Patricia Azuara.-
En un evento infantil, las botargas son la “cereza del pastel”; el momento que todo niño espera con ansias: ver a sus personajes favoritos, a gran escala, tomarse una fotografía y bailar con ellos.
Pero, ¿es fácil trabajar con un armazón que pesa por lo menos 10 kilos, sofoca e incluso puede llegar a deshidratar?
Karina Elizabeth García Gómez es animadora de eventos desde hace 15 años, pero recientemente también es la encargada de las botargas en el “Show Infantil Play Kids”.
Para El Diario, platicó lo complicado que es portar la indumentaria, que tiene un peso muy considerable. Afirmó que es necesario contar con una buena condición o de lo contrario puede afectar la salud de quien las porta.
Y es que solamente la cabeza del disfraz pesa por lo menos seis kilos, y hay algunas que están rellenas de esponja, lo que aumenta la temperatura de manera considera, “si afuera se siente calor, adentro es el mismísimo infierno”.
“Todo mundo puede ver que sí, es fácil, pero no. La cuestión de las cabezas, las cabezas pesan alrededor de seis kilos y pues, ya lo que es la parte del cuerpo, nada más es la cuestión de tu vestimenta. Si es, llámese un personaje de Beto, nada más es cuestión ponerte, pues, el suetercito, el pantaloncito, los zapatitos”.
“Lo pesado aquí es la cabeza, por dentro está forrada de esponja. Hay veces que nos tocan, que los proveedores nos elaboran las botargas muy pegadas a nuestra cara y sí, hay veces que batallamos hasta para respirar”.
“Pero nosotros no las ingeniamos, hay que buscar la manera, aunque sea por la boquita, que es donde, por lo regular, nos dejan la vista para uno observar a los niños, por ahí también respirar, es algo pesado, muy pesado”.
EL PROCESO PARA CARGAR LA ‘LOSA’
Antes de entrar a la botarga, Karina pasa por un proceso de hidratación, para aguantar por lo menos una hora de show, donde además de bailar y tomarse fotografías, y en algunas ocasiones hasta aguanta el mal comportamiento de los niños.
“Se puede tomar tres, cuatro, hasta cinco litros de agua, pero en menos de media hora uno ya está diciendo, tengo chorros de sed. Y la gente, hay veces que los mismos niños nos tocan como todo, de todo tipo de niños, desde el más tranquilo hasta el más hiperactivo, de que nos han llegado hasta a patear”.
“Nos han llegado hasta a decir, tú no eres ese, tú eres una persona que anda dentro de él. Y, nosotros no, nosotros no somos, para más que nada no matar la ilusión de otro niño. El manejar una botarga es difícil, porque primeramente no te puedes mover como cualquier otro personaje, otra persona más del show”.
“Una persona que trae una botarga no se puede ni agachar, creo que peso más de lo que peso yo, ya todo junto. El estar dentro de la botarga es divertido y es complicado a la vez, pero más que nada depende también cómo la sepas manejar”.
“Más que nada el ejercicio también, estar dentro, porque también si no estás impuesto a hacer ejercicio, es ahí cuando tú sufres el peso de la botarga, pero mientras creo que todo es normal”.
EL CALOR Y EL PESO
“Si nos ha tocado de que nos hemos presentado en eventos de que como el año pasado las temperaturas están muy elevadas y nos tocaba que había personas de que andaban dentro y se estaban desmayando”.
Y es que, pese a que la situación se torne complicada, el show debe continuar, y lo único que se hace es sacar la botarga del evento sin que se note su ausencia.
“Porque hay gente que en todo está, y nos dicen: pero ¿por qué me está sacando este personaje? Es que a mí no me importa cómo se sienta, cumplan con su reglamento. A veces que uno le dice, sí, señora, pero pues dentro de todo es un humano, ¿cómo lo vamos a dejar ahí que se quede tirado, que le pase algo más?”.
“Si nos pasó una ocasión, un chico se nos estaba desmayando por las altas temperaturas y más que nada porque la botarga estaba muy ajustada a lo que era la cara, y era un calor insoportable, porque si afuera estábamos a 40, 45 grados, dentro de, era el infierno total y si se vive, es difícil, es difícil la vida dentro de una botarga”.
Sin embargo y pese a lo complicado del oficio, trabajar en un show infantil le ha dejado un sinfín de satisfacciones, desde levantarle el ánimo a una pequeña enferma, hasta apoyar a niños en condición de calle.
“Ver el sacrificio de los padres para cumplir el sueño de los hijos, veo a los niños que lloran casi, se desmayan de la emoción, es muy bonito ver a los niños sonreír, y que digan ‘en mi fiesta estuvo mi personaje favorito’. Es un bonito recuerdo que queda en ellos”.
15 DE AÑOS DE PESO
“Llevo más de 15 años en la animación, es algo inexplicable para mí, la gente nos dice que valoran nuestro trabajo, que nos dicen que no saben sacar fuerzas para estar de un lado a otro. Gracias a Dios recibimos muy buenas críticas”.
“Creen que ser animador infantil es algo muy fácil pero no? Porque antes que nada somos seres humanos que tenemos problemas y dentro de todo, dejamos el dolor en la casa y nos ponemos la careta de la sonrisa”.