Diego López Bernal.-
Para conocer de manera global las enfermedades cardiovasculares, su prevención, control y tratamiento nació en el año 2000 el Día Mundial del Corazón, que se conmemora desde entonces el 29 de septiembre, fecha a la que miles de familias mexicanas llegan con… el corazón roto.
Recibir la noticia de que el recién nacido tiene un problema en este órgano vital rompe sueños, ilusiones, esquemas mentales, a grado tal de que muchos padres de familia requieren de ayuda sicológica profesional pues… viven un duelo, literalmente.
El concepto de recibir a una niña o niño sanos se rompió y con ello se hacen añicos también muchos sentimientos, por eso esta metáfora de corazones rotos, y más porque mientras los de sus hijos tienen anomalías que ponen en peligro su vida, los de los padres sufren cambios profundos.
Con el objetivo de visibilizar el problema de las cardiopatías, que suelen pasar inadvertidas a los ojos de las mayorías y, por tanto, muchas veces son incomprendidas, El Diario MX comparte con nuestros lectores testimonios de aquellos que pasan por esta situación.
UN DÍA A LA VEZ
Comenzamos con las sensibles palabras de una madre reynosense: “Me parte el corazón; (pero) todos los días le doy gracias a Dios por permitir tener la dicha de disfrutar a mi pequeña Sara, hasta que lo disponga; no sé cuál será el día, Sarita me ha enseñado a amar la vida como si fuera el último día; la amo con todo mi corazón. El diagnóstico de Sara es ventrículo único, cada día es una lucha y le doy gracias a Dios por un día más, nosotros vivimos en Reynosa, Tamaulipas”.
En este mundo de las cardiopatías los sentimientos pueden resultar opuestos en ocasiones, como los de Belén Saucedo Briviesca, del Estado de México. “Hola. No me parte el corazón porque hoy día he aprendido que la cardiopatía de mi guerrerito llegó a enseñarme una fortaleza que jamás imaginé que existiera en mi ser. Me fortalece el corazón ver a mi hijo, verlo crecer y a pesar de cualquier pronóstico, él ha salido adelante, ¡ha sido un guerrero de vida!”, escribe de entrada, pero aclara…
“Pero sí me parte el corazón saber que las oportunidades de tratamiento oportuno y de calidad en nuestro país son reducidas. Ojalá algún día se visibilice la existencia de nuestras condiciones y aunque suena muy soñador, que el derecho a su salud sea garantizado en calidad y tiempo. ¡Saludos a toda la comunidad (de familias con cardiopatías), que cada batalla nos haga más fuertes!”
CARDIOCHAVITOS, LA SALVACIÓN
Los tratamientos y cirugías correctivas son de alto costo, por lo que existe una buena cantidad de asociaciones civiles que ayudan a las familias con este problema, tal es el caso de Alex, un guerrero de Ciudad Victoria beneficiado por la asociación CardioChavitos, de Monterrey, Nuevo León.
“Quiero compartir este mensaje con los integrantes de la asociación CardioChavitos y a los familiares de cada uno de nuestros hijos, hijas y nietos que fueron intervenidos por algún problema de su corazón; les comento que cuando me enteré del problema de mi nieto me partió el corazón el saber que padecía de una coartación aórtica”, escribe Silvia Corrujedo para El Diario MX, y continúa…
“El mundo se me vino encima, no sabía qué hacer, no contábamos con recursos económicos para realizarle el procedimiento a mi nieto de su corazoncito; le doy gracias a mi Dios grande y poderoso y a toda la gente que nos puso en nuestro camino que nos apoyó en todos los aspectos, económicos y morales, y nos puso en contacto con la bendita asociación de CardioChavitos. El día de hoy mi nieto se encuentra en perfecto estado después de que se le realizó en procedimiento que necesitaba, no me queda más que darles mi agradecimiento a todos y cada uno de ustedes por el granito de arena que pusieron para que mi amado nieto en este momento se encuentre bien. Dios lo bendiga.”
También existen en las redes sociales grupos de apoyo entre las mismas familias que enfrentan el mismo problema de tener a hijos con sus corazones enfermos, en donde este día fluirán muchos mensajes sobre lo que enfrentan, en franca conmemoración del Día Mundial del Corazón, tal es el caso de Nayeli Olmos, que comparte su sentir en Facebook.
“Sí me parte el corazón, cuando mi niña tristemente me pregunta ¿por qué a mí, mamá? ¿Por qué no puedo ser una niña normal, que pueda correr, brincar, jugar y no tener limitaciones? Y más aún cuando la vi conectada a tantos aparatos en sus dos cirugías, todo el tiempo que estuvo internada y las incontables noches que he parado a ver que mi hija respire”, escribe esta madre mexiquense en el grupo Guerreros de Corazón México.
Aunque una coincidencia en estas familias es la fe: “Ante todo le agradezco tanto a mi Dios y a mi Virgencita chula por cada día que la veo despertar, sonreír y vivir… ¡Vivir a su manera! Su nombre es Emma y tiene atresia tricúspide con situs inversus, y somos del Estado de México”.
ÁNGELES EN EL CIELO (IN MEMORIAM)
Para muchos de los padres con corazones rotos por las cardiopatías de sus hijos les es difícil abrirse y compartir sus experiencias, por eso cuando una mamá o papá que vio partir a su guerrero se expresa es muy valorado, como es el caso de Belén Anid Rodríguez.
“A mí la cardiopatía de mi hijo me partió el corazón, la vida y el alma cuando él se fue al cielo, apenas hace un año; cuando yo me embaracé de él y saber su condición me acercó más a Dios y me enseñó a hacer las oraciones más sinceras y a ser más humilde y una mejor persona; cuando nació mi hijo tenía miedo por lo que repercutiría en su vida la cardiopatía, pero realmente él fue muy feliz y amado, aunque amado aún es”, narra esta joven madre.
“Los años que estuvo con nosotros y la pandemia nos ayudó a encerrarnos y a disfrutarlo mucho, pero lamentablemente cuando lo operaron para corregir su corazón se me fue, su corazón ya no latió y ha sido un dolor desgarrador dejarlo ir; lo extraño cada instante y cada momento, ojalá Dios me lo hubiera prestado más aunque agradezco me lo prestara y me enseñara el amor más puro, bello, sincero, y a acercarme más a él”, continúa con su sentido mensaje la señora Rodríguez y termina por compartirse.
“No puedo enojarme con Dios porque a Él pertenecemos y de Él somos y Él sabe cuándo llamarnos a su presencia, pero eso no quita que lo extrañe constantemente, su partida me ha dejado como a la deriva en muchos momentos, ojalá no existieran corazones rotos, pero hoy oro por cada niño que tiene un corazón especial y por fortaleza en cada papito. Dios les bendiga”, concluye Belén a quien El Diario MX agradece por permitir honrar juntos la partida y memoria del pequeño Baruc Elí Hernández Rodríguez.
HISTORIAS SORPRENDENTES
Sin embargo, también existen casos de personas ya adultas que al nacer los médicos pronosticaron una muerte prematura, con diagnósticos para romper el corazón de cualquiera, como el de Juany Ramírez, quien nunca perdió la fe y, contrario a ello, hoy en día se dedica a apoyar a cientos de familias pues es la creadora y administradora, desde Tamaulipas, del grupo de apoyo Guerreros de Corazón México, en Facebook.
“Hola soy Juany Ramírez y soy una mamá cardio. Mi hija Bertha Paola Banda Ramírez nació con una cardiopatía congénita cianótica compleja (ventrículo único, atresia tricúspide, canal auriculoventricular, tronco común, aurícula única, síndrome de heterotaxia viceral e hipertensión pulmonar) sin opción de cirugía y con pronóstico de vida reservado”, comienza su mensaje esta madre que vive en nuestra Ciudad Victoria.
“Recibir en tu hija un diagnóstico que no esperas y que no conoces es devastador, te cambia la vida por completo, aunque aprendes a vivir con tu peque de un modo diferente y a convivir a diario con una cardiopatía congénita”, señala y admite:
“Me parte el corazón ver a mi hija privarse de momentos especiales, de fatigarse tan pronto como moverse, de no poder hacer tantas cosas que ella desea hacer libremente y aunque su reto es hacer lo imposible, me duele su esfuerzo, lo que implica. Mi corazón se acongoja y late al mil cuando aparecen esas crisis que muchas veces nos hacen correr al hospital, me parte verla conectada a un sinfín de aparatos, de ver cómo le hacen procedimiento para que su sangre circule libremente, de verla llorar al no soportar el dolor…
“De verla conectada a un tanque de oxígeno varias horas durante el día, de no poder hacer viajes de larga distancia sin cargar su medicamento y su tanque de oxígeno, de no poder ir a lugares altos, de no poder bailar una pieza completa sin necesidad de que yo le esté diciendo ‘detente, descansa un poco’; la desesperación que yo sentía al darle sus alimentos y ver que no podía comer o respirar al mismo tiempo…
“El estrés, el miedo y la incertidumbre habitan en mí, pero también conviví con el enojo, la negación, la aceptación y los reproches; en algunas ocasiones también creo que sentí un poco de envidia de ver los niños disfrutar sus juegos mientras mi hija miraba y preguntaba por qué ella no podía, por qué ella debía vestir cubierta (era para protegerse de los cambios de clima)…
“Hoy mi hija es adulta y estoy muy orgullosa de ella, de verla hasta dónde ha llegado, todo lo que ha logrado, le agradezco el ser tan fuerte y enseñarme a serlo, y aunque en ocasiones siento derrumbarme al verla tomo aire, fortalezco mi fe y me lleno de esperanza de que todo está y estará bien y mejor cada segundo, cada instante, cada día, porque una familia con pacientes con problemas en su corazón sabe que se debe disfrutar como si fuera el último. Amo a mi hija, mi guerrera de corazón”.
Así terminan estos testimonios, los cuales son compartidos con el propósito de sensibilizar a la sociedad sobre estas enfermedades del corazón, que cada día acaban con la vida de cientos de mexicanos, pero también, cada día miles lo viven como si fuera el último, con grandes deseos de vivir.