Citadinos y extranjeros vivieron un arranque de 2024 lleno de baile y goce.
Desde el Ángel de la Independencia hasta la Glorieta del Ahuehuete de la CDMX, se comenzó a respirar un ambiente de armonía y felicidad al saber que cerrarían el año como se debe: bailando con el maestro Rubén Blades.
Familias, parejas, grupos de amigos y hasta perritos se dieron cita sobre la avenida Paseo de la Reforma para vivir las últimas horas del 2023 en regocijo, entre huevazos de confetti, luces de bengala, coronas, gafas y sombreros alusivos al cierre de un ciclo.
A lo largo de todo el corredor, la gente podía encontrar todo tipo de alimentos para saciar su hambre: tlayudas, elotes, tacos, tortas; las artesanías también fueron una opción para hacer las últimas compras del 2023, pues había disponibles ropa de diseño nacional, arte y joyería para que los visitantes pudieran agregar una accesorio más a su ritual o una pieza más a su outfit.
A partir de las 19:00 horas, la música comenzó a sonar por los alrededores. Estuvo a cargo de un DJ que tocó un setlist cargado de salsa, cumbia y reguetón para avivar los ánimos, aun así el aforo se mantenía controlado y para las 20:00 horas parecía que aquello se viviría en tranquilidad y con poca asistencia, sin embargo, para el show de Blades un par de horas después, el corredor ya estaba atiborrado de gente lista para darlo todo en la avenida, que rápidamente se convirtió en una pista de baile gigante.
A las 22:32, los metales, bongos y trompetas anunciaron la llegada del también conocido Cronista de la Salsa, quien tras una introducción musical a cargo de la Big Band de Roberto Delgado, apareció para dar inicio al ritual.
“Buenas noches”, saludó Blades de inmediato a su audiencia, luciendo su clásico sombrero de bombín, un traje gris y esbozando gran sonrisa por estar con un público ávido de celebrar.
Su aparición fue ovacionada al iniciar con Mambo Gil, tema cuyo ritmo fue marcando entre pasitos de baile y el sonido de maracas decoradas con la bandera panameña.
“Gracias por tenernos aquí, porque México es un país que tiene una extraordinaria calidad artística y el hecho de que nos hayan invitado a compartir este momento con ustedes nos llena de orgullo”, pronunció el artista de 75 años, quien atribuyó su éxito a la audiencia.
Y, por supuesto, no se olvidó de agradecer a Gobernación por la invitación.
Foráneos, adultos, jóvenes, niños en los hombros de sus padres, barrenderos y policías se acercaron con sus accesorios festivos a darse una pausa y dejarse llevar por las armonías de Blades con temas como Plástico, La palomilla, Decisiones, Arayue, Buscando guayaba y Paula C.
Canciones con las que, pese al reducido espacio, gracias al tumulto que se formó, no impidió que varios comenzaran a mover la cadera y algunos atrevidos hasta se abrieron paso a empujones para sacar sus mejores pasos en pareja.
Todo en un ambiente de armonía y felicidad, pues incluso había quienes sin llevar acompañante se animaron a sacar a bailar a desconocidos. Falta de confianza no hubo.
Además de la bandera de México, lábaros de Panamá, Venezuela, Colombia y Uruguay se ondearon entre el público, sin olvidar la de Palestina, que estuvo presente ante la mirada del centroamericano, quien se caracteriza por ser un luchador social. La guerra entre ellos e Israel no pasó desapercibida.
El público usó sus mejores prendas, brillantes y relucientes, pero también un sector decidió estar cómodos con pants y sudadera. Lo bueno de no existir un código de vestimenta.
Esto no sucedió en escena, donde absolutamente todos los músicos vistieron de gala para empatar con la elegancia del autor de tantas crónicas musicales y sociales.
Las calles, País portátil, Ojos de perro azul, Amor y control, Tambor, Juan Pachanga y El padre Antonio, también formaron parte del show del músico, quien habiendo estado inmerso en la política (como ministro de turismo) de su país escogió aquellos temas cargados de protesta para poner a reflexionar al público.
De hecho, pidió a la ciudadanía estar inmersa en el rubro político para mejorar la situación de la comunidad. La democracia debe jugar a favor del sector social.
Sus anécdotas y su charla se extendieron tanto que se lo comió el tiempo y tuvo que pausar el concierto para dar pie a la cuenta regresiva hacia el 2024 en manos del jefe de Gobierno, Martí Batres.
Al conteo le siguió un número de pirotecnia que avivó aún más los ánimos y mantuvo encantados a los asistentes, quienes, con uvas en mano y lucecitas, celebraron la llegada del Año Nuevo.
Al regreso del también activista, sus fans pedían a gritos clásicos como Pedro Navaja y El cantante, peticiones que fueron concedidas al instante para retomar la fiesta.
La celebración de más de dos horas a cargo del músico, salida de su más reciente gira Salswing Tour, con la que ha recorrido partes de Latinoamérica y Estados Unidos, culminó con Buscando América, dejando a todos bien prendidos.
Incluso al encargado de la administración citadina, quien estuvo muy alegre bailando entre la comunidad. Y vaya que los pasos se le dieron muy bien.
Tras la despedida de Blades, muchas personas se quedaron bailando en la arteria de la capital y, a leguas se les veía la intención de alargar la fiesta hasta donde las autoridades lo permitieran.
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