Roberto González / Alianza Medios de Tamaulipas
Tamaulipas tiene leyendas que si bien muchas no son conocidas de manera popular, sí hay aquellas en que se cuentan a través de la sabiduría popular.
Tal es el caso del “Jinete sin cabeza”.
Según datos, esta leyenda corresponde a otros sitios, a otras ciudades, incluso a otros países, pero Tamaulipas tiene la propia.
Y está muy cerca de Ciudad Victoria, la Capital del estado, en donde la propia gente cuenta, cada quien su versión, no obstante, cada una de ellas tiene similitudes, lo que la hace cada vez más verídica.
Y sí, los tamaulipecos, al menos en esa zona de la entidad, aseguran que este estado del noreste del país también cuenta con su mito del “jinete sin cabeza.
SUCEDE CADA NOCHE
Cada noche de luna llena, la zona serrana de nuestro estado se estremece ante la presencia de un espíritu: un jinete sin cabeza que cabalga para no dejar dormir a los pobladores de la región.
Esta leyenda recientemente fue difundida en TikTok, y detrás de ella hay una historia de traición y venganza.
Fue en su cuenta de la plataforma china que el usuario Ram Valdés, especializado en recuperar aquellas historias antiguas.
Todas ellas, en las que la realidad se entremezcla con la ficción y que se han originado en distintas partes de nuestro país, y en esta ocasión tocó a Tamaulipas.
CÍRCULOS
La historia habría ocurrido en el municipio de Llera. A unos 70 kilómetros de Victoria.
De acuerdo al relato del creador de contenido, a inicios del siglo 20, en la comunidad de Ignacio Zaragoza, ubicada en el municipio de Llera, vivía una joven pareja dedicada al campo y a la cría de ganado.
Al ser ambos tan unidos y trabajadores, eran apreciados y respetados en su entorno.
Se dice que un día llegó hasta la casa del matrimonio un soldado desertor del ejército de Estados Unidos, quien pidió refugio ya que lo estaban persiguiendo, a cambio laboraría para ellos con dedicación.
Ellos aceptaron, sin ningún problema, ya que les dio confianza y la percepción de ser buena gente.
Pasaron las semanas y luego los meses y el gringo, como se le empezó a conocer al extranjero no se iba.
Sin embargo, como ponía mucho empeño en sus trabajos dejaron que se quedara de manera indefinida.
ASÍ NACIÓ LA LEYENDA DEL JINETE SIN CABEZA DE TAMAULIPAS
No obstante, en cierta ocasión el esposo llegó a la casa tras haberse cancelado la venta de un ganado.
Al llegar a su hogar, encontró a su esposa en los brazos del inquilino extranjero.
El hombre, lleno de furia, hizo que sus trabajadores ataran una soga al cuello del soldado, mientras que sus pies fueran amarrados a un caballo que hicieron correr violentamente.
La cabeza se desprendió del cuerpo del gringo, mientras que el caballo se perdió en el horizonte.
El hombre echó a su mujer de la casa y le dijo que nunca volviera.
“Desde entonces el rancho se sumergió en la más terrible de las tristezas”, dice Valdés.
Entonces, quizá buscando su cabeza extraviada o tal vez queriendo encontrar a la mujer que amó, los pobladores de Llera dicen que es posible avistar una figura espectral durante las noches de luna llena, el jinete sin cabeza de Tamaulipas.
LA MUJER CON CARA DE CABALLO
Varios fueron los hombres de vida disipada que, durante la primera mitad del siglo 20 en Tampico, afirmaron que en las calles del puerto se les llegó a aparecer la mujer con cara de caballo; un ente que a la fecha sigue alimentando la leyenda, pero sobre todo el misterio de si se trataba de una bruja, un nahual, o un extraterrestre.
La Loma o el Barrio de la Unión, conocidos por ser la zona de cantinas y prostíbulos durante el auge petrolero de la ciudad, fueron algunos de los lugares en los que se llegó a ver a la mujer con cara de caballo; fue tanto el espanto que causó entre los hombres que se cruzaron en su camino, que los alejó completamente de la bebida y los vicios.
El historiador Francisco Ramos Alcocer ha registrado el testimonio de “Don Polo”, quien asegura que tuvo un contacto con esta entidad. Fue en los años en que recién había concluido la Revolución Mexicana, y él trabaja en los campos petroleros. Saliendo del trabajo la costumbre era asistir a la cantina “a cotorrear y a enamorar muchachas”.
Cierta ocasión, “La Palomilla”, después de pasar algunas horas tomando, comenzó a dispersarse y cada quien se dirigió hacia sus casas. En algún momento don Polo observó cómo, a unos tres metros de distancia, pasó caminando una mujer muy atractiva, llevaba un vestido y una larga cabellera de color negro que le llegaba hasta la cintura.
“Vi pasar una muchacha de curvas muy pronunciadas, así como eran las muchachas de esos años, como Libertad Lamarque, de cintura ajustada, traía un vestido entallado, caminaba muy bonito”, así la recuerda don Polo, quien de inmediato se lanzó tras ella.
Así continúa su relato: “Yo que me le aparejo, le llegué a decir mis frases estudiadas, mis mejores piropos: ‘Qué bonita, ¿a dónde vas?’, y todo el arsenal que se me ocurría, en eso estaba cuando [la mujer] se detiene de golpe en la esquina”.
‘ME VI EN SUS OJOTES NEGROS’
Lo que siguió a continuación fue de tal terror que don Polo afirma que en ningún otro momento de su vida ha sentido la impresión que le dejó cuando la mujer la miró de frente: donde esperaba encontrar un bello rostro que correspondiera al atractivo cuerpo, don Polo vio la cabeza de un caballo.
“Tenía su cara de caballo, sí, de caballo trompudo y me vi en esos ojotes negros, la verdad no sé cómo no me desmayé”, dice, y tras el espanto lo único que pudo hacer fue encerrarse en su casa.
¿BRUJA, NAHUAL O EXTRATERRESTRE?
Días después enfermó del susto, sus amigos le dijeron que escarmentara y dejara de una vez la vida de las cantinas. “Después de eso me calmé un poquito y hasta me casé”.
Ramos Alcocer, en su libro “Historia de la base extraterrestre de playa Miramar”, indica que a la fecha se desconoce si esta mujer era una bruja, o un nahual o incluso -como parte de la leyenda urbana contemporánea- un extraterrestre que tenía la capacidad de cambiar de forma. “Que cada quién forme su juicio”, indica el investigador sobre la leyenda de la mujer con cara de caballo en Tampico.