diciembre 13, 2024
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diciembre 6, 2023 | 174 vistas

Arnulfo Mata Huerta

Ezequiel Reynoso, maratonista de pelo en pecho, no para en recorrer los senderos sinuosos que tiene la Sierra Madre.

En fecha reciente, en compañía de otros corredores en terracería participaron en un tramo de subida y bajada por los escabrosos senderos llenos de piedra y lodo. Entre ellos corredores de Tampico, Madero, Altamira, Tula, Reynosa, Matamoros y el grupo de Victoria.

Entrevistado ligeramente a su llegada lo cuestionamos sobre su recorrido y nos dio una amplia explicación de cómo sucedieron los hechos en plena sierra de Miquihuana, Tamaulipas.

“Fue una ruta enclavada en el altiplano tamaulipeco, con una altimetría nada sencilla, con tramos técnicos y una gran variedad de flora y fauna, sus altísimos pinos y encinos, su gran variedad de magueyes y cactáceas enormes, pachoncitos con colores que van del verde al amarillo y naranja, nos dan los buenos días mientras nuestras lámparas luchan con la oscuridad, ahora no hay estrellas, un cielo cerrado y un viento frío sin llegar a helado nos socorre con el esfuerzo constante que implica trepar por esos senderos”, comentó.

“Una patrulla 4×4 nos acompaña hasta la base de la primera montaña, con su candil nos apoya mientras comenzamos la escalada, los aromas de bosque son diversos, pero todos muy agradables”, dijo.

“A las 7 a.m. ya vamos por el filo de la montaña, disfrutando absortos como hipnotizados con las maravillosas vistas que el bosque no ofrece, el sonido del viento entre los pinos y cañones de la sierra, el chipi chipi intermitente, la mañana se torna clarita, se aprecia hasta los más lejanos valles y joyitas de pasto, el clima propicio para correr, en los abastos nos reciben con flautas, gorditas, coca cola, isotónicos y golosinas, además de la buena plática y el abrazo generoso”.

“El retorno es a mata caballo, tratando de ganarle instantes al tiempo, algunos rasponcitos y falseaduras son el precio de querer bajar como bólidos por los senderos, un rudimentario acueducto de troncos de pino, nos provee del vital líquido y las hojas de laurel y yerbaniz nos devuelven las fuerzas y el aliento perdido en esas alturas, las horas van pasando, cada paso nos acerca a la meta, ya se ve el pueblo, allá abajo a lo lejos, el sendero lo va rodeando y de pronto cae en picada en ese rumbo, como piedras rodantes llegamos a los linderos para continuar por sus empedradas calles llenas de misticismo, historia, tradición y leyendas, la plaza está lista con el arco meta y la gente apoyando cada llegada de los competidores, abrazos, medalla, trofeos, fotografías con las amigas y amigos runners, de los distintos municipios y estados que nos acompañan más la familiares y amigos”, mencionó Ezequiel.

“Gracias a los organizadores que nos hacen sentir como en familia, a las autoridades, personal de staff, patrocinadores y amigos, werigaaaa por siempre”, contó para los ahí presentes.

Ezequiel y el grupo van a presentarse este domingo en la Ciudad del Cerro de la Silla para competir en una maratónica competencia.

Esto lo afirmó al término de la improvisada entrevista.

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