad” se encargaron de que todos los que supieran de esta producción relacionaran la frase: “la película que la élite no quiere que veas”, algo que provocó la intriga, molestia e indignación de millones de personas alrededor del mundo, pues muchos sí creyeron que había una especie de veto para la cinta.
Por otra parte, está el hecho de que, aunque la película no es religiosa, sí se hace uso de algunas frases y estrategias que lo hacen pensar. Ante esto, un gran número de católicos y/o cristianos se han sumado al apoyo de la película, y tomando en cuenta que México es uno de los países con más creyentes, eso da como resultado que un gran número de personas acudan al cine a verla.
La película también ha hecho uso del lobby político de Verástegui para promocionarse con sus similares en la región y otros países para promover intenciones de colaboración a favor de políticas más duras contra el tráfico de niños, algo que se aplaude. Sin embargo, eso hace que la cinta tome algunos tintes políticos, dejando de lado (o manchando) el tema central, que es el combatir y erradicar la trata de menores de edad, así como tomar medidas más drásticas hacia quienes abusan de ellos.