En las calles de Freetown, capital de Sierra Leona, se ha popularizado una nueva droga conocida como «kush», la cual ha comenzado a extenderse a otros países.
Esta nación, una de las más pobres del mundo, experimenta un auge de esta droga sintética cuya composición química sigue siendo un misterio, llegando a rumorearse que contiene huesos humanos. A pesar de su desconocido origen, la «kush» ha causado un impacto devastador en la sociedad sierraleonesa, especialmente entre los jóvenes.
La «kush» es conocida por inducir un trance profundo, tan intenso que algunos de sus usuarios llegan a dormir de pie. Este estado de desconexión de la realidad se ha convertido en un escape para muchos ante la pobreza extrema del lugar. Algunas organizaciones sostienen que la droga se ha diseminado desde los barrios marginales hasta las zonas más acomodadas.
Algunos expertos han señalado que la adicción a la «kush» no solo es un problema de salud, sino también un símbolo de la desesperación económica y social que enfrentan muchos jóvenes en Sierra Leona. Esto ha traído consigo graves consecuencias sociales, como un profundo deterioro psicológico y emocional entre los más jóvenes, y a pesar de los esfuerzos por proporcionar atención médica y psicológica, los recursos son insuficientes y las recaídas son frecuentes.
Una investigación de la DW señala que con las elecciones nacionales de Sierra Leona aproximándose, hay temores de que el consumo de «kush» pueda incitar a la violencia. La policía, liderada por el superintendente Brima Kamara, busca abordar este problema no solo con la ley, sino también con estrategias de concientización y colaboración interinstitucional.
En el mismo análisis sostiene que la situación en Guinea es igualmente preocupante, pues se acusa a los traficantes de drogas sierraleoneses de contrabandear “kush”, pero la comunidad sierraleonesa en Guinea señala que la droga también podría producirse localmente. Joseph Kargbo, un líder comunitario sierraleonés, insta a las autoridades guineanas a no centrarse solo en la culpabilidad de Sierra Leona, sino a involucrar a los padres y a todos los interesados en la concientización sobre los riesgos del «kush».
Con información de: heraldodemexico.com.mx