Patricia Azuara.-
Cd. Victoria, Tam.-
Jimmy Orlando, ecuatoriano de 35 años, de profesión abogado, salió de su país por la violencia, tuvo que dejar a su familia en aquel lugar. Él es uno de los miles de migrantes que diariamente cruzan el país con el firme propósito de llegar a la frontera con Estados Unidos y alcanzar el sueño americano, aunque en el intento pierdan la vida.
En entrevista para El Diario, Jimmy narró el cruel paso por la selva del Darién, donde el olor a putrefacción golpea los sentidos. “Tienes que caminar sin parar o ahí te quedas”, relató.
A ratos se le quiebra la voz, mientras continúa y recuerda la difícil travesía, a pie, en camión, lancha, motocicletas, por el río, en el desierto, entre la peligrosa selva, donde llevan el miedo a cuestas, y el dolor entre cada poro.
Pasan de filtro en filtro, de mano en mano, son víctimas de extorsión, estafa, se convierten en presa de la delincuencia.
Jimmy es guardia de seguridad en la Casa del Migrante de San Luis Potosí, pero su meta es llegar a la frontera por Tamaulipas. Es originario de Ecuador, país donde la migración va en aumento.
Él estudió Leyes, pero tuvo que abandonar su lugar de origen por la terrible violencia que grupos delictivos generan en contra del sector masculino, principalmente, a quienes los obligan a vender drogas.
“Eso es que no, explicarlo es muy complicado, verlo, ustedes tienen una idea muy diferente, porque el que lo escucha no lo va a creer, tiene que verlo, o un periodista tiene que infiltrarse, así como uno y pasar la selva y que vaya viendo la realidad como es”.
“Hay personas que se ahogaron cuando creció el río, nadie tiene la verdad absoluta de este tema, nadie lo tiene. En mi país hay mucha extorsión y amenazas, el factor importante para que todo marche bien es el dinero, pero a veces no todas las personas son confiables, hay personas que te estafan”.
LA ESPERANZA AMERICANA
El abogado, al igual que miles y miles de indocumentados, tiene su esperanza puesta en la entrada legal a Estados Unidos a través del CBP One para poder obtener asilo y pronto reunirse con su familia. Sus sueños de litigar pasaron a segundo plano, y no le importa barrer calles, pero no volver al sitio donde nació, creció y hoy lo espera su familia.
“Yo vivo en Ecuador en una ciudad que se llama Esmeralda, a mi hermano lo amenazaron, le exigían, lo obligaban a que vendiera drogas. Cuando sales de tu tierra se ven muchas cosas, yo, a pesar de lo poco que traje de mi dinerito, vine ayudando a mucha gente, porque a mí también me ayudaron”.
“Y así fue como llegué hasta aquí, yo no ando solo ando con un hermano, eso es lo que queremos, solo llegar y trabajar en lo que sea, así sea limpiando vidrios, barriendo, me da lo mismo, yo lo que quiero es trabajar y tratamos de hacerlo de la manera legal”.
La Coordinadora de la Casa de la Caridad Hogar del Migrante en la capital potosina, Geraldine Estrada Rivera, llamó a la empatía y a sumarse a los esfuerzos que se realizan en los albergues para indocumentados que hay en el país.
“Mandamos este llamado de sumarse sin ver la nacionalidad, sin ver la condición de esta persona, sino simplemente ayudar al que ahorita está en desventaja”.
“Nunca sabremos en qué momento nosotros vamos a estar en desventaja y estas acciones que ustedes hacen con las Casas tienen su recompensa, porque son rostros que no van a conocer, pero no están juzgando, simplemente están ayudando”.
Lo que ya tienes en tu closet y que hace mucho no te pones, debe ser para ellos, reiteró al pedir nuevamente a sumarse a la cadena de favores en beneficio de alguien que nunca volverás a ver, pero que sabrás que ayudaste.
EFEMÉRIDE
Ante el aumento de los flujos migratorios en el mundo, en el año 2000 la Asamblea General de la ONU proclamó el 18 de diciembre como el Día Internacional del Migrante. Con la creación de esta efeméride se pretende visibilizar los retos, dificultades y adversidades que deben afrontar los indocumentados, así como efectuar un llamamiento a todas las naciones para contribuir a que la migración sea un proceso seguro, regular y digno.
Uno de los principales antecedentes en la creación de esta efeméride radica en la adopción de la Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares, por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 1990.
En 2016 se generó un paso importante para la migración, ya que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó un conjunto de medidas que se concretaron en la Declaración de Nueva York sobre Refugiados y Migrantes.
Esta declaración reconoce la labor positiva de los migrantes y se compromete a proteger su seguridad, dignidad, libertad y derechos humanos de los migrantes.
En 2023 el número de migrantes alcanzó la cifra de 300 millones, 51 millones más que en el año 2000. Existen aproximadamente 68 millones de personas desplazadas por la fuerza, entre los que se incluyen 25 millones de refugiados, tres millones de solicitantes de asilo y más de 40 millones de desplazados internos.
Según la ONU, a finales de 2021, más de 59 millones de personas fueron desplazadas de sus hogares por diversas razones: conflictos, inseguridad y efectos de cambio climático.
Estas migraciones no siempre se realizan de forma segura y ordenada. Más bien al contrario, millones de personas siguen emprendiendo rutas peligrosas año tras año.