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Seguimos con la publicación periódica de la novela “La Isla de los Cañones del Tesoro”, una obra escrita e ilustrada por el señor Cleofás Gallardo Hernández, quien llevó su pasión por las historias al papel a través de sus propios medios. Ahora te compartimos el cuarto capítulo de la segunda parte de esta historia.
Si deseas enviar algún comentario sobre la novela puedes enviar un correo con tu mensaje o crítica a: [email protected] también puedes ayudar al señor Cleofás Gallardo (quien es una persona de la tercera edad de escasos recursos) a través de siguiente número de cuenta: 5512 3824 2431 8238 de Banco Azteca.
El CAPITÁN Y EL MAYOR
El Capitán y Dandol caminan por la costa encontrando a su paso junto a las aguas del mar a 12 lanchas de remos y Dandol escoge la mejor lancha diciéndole al Capitán
-Capitán -dijo Dandol- ahora nos vamos a echar a las aguas del mar a bordo de la mejor lancha de remos.
De pronto, ante la mirada del Capitán y de Dandol aparecen soldados saliendo debajo de la eminencia de arena que se encuentra donde están las lanchas de remos, y el Capitán exclama:
-¡Diablos! – dijo el Capitán – aquí se encuentra el ejército del Mayor Chaspe.
El Mayor Chaspe se acerca al Capitán diciéndole con gesto de enojo.
-Capitán -dijo el Mayor- usted es un maldito que traicionó nuestra confianza y se merece estar muerto con el hombre que le acompaña para cuando regresen los hombres que han dejado sus lanchas de remos en esta maldita eminencia de arena.
Dandol le dirige su mirada al Mayor diciéndole
-Mayor -dijo Dandol- los dueños de estas lanchas jamás regresarán por ellas.
-¿Y tú cómo lo sabes? -dijo el Mayor.
-Yo soy nativo de esta isla -dijo Dandol- y los hombres que han dejado sus lanchas en esta eminencia de arena ahora se encuentran donde se realiza una gran fiesta en honor de Reda, la mujer más hermosa de esta isla que capturó al Capitán Abraham Esquino en la cueva donde se encuentran emplazados los cañones de esta isla.
Ante lo que ha dicho Dandol, el Mayor le dirige su mirada al Capitán diciéndole:
-Capitán -dijo el mayor- ¿es verdad que tú conoces la cueva donde existen emplazados dos malditos cañones de esta isla?
-Lo que ha dicho mi amigo Dandol -dijo el Capitán- es verdad, yo conozco la cueva donde están los dos cañones que le pertenecen a esta isla.
-Capitán -dijo el Mayor- no te mataré ahora, te necesito vivo para que nos lleves a donde se encuentran los cañones de esta isla.
-Mayor -dijo el Capitán- ¡prefiero estar muerto!
El Capitán y Dandol con sus manos esposadas caminan al frente de todos los soldados que bordean las aguas del mar con dirección hacia la última de las pirámides que se encuentra al pie del cerro, frente a las aguas del mar.
Al llegar a la puerta de la última pirámide el Mayor le pregunta a Dandol:
-Dandol – dijo el Mayor- tú que eres nativo de esta isla, quiero saber ¿qué significa pasar al interior de esta pirámide?
-Esta pirámide -dijo Dandol- es una caverna que cuenta con muchos pasadizos por lo que podemos llegar hasta los salones de baile y por otros pasadizos podemos llegar hasta donde se encuentran emplazados los cañones de esta isla.
Cuando el Capitán y Dandol al caminar al frente de los soldados por uno de los pasadizos de la caverna de pronto se produce un derrumbe de rocas, y el capitán y Dandol se echan a correr por el interior de la caverna, escapándose de los soldados del Mayor Chaspe.
Cuando el Capitán y Dandol corren por el pasadizo de la caverna un soldado les dispara sin conseguir herirlos. Cuando el Capitán y Dandol dejan de correr por el pasadizo de la caverna y Dandol golpea con una piedra a las esposas hasta romperlas y quedar con sus manos libres y el Capitán habla diciendo:
-Dandol -dijo el Capitán- ¿a dónde vamos ahora que hemos escapado de los soldados?
-Vamos a ir -dijo Dandol- a los salones de baile donde se encuentra Reda.
Después de caminar por otro pasadizo de la caverna el Capitán y Dandol detienen sus pasos y al llegar hasta donde se encuentran 15 peldaños y tres puertas, y Dandol habla diciéndole al Capitán
-Capitán -dijo Dandol- los malditos soldados ya pasaron al interior de los salones de baile por la puerta que se encuentra abierta
-Nosotros -dijo el Capitán- también tenemos que estar con los soldados en los salones de baile.
El Capitán y Dandol llegan hasta los salones de baile sin que los soldados se den cuenta de su presencia y Dandol le dice al Capitán.
-Capitán -dijo Dandol- los soldados no van a salir pronto de su escondite, ellos están entusiasmados con estar mirando a las hermosas mujeres que se encuentran en la pista de baile y nosotros tenemos tiempo de poder llegar hasta el camerino de Reda.
-Dandol -dijo el Capitán- yo quiero volver a mirar a Reda una vez más en mi vida.
Al llegar hasta un largo pasillo Dandol le dice al Capitán:
-Capitán -dijo Dandol- junto a la cortina que se encuentra a la mitad del pasillo está el camerino de Reda y usted tiene que permanecer junto a la cortina hasta que mire a Reda, si ella sale o entra a su camerino yo voy a cuidar de que nadie lo moleste Capitán.
Cuando el Capitán está frente a la cortina de un guardia de calva cabellera sale de una puerta y encañona al Capitán con su ametralladora diciéndole:
-¡Alto! -dijo el Guardia- ¡levanta tus manos, estás arrestado!
El guardia de calva cabellera no pudo decir más, un puñal se le había clavado en su espalda cayendo muerto al suelo. El Capitán levanta la ametralladora del guardia y se la cuelga en su hombro derecho diciéndole a Dandol:
-Gracias Dandol -dijo el Capitán- con el puñal que tú le quitaste al cadáver del guardia de la prisión tú acabas de hacer un buen trabajo matando a este maldito guardia que por poco no me deja mirar a Reda.
-Este Guardia -dijo Dandol- es el que cuida el camerino de Reda y ahora está muerto y me llevaré su cadáver a rastras para poder esconderlo.
Cuando el Capitán llega hasta la cortina se da cuenta de que la pista de baile se encuentra al final del pasillo en el momento que finaliza una muy gustada melodía y toda la gente le aplaude a una elegante pareja que abandona la pista de baile y el Capitán corta cartucho diciendo
-Diablos -dijo el Capitán- Reda y Mariano se dirigen por el pasillo hacia donde yo estoy y tengo que matarlos ahora.
Al llegar a la cortina Reda y Mariano detienen sus pasos y unen sus labios en un largo beso cargado de pasión, mientras que al otro lado de la cortina se encuentra el Capitán empuñando su ametralladora escuchando a Reda que habla diciéndole a Mariano.
-Mariano -dijo Reda- quiero que tú regreses a la pista de baile para que me traigas una botella del mejor licor, quiero brindar contigo unas copas en mi camerino.
-De acuerdo Reda -dijo Mariano- brindaremos unas copas para celebrar la muerte del Capitán Abraham Esquino que para esta hora el verdugo ya le cortó su cabeza.
Reda se aparta de Mariano diciéndole con gesto de enojo:
-Basta Mariano -dijo Reda- yo no quiero saber nada del Capitán.
-De acuerdo Reda -dijo Mariano- ahora voy a la pista de baile por la botella de licor.
Por un momento Reda permanece parada junto a la cortina Mirando a Mariano que regrese a la pista de baile y luego pasa al interior de su camerino dejando la puerta abierta.