noviembre 26, 2024
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Opinando sobre ‘Sonido de Libertad’

septiembre 12, 2023 | 294 vistas

Lic. Ernesto Lerma.-

Una cazatalentos de modelos convence a un padre de familia de llevar a su hija y a su hijo a un casting. Al llegar el día, no se aceptan adultos en el set y en cuestión de horas, los niños y niñas que habían sido “convocados” para las pruebas son raptados por una organización criminal.

Seguido a una secuencia de videos de raptos de menores en la calle, se presenta al protagonista de esta historia, Tim Ballard, aquí interpretado por el actor Jim Caveziel. Así comienza “Sound of Freedom”, la película dirigida por Alejandro Monteverde y producida por Eduardo Verástegui que ha generado opiniones divididas tras su estreno en Estados Unidos.

En gran parte, la promoción de la cinta se ha construido a partir del hecho de estar basada en un caso de la vida real en el que Ballard, un exagente del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (DHS), participó en una operación policial en Colombia, cuyo objetivo era desmantelar una red de trata de personas.

Esta producción cinematográfica, que se convirtió en un éxito inesperado, se balancea entre ser un filme de género y uno de denuncia, que avanza de manera solemne, pero sin ser aburrida. En la historia del cine han existido casos de malas películas. Algunas que son entretenidas por sus defectos técnicos, otras que son malas por ser aburridas, otras que son malvadas por su contenido y cómo lo muestran.

También existen aquellas películas que son malas, pero que por motivos externos terminan volviéndose un éxito de taquilla; pero que sea un éxito no significa que sea buena. Sonido de libertad es un claro ejemplo de esto. Esta producción filmada en el 2018 por el director Alejandro Gómez Monteverde, basada en la historia del agente de seguridad Tim Ballard, sigue su obsesión por rescatar a niños secuestrados en América Latina.

¿Por qué “Sonido de libertad” fue un éxito? En parte porque ningún estudio de Hollywood la quiso adquirir. Los derechos pasaron a manos del productor Eduardo Verástegui y distribuida por Angel Studios. Debido a su contenido, que se valora, grupos de ultraderecha y religiosos se hicieron eco de ella y lograron que fuera un éxito de taquilla, escapando las vías normales de distribución y promoción.

También dio espacio para infinitas teorías conspirativas que no tienen por dónde agarrarse más allá del fanatismo y la obsesión por lo polémico. Del cine, bien gracias. Lo mejor de “Sonido de libertad” está en la actuación de Bill Camp como el ayudante de Ballard. Camp parece sobrepasar a su personaje, bordearlo y reírse un poco ante tanta seriedad impostada.

Es que uno de los grandes problemas de esta película es el tono solemne que maneja, como si estuviera contando una gran verdad y eso se impusiera a una película. Que valga el dato, existen mil películas con temáticas similares que están más preocupadas en ser una película de género en vez de imponer un mensaje. “Sonido de libertad” está obsesionada en dar ese mensaje, olvidándose de ser una película de género.

Cuando lo trata de ser, demuestra las limitaciones de su director, que apenas puede mantener fluidez en una historia que se vio millones de veces. Más allá de sus valores de producción, que a esta altura no significan nada, “Sonido de libertad” falla un poco por ser una propuesta casi aburrida que tuvo la suerte de una extraña publicidad y que seguramente a fin de año será olvidada.

Dejando de lado aspectos como la calidad de las actuaciones, la coherencia de su argumento y otros detalles más técnicos, la gran mayoría de las críticas que ha recibido el largometraje va más allá de lo que se ve en la pantalla y eso es lo que más ha hecho ruido. Hasta hace apenas dos semanas, seguramente nunca habías oído escuchar del título, pero al día de hoy es habitual encontrárselo entre las tendencias de todas las redes sociales.

El camino, la recepción y el fenómeno de “Sound of Freedom” darían para una película por sí sola. Tengo que reconocer que, al principio, yo mismo pensaba que “Sound of Freedom” era una cinta documental dirigido por Mel Gibson sobre la pedofilia en las élites del gobierno norteamericano, siguiendo las teorías conspiranoicas de grupos como QAnon, los responsables del infame asalto al Capitolio. Pero nada más lejos de la realidad.

“Sound of Freedom” es un buen thriller dirigido por el cineasta mexicano Alejandro Monteverde, coautor también del guión junto a “Rod Barr”, con un nada desdeñable presupuesto de casi 15 millones de dólares. ¿Fue censurada ‘Sound of Freedom’ por Disney, Netflix y Amazon? No. Por mucho que la quieran vender así, esta producción no es “la película que los grandes estudios de Hollywood no quieren que veas”.

Verástegui, productor de la cinta, lo explicó en una publicación en Facebook de manera cristalina: “Hicimos el contrato de distribución y Fox Latinoamérica se convirtió en mi socio, para que cuando la película estuviera lista la sacáramos en Latinoamérica”. Sin embargo, cuando Disney adquiere la 21st Century Fox, Verástegui les muestra la película y los nuevos dueños se echan atrás. “El grupo fue muy honesto, esta película no es para nosotros”, dijo.

Por lo tanto, no es que “Sound of Freedom” fuera censurada, sino que simplemente los estudios fílmicos no vieron un potencial económico en ella, en una decisión que, como se ha visto después, fue una total equivocación. Aunque también es cierto que este rechazo le ha dado alas a la ultraderecha trumpista para construir un relato alternativo que ha conseguido desviar el objetivo de la película y multiplicar sus ganancias relacionándola con sus teorías conspiranoicas.

¿Defiende Sound of Freedom las teorías conspiranoicas de QAnon y la ultraderecha trumpista? Para el que no esté familiarizado con el grupo QAnon, un resumen rápido sería decir que es un grupo que cree que las élites mundiales trafican con niños para usarlos en orgías sexuales y rituales satánicos en el que les extraen adrenocromo, una sustancia que supuestamente hace que se mantengan jóvenes e inmortales.

Por supuesto, nada de esto está en la película, pero el simple hecho de mencionar a grupos de trata infantil en su trama ha servido como excusa para que la “derecha alternativa”, arengada por Trump en varias ocasiones, haya hecho suyo su mensaje y la consideren una prueba más de sus teorías. Que Jim Caviezel sea simpatizante también ha ayudado lo suyo, el actor ha declarado en varias ocasiones que Trump va a “limpiar la ciénaga de Washington” de pedófilos, y ha participado en varias conferencias afines al grupo.

Mi 8 de calificación a esta cinta “Sonido de libertad” que elige el tema más escabroso posible: el tráfico y la explotación sexual de niños, un relato que combina melodrama, sin pudor, donde al protagonista poco le falta para ser santo, y los malos son malos y viciosos, dentro del esquema de thriller. Y es que el mensaje del epílogo de ser cierto, es espeluznante: en la actualidad habría más esclavitud que en la época cuando era más o menos legal.

La cinta coescrita por el director y Rod Barr, la trama elige el tema más escabroso posible, el tráfico y la explotación sexual de niños, un relato que combina melodrama, sin pudor, donde al protagonista poco le falta para ser santo, y los malos son malos y viscosos, dentro del esquema de thriller. En “Sonido de libertad”, por desgracia, no hay lugar para tonalidades, podría argüirse que con el abuso infantil la posición moral debe quedar clara.

Pero la función de una película de este tema sería justamente mostrar lo complejo de la realidad, el abuso o la ineficacia de los mismos padres para proteger a sus hijos, la miseria económica que orilla al descuido o a la venta de las criaturas por parte de quienes tendrían que protegerlas. Vista desde fuera, “Sonido de libertad” son dos películas: la del melodrama plano, pero hábil, y el fenómeno político que aprovechan grupos de ultraderecha.

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