diciembre 14, 2024
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Los villistas toman Victoria

diciembre 11, 2023 | 256 vistas

Francisco Ramos Aguirre.-

En octubre de 1914, mientras atendía asuntos en su “casa burguesa de Guadalcázar”, el general Alberto Carrera Torres aún constitucionalista y recién ascendido a General de Brigada, se mostró indeciso y confesó ante Vito Alessio Robles su simpatía por Villa y Carranza. Además, opinó que para evitar la guerra lo mejor sería que ambos caudillos abandonaran sus cargos. En ese tiempo, el tamaulipeco merodeaba por los caminos de la Sierra Madre Oriental entre Tula, Tamaulipas y Guadalcázar, San Luis Potosí, donde estableció su cuartel.

A finales de noviembre, el General todavía era “Gutierrista” o Convencionista como los hermanos Cedillo, pero el siguiente mes cambió de bando al villismo dispuesto a luchar contra Eulalio Gutiérrez y el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista. Como era de esperarse, se sumaron a la causa sus hermanos Eutiquio, Francisco, Eduardo Carrera G. y Pedro Ruiz Molina, entre los pocos militares tamaulipecos que abrazaron el villismo.

En ese momento, jamás imaginó que años después aquella decisión habría de conducirlo al fusilamiento por órdenes de su ex jefe Luis Caballero, gobernador y comandante militar de Tamaulipas, con quien tuvo una relación conflictiva. La primera rivalidad entre ellos sucedió en 1913, cuando Caballero designó al mayor Simón Guerra Osuna, jefe militar de Tula, donde el joven Alberto “Jefe Bizarro y Pintoresco”, como lo llamaba Alessio Robles, era amo y señor.

Aquel distanciamiento hizo crisis en marzo de 1914, porque el general Pablo González designó a Carrera Jefe de Operaciones de la Huasteca Potosina y Jurisdicción del Distritos Sur de Tamaulipas y Nuevo León. Con dicha maniobra, González trataba de suavizar las relaciones tirantes entre ambos. Por ello, instruyó a Caballero que caminaran de acuerdo en todo y por todo “…para facilitar mutuamente las operaciones contra los traidores…pues todas las disidencias y todos los disgustos que surjan allí redundan en perjuicio de nuestra causa…y requiere, como digo antes, una gran cantidad de paciencia y un tacto especial para evitar fricciones.”

CARRERA EN SU CABALLO BUCÉFALO

En diciembre de 1914 al iniciar los conflictos bélicos entre los revolucionarios, el villista del Cuarto Distrito presentó combate en Estación Velasco -cerca de Ébano-, entre Tampico y San Luis Potosí, y fue vencido el general César López de Lara. Enseguida, montó nuevamente su caballo Bucéfalo negro azabache y se dispuso a atacar Ciudad Victoria. En su tránsito por la sierra, el día ocho sostuvo un tiroteo con las fuerzas de Caballero en los alrededores del río Chihue.

Ante el avance del villismo, el mencionado militar habilitó con un cañón y dos ametralladoras a la tropa del capitán Julio Dávila, para vencer a Carrera en los enfrentamientos de La Mula, Las Pilas, Paso de la Vaca, El Sauz, La Loma, Hacienda La Maroma -propiedad de Blas Uvalle-, La Florida, La Enramada y Los Ébanos municipio de Jaumave. El 16 de diciembre defendieron ese sitio los mayores Pedro Morales y Rodrigo Flores, hasta lograr su ocupación por el coronel Agapito Lastra.

Como parte de los refuerzos, llegó a La Herradura situada en lo alto de la Sierra Madre Oriental, un grupo de carrancistas al mando del capitán Genovevo Rivas Guillén, quienes hicieron prisioneros a varios villistas, los cuales fueron conducidos al Palacio de Gobierno de Ciudad Victoria, donde el general Caballero, a cambio del fusilamiento, los invitó a sus filas.

El asedio de las tropas carreristas se prolongó sin tregua hasta finales de diciembre. El primero de enero de 1915, mientras Carrera se encontraba en Tula, llegaron refuerzos villistas de San Luis para reforzar los ataques de La Ceja y Santiaguillo. A partir de la instalación de su cuartel en la Hacienda de Tamatán, los habitantes de la Capital tamaulipeca vivieron momentos de enorme tensión, derivada de los encuentros entre villistas y carrancistas.

La defensa de la plaza estuvo a cargo de los generales Luis Caballero, Francisco Artigas y Francisco Cosío Robelo, posesionados de la Loma del Muerto, Santuario de Guadalupe, Planta de Luz y Pedrera en Tamatán. Por su parte, el general Carrera recibió apoyo de Miguel Zapata, sin que lograran imponerse ante el ataque local. Al sentir la inminente derrota y varias bajas de sus soldados, los carreristas tuvieron que replegarse.

El 6 de enero, después de vencer a los villistas gracias al apoyo del general Francisco Cosío Robelo, Caballero informó al Primer Jefe sobre el comportamiento de las fuerzas leales: “Después de tres días de combate, ha sido rechazado vigorosamente el enemigo que en número cinco veces mayor atacó esta plaza…los soldados a mi mando se portaron valientemente…R. R. Navarro, R. Cortina y A. Lastra…Habiéndose…puesto el enemigo en vergonzosa fuga, dejando el campo sembrado de cadáveres…Los combates de hoy fueron reñidísimos, durante ocho horas de continuo tiroteo, sufriendo la ciudad los efectos de varias granadas y bombas enemigas, de las cuales algunos balines dieron en el Palacio de Gobierno…estoy resuelto y estaré siempre a defender la Capital del Estado hasta morir.”

Según el periódico veracruzano El Pueblo, la derrota causó alrededor de 600 muertos; mientras los ataques y asedios del enemigo se prolongaron durante enero y parte de febrero de 1915, hasta ser rechazados. Carrera retrocedió nuevamente a La Herradura y después a Tula, donde lo desalojó el coronal Apolonio Treviño de las fuerzas del general López de Lara. Al mismo tiempo, el teniente coronel Anacleto Guerrero venció a los villistas en Quintero, una pequeña comunidad del Distrito Sur de Tamaulipas.

LOS VILLISTAS TOMAN VICTORIA

Pancho Villa sabía la importancia de Victoria como Capital de Tamaulipas, por ello instruyó al general Felipe Ángeles para enviar a esta población dos militares de su mayor confianza, los experimentados generales duranguenses Severino Ceniceros y Máximo García Contreras. Meses atrás, con el grado de coronel este personaje comandó la Brigada Madero contra el huertismo.

A mediados de marzo de 1915, acompañados de un ejército, ambos cruzaron los límites entre Nuevo León y Tamaulipas. Pasaron por Estación Cruz, un lugar importante por el movimiento comercial de maíz, piloncillo y ganado de las haciendas cercanas que embarcaban por ferrocarril a distintos puntos del país. El 18 de marzo, los villistas presentaron combate contra los hombres del Luis Caballero, a quienes vencieron sin problema, provocando el repliegue a su natal Jiménez.

Al mando de mil 500 elementos, el 26 de marzo los villistas ocuparon la estación ferroviaria de Garza Valdez, donde los esperaba el general Juan Nepomuceno Guerra, quien no pudo contenerlos con 300 hombres a su mando. La incursión exitosa de los villistas se prolongó sin problema hasta Santa Engracia, donde vencieron a Guerra y el coronel Ricardo Cortina -egresado del Colegio Militar-. Ahí fusilaron a varios oficiales carrancistas.

Animados por esos triunfos, marcharon a Ciudad Victoria donde los esperaba el general César López de Lara con su ejército, quien no presentó batalla. A cambio se replegó al poblado Puerto del Aire, municipio de Hidalgo, donde fue derrotado el 15 de abril por tropas del general Máximo García. Lo mismo sucedió con otros elementos carrancistas, vencidos en Güémez y Padilla.

Probablemente, como regalo de bodas de su próximo matrimonio con Carmen Torres, Villa designó gobernador de Tamaulipas a Máximo García Contreras. El 19 de abril acompañado de sus huestes, asumió el cargo en la Capital tamaulipeca. El 17 de abril Carrera Torres se dio tiempo de viajar a Tula, donde tomó prisioneros a Eulalio Gutiérrez y varios colaboradores, entre ellos Isabel Robles, Eugenio Aguirre Benavides, José Vasconcelos, Alejandro Mackiney y Lucio Blanco, quienes transitaban rumbo a la frontera. Finalmente salieron de Tula y cruzaron la sierra hasta llegar a Hacienda Las Antonias, Doctor Arroyo y Ciénega del Toro, Nuevo León, donde renunció a la presidencia el 2 de junio de 1915.

¡VIVA PANCHO VILLA, CABRONES!

Mientras tanto, Caballero salió a caballo rumbo al norte de la entidad, estableciendo los poderes en San Fernando y Cruillas durante un mes. Antes de salir, emitió una orden al coronel Rafael Trejo, quien, al malinterpretarla, fusiló 72 presos de la penitenciaria de Victoria, entre ellos Tomás Navarro El Mosco, un personaje de la picaresca popular victorense, propietario de una cantina y billares cercana a la Plaza Hidalgo. El fatal desenlace se originó mientras un grupo de carrancistas transitaba cerca de un ventanal de la penitenciaría del Nueve Matamoros. En ese momento, varios presidiarios gritaron ¡Viva Pancho Villa! lo cual le fue comunicado al general Caballero.

Entre los combatientes fallecidos por arma de fuego entre abril y mayo, destacan Santiago Gamboa (Durango) y un soldado desconocido del Segundo Regimiento de la Brigada Ceniceros, fusilado por instrucciones del capitán Raúl A. Loya en el Tinaco del Agua de la Estación del Ferrocarril de Victoria. De acuerdo a indagatorias consignadas en el acta de defunción, se menciona que “…originario de Cerritos, San Luis Potosí, teniendo una edad aparente de veinticinco años, color aperlado, pelo negro y liso, poca barba teniendo sólo bigote, estatura mediana, complexión delgado, vestía traje de kaki color amarillo, calzado de clase regular, sombrero texano, falda tendida y recto y como señas particulares un diente de oro encasquillado en dicho metal, que presentaba tres heridas en el pecho y una en la sien izquierda todas de armas de fuego…” (Continuará).

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