AGENCIAS.- Un doblete de Jude Bellingham rescató al Real Madrid que naufragaba en su visita al Barcelona, y el Clásico español se resolvió con una remontada merengue 1-2, en un partido marcado por la presencia de los Rolling Stones en el Estadio de Montjuïc inundado por un ambiente completamente rockero.
El Barcelona armó su primer avance y contó con un toque de suerte, pues un desvío de la defensa del Real Madrid sorprendió a todos, menos a Gündogan, quien se escapó para quedar solo frente al portero y definir por abajo de las piernas de Kepa en el minuto 6.
Fermín López pudo aumentar la ventaja azulgrana, pero su disparo se estrelló en el poste en el minuto 16, ratificando el dominio del Barcelona ante un Real Madrid que no reaccionaba.
Vinícius fue frenado una vez más por Ronald Araújo, mientras Bellingham, la estrella más brillante del Real Madrid en la temporada, no mostró sus grandes cualidades llegando desde la media cancha, ya que el Barcelona dominó por completo el control del balón.
El juego cerrado y espeso en media cancha no permitía lucir a los delanteros, ni de Barcelona, que inició con Lewandowski en la banca, ni de Real Madrid, que esperaba la magia de Bellingham o Vinícius.
El Real Madrid se volvió a salvar en el minuto 51, cuando un remate con la cabeza de Iñigo Martínez se estrelló en el poste, y en el contrarremate también, con una gran atajada de Kepa.
Y es que tampoco se lograban conectar Joao Félix y Ferran Torres, quien fue sustituido por Lewandowski en el minuto 61, en busca de acertar sus opciones. Ancelotti respondió enviando a Modric y Joselu en lugar de Carvajal y Kroos.
El concierto del Barcelona se terminó con una tonada, también inglesa, pero esta vez al estilo de los Beatles: “¡Hey, Jude!” el himno que acompaña cada anotación de Bellingham con el Real Madrid, retumbó en Montjuïc con un golazo al más puro estilo del crack, un disparo desde fuera del área que sorprendió a Ter Stegen y empató el Clásico en el 68.
Pero no era todo, Bellingham marcó el 1-2, una remontada increíble con un remate dentro del área, silenciando el estadio y el concierto de los Rolling Stones, haciendo sonar más fuerte el “¡Hey Jude!”.