julio 27, 2024
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Alcoholismo, enfermedad con la que se toca fondo

noviembre 16, 2023 | 218 vistas

Patricia Azuara.-

Creció en un ambiente de extrema violencia, entre daños y sufrimiento. Su padre, alcohólico y drogadicto, golpeaba y sobajaba constantemente a su madre, que tiempo después también tuvo problemas con la bebida y desarrolló neurosis.

Esos son los recuerdos de la niñez de Jonathan Vázquez; nadie le enseñó una vida diferente a la del maltrato y los vicios. No había motivación, y sus ganas de vivir eran casi nulas. Y es que ¿para qué respirar, si todo huele a dolor?

Desesperado por la situación y el entorno familiar, Jonathan probó por primera vez el alcohol a los 14 años, y enseguida llegaron a su vida las drogas. Una cosa lo llevó a otra. No hubo estupefaciente que no ingirió, desde inhalantes hasta cocaína, y con la bebida tampoco fue diferente, lo mismo le daba tomarse una cerveza que alcohol puro de caña.

Él buscaba escapar de su realidad, y aunque lo hizo de la peor manera, hoy no se culpa, porque ¿qué más podría hacer si fue lo único que aprendió? Jonathan tocó fondo y salió, y ahora vive para contar su historia y ser ejemplo de muchos jóvenes.

PENSÓ QUE SE PODÍA CONTROLAR

Como todo vicio, al principio pensó que podría controlarlo, pero al paso de los años se dio cuenta que su vida pendía de un delgado hilo. O luchaba por reconstruirse y salir, y en cualquier momento su cuerpo quedaría inerte en alguna obscura calle del pueblo.

“El alcohol al principio es agradable, y uno piensa cuando es joven que no se tienen consecuencias, pero al paso del tiempo mi manera de tomar aumentó, había problemas en casa, tenía un papá alcohólico y drogadicto y una mamá alcohólica y neurótica”.

Cada vez más inmerso en el agujero de los vicios, a los 16 años intentó asesinar a su padre para defender a su madre de los golpes que le propinaba, sin darse cuenta que él también la laceraba a diario al verlo borracho, drogado y hasta robando.

“Lógico que los problemas en la casa me llevaban a consumir más alcohol, al principio no fue tan notorio, pero cuando tengo 19 años muere mi abuela, como yo soy criado de abuela, siento que me quedo solo y me voy de plano al alcoholismo y drogadicción, a tocar fondo”.

Tras años de soledad y con problemas que a diario se agudizaban, a los 23 años, decidió buscar ayuda e ingresó a Alcohólicos Anónimos (AA). La rehabilitación fue compleja e iniciaron los primeros seis meses de abstinencia, que creyó serían suficientes para superar las adicciones.

“Llegó por primera vez a un grupo, estoy seis meses en abstinencia y pienso que con eso será suficiente a mi problema y me voy a Guadalajara a terminar mi carrera de Ingeniería Industrial. Me voy pensando que mi problema allá no iba a existir”.

“Porque allá no tenía amigos con quien consumir, pero nosotros los alcohólicos decimos que la enfermedad es portátil, esa la traemos en la cabeza, y a donde vayamos la vamos a llevar. Y así fue, regresaron los vicios, no terminé mi carrera, me quedé a dos semestres de terminar”.

LA PRIMERA RECAÍDA

Luego de la primera recaída, Jonathan siguió en consumo sin parar. Su pareja ya no soportaba la situación, y su madre, desde su sentimiento de culpa, trataba de rescatarlo a su manera, pero nada resultaba; el joven cada vez estaba peor.

Hasta que un 28 de marzo de 2014, a una década de ser alcohólico, su propia madre le deseó la muerte. Prefería enterrarlo que ver cómo se consumía a diario entre los vicios.

“Eso que me dijo, me retumbó en la cabeza, ella siempre me decía que no tomara, que no quería que terminara como mi papá, que pensara en mí, cada que tomaba era muy imprudente en lo que le decía, pero también pensaba, cómo quería corregirme, si era el ejemplo que me había dado”.

Buscó nuevamente a su padrino de AA, y pidió ayuda otra vez. La rehabilitación fue mucho más compleja con noches enteras sin dormir y sudando frío por el proceso de desintoxicación; lo único de lo que estaba seguro era que quería romper esos patrones que tanto daño le hicieron.

Jonathan tiene nueve años limpio, no deja de asistir a sus sesiones y encabeza un grupo de ayuda. Su padrino marcó una diferencia en su vida, hoy tiene un hijo y un taller de motocicletas y, aunque siempre hay riesgo de volver a caer, mantiene una vida llena de ocupaciones y alejado de todo lo que lo pueden hacer retroceder.

“El primer año fue el más difícil, trabajé todo el año con mi padrino, es ganadero y yo no sabía nada de vacas y de racho, pero la única manera de ayudar a un alcohólico, es estar con otro alcohólico”.

LOS GRUPOS DE AUTOAYUDA

De su padre, relató, a los años de verlo rehabilitado, tomó la decisión de unirse a AA, tiempo después también fue su madre. Hoy su entorno dio un giro abismal y lo único que desea es contar su historia y ser inspiración para quienes están en el abismo.

“Es cansado de vivir de una manera en la que no eres feliz, yo les digo que busquen ayuda a cualquier grupo, no importa cuál sea ni qué esfuerzo sea, que lo hagan, que estén decididos a cambiar, no es agradable ser infeliz y hacer infelices a los tuyos”.

Dice la literatura que nosotros los alcohólicos vemos el alcohol como grata compañía y jovialidad, sueños vividos, y éxito, al principio cuando tomas alcohol eso produce, te hace sentir satisfacción, el problema es que después te lleva al extremo de problemas, sostuvo.

“Algo que no ayuda a un adicto es que siempre tiene alguien que lo apoye, pero debe quedarse solo, porque cuando está en la soledad es cuando toca fondo. Los adictos podemos estar al borde de la muerte y de la locura y no cambiar, porque así es la adicción”.

“Nada cambiaría de mi vida, la volvería a vivir igual. Si haber vivido todo lo malo fue lo que me hace vivir ahora como estoy, lo volvería a pasar sin duda. Yo creo que si no hubiera tocado fondo, no estuviera hoy dándote esta entrevista”.

DÍA MUNDIAL SIN ALCOHOL

Este 15 de noviembre se celebró el Día Mundial sin Alcohol, una efeméride que tiene como finalidad concienciar a la población mundial acerca de los daños físicos y psicológicos que ocasiona el consumo de este tipo de sustancias en nuestro organismo.

Al respecto, la OMS implementó el Sistema Mundial de Información sobre el Alcohol y la Salud, con el objetivo de manejar datos referidos a la intensidad y las características del consumo de bebidas alcohólicas, sus consecuencias sanitarias y sociales, así como la implementación de las políticas pertinentes.

¿POR QUÉ SE CELEBRA EL DÍA MUNDIAL SIN ALCOHOL?

En el siglo 20 el alcoholismo fue declarado como enfermedad, siendo la principal causa de tres millones y media de muertes cada año, debido a los accidentes de tráfico que ocasionan, así como los traumatismos y discapacidades que afectan a unos 50 millones de personas en el mundo.

El consumo excesivo de alcohol ocasiona los riesgos y consecuencias para la salud, que generan más de 200 enfermedades y trastornos físicos y mentales como: dificultades de memoria; enfermedades cardíacas y del hígado; cáncer de mama, boca, garganta, colon, hígado, laringe y recto; daño en las mucosas del aparato digestivo; aumento de la tensión arterial; accidentes cerebrovasculares; violencia e irritabilidad; dificultades de erección en los hombres; sensación de hormigueo en brazos y piernas; daños al feto durante el embarazo y síndrome de Alcoholismo Fetal (SAF).

EL ALCOHOL: UNA PRÁCTICA SOCIAL PERMITIDA

El consumo de alcohol desde una edad temprana es una práctica social permitida e incluso exigida en ciertos círculos, lo que propicia que cada persona beba en promedio 8.4 litros de alcohol puro al año, lo que equivale a 2.2 litros por encima del promedio mundial.

Los factores que inciden en el hábito del consumo de alcohol son diversos: depresión, baja autoestima, necesidad de autonomía, evasión de la realidad, aceptación, presión social, entre otras causas.

Alcohólicos Anónimos (AA) es una comunidad internacional sin fines de lucro, de ayuda para tratar la adicción al alcoholismo, creada en el año 1935 en Ohio, Estados Unidos. No está afiliada a religiones, partidos políticos u otros organismos.

Está conformada por 2.1 millones de miembros a nivel mundial que forman parte de unos 120 mil grupos, presentes en más de 180 países alrededor del mundo. Se comparten experiencias acerca de la adicción al alcohol, aplicando 36 principios contenidos en 12 pasos y 12 tradiciones.

Los “Doce Pasos” son el núcleo central del Programa de Alcohólicos Anónimos para la recuperación de la adicción al alcoholismo, basados en las experiencias de los primeros miembros del programa. Describen actitudes y actividades que son importantes para alcanzar la sobriedad.

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