Patricia Azuara.-
Cd. Victoria, Tam.-
“A veces somos como payasos, con maquillaje, sonriendo, pero deshechos por dentro”, así iniciamos la entrevista. Carlos, sentado en la cochera de su casa y una servidora frente a él, ambos encendimos un cigarro.
No es tema fácil hablar de algo que golpea el cerebro, los sentimientos y el alma. La depresión no es un juego y también sonríe. En el peor de los escenarios te lleva a la tumba, en el mejor, logras atacarla, pero no es sencillo.
Conocí a Carlos cuando llegué a vivir a San Luis Potosí. Entonces él era fotógrafo de un conocido medio de comunicación en la Capital del Estado. Rápido coincidimos en muchas cosas, una de ellas: fumar y beber cerveza.
Al poco tiempo nos hicimos camaradas y con el ir y venir juntos llegó una amistad entrañable. No conocía el problema de Carlos hasta que una vez me llamó en la madrugada; estaba en colapso y quería suicidarse.
Tomé un taxi para llegar a su casa, los kilómetros parecían eternos, el miedo se apoderó de mí. Y es que el solo pensar que algo le pasaría me erizaba la piel y me exaltaba el corazón. Él se había convertido en mi mejor amigo potosino; mi protector.
Cuando llegué estaba en la pequeña oficina que tiene al fondo del patio de su casa y el cenicero repleto de colillas, había fumado sin parar, para calmar sus nervios. Verlo así, me bloqueó, no supe qué hacer y me limite a abrazarlo.
Enseguida lloró, cual niño al que le quitan su juguete favorito; se desplomó. Los problemas en su relación y la falta de trabajo lo aventaron al hueco otra vez. Carlos padece depresión desde los 15 años, una enfermedad con la que ha lidiado casi 39 años.
HISTORIAS QUE CONMUEVEN
Para El Diario, relató el duro camino que lo ha llevado al borde de la muerte, desde colocarse una pistola en la sien, hasta ingerir drano. Vive con la depresión a cuestas, en ocasiones se manifiesta y por temporadas se ausenta de su vida, “es un trastorno silencioso y mortal”.
“Para poder sobrellevar la enfermedad necesitas tener cosas firmes, un trabajo, dinero seguro, muchas veces hay vacíos, que, obvio, llenas con llanto o soledad o con alcohol, pero es un arma de dos filos. El alcohol, obvio, deprime más y te hace tomar sin conciencia”.
“Y otro factor que produce es la autoflagelación, quieres en un momento estar triste, llorar, cantar llorando, sentir dolor, a veces es una autodestrucción, buscas la manera o los medios para que duela más”.
“Los pensamientos suicidas obvio son parte de ella, sentir que no vales, que lo que haces no es suficiente, muchas veces estás tan dudoso de lo que haces que sientes que lo que digan los demás está bien y tu mal”.
PRIMER COLAPSO
De niño era muy inquieto incluso violento, no medía la fuerza, ni las consecuencias que tenían, no le importaba quién fuera, solo golpeaba. El primer colapso grave fue a los 15 años.
En ese entonces poco se hablaba de la enfermedad e incluso era mal visto aceptar que padecías depresión. Y llegaban a tratarte como si estuvieras “loco”. Hoy, a los 54 años, Carlos avanza mejor, pero los riesgos siguen latentes.
“Sientes una sensación de morir, gracias a Dios he superado eso, me costó mucho, a veces incluso imaginas tu funeral, el dolor que puedes causar, y pues muchas veces piensas en ti”.
“Dicen que los suicidas son cobardes, pero la neta se necesitan tremendos huevos para incluso intentarlo, hasta el desprecio de amigos te puede doler en el alma, de chico eso me súper dolía, era persona que no tenía muchos amigos, era solitario, e incluso pirómano, me gustaba el fuego, llegas a tener aficiones extrañas”.
“Dos veces sí sentí que el mundo ya se me derrumbaba, y piensas en quien te ama, el dolor que puedes causar, pero algunas veces piensas: qué bien que voy a causar daño”.
ATENCIÓN
Y aunque Carlos ha tomado terapia y medicamentos constantes, actualmente trata de “diagnosticarse mentalmente” porque no le gustan los medicamentos.
“De hecho el que tu familia te diga que estas enfermo, que debes de tratarte, y muchas otras cosas a veces te hacen más fuerte, antes me dejaba humillar, pisotear, pero llegué al punto en que dije, ¡no! no eres nada de eso”
“Eres chingón, inteligente, y neta el que te valoren en tu trabajo, te busquen, te admiren, es un factor muy grande para salir adelante, ver tus logros, los ves y los ves y los ves, sentirte orgulloso de ti mismo”.
“Y es que muchas veces el entorno no sabe cómo lidiar y apoyar y lejos de ayudarte, te hacen sentir que tienes culpa, y eso duele muchísimo, a veces buscas cariño que, si tienes, pero te lo demuestran de otra manera, buscas sentir que vales, buscas otras personas que valoran”.
“No es que tu pareja no te valore, pero a veces es tanta la costumbre que necesitas la opinión de alguien más, no sé si me explique, las pérdidas cercanas muchas veces provocan también mucho dolor, el querer sentir el arropo, un manto que te cubra, e incluso le reclamas a Dios por cosas que te suceden, cuando a veces solo es culpa tuya o que tú puedes solucionar”.
Hoy mi amigo sobrelleva las pruebas que le pone la vida y no sé permite que la depresión le gane la partida, pero para llegar hasta aquí es una tarea titánica, en la que participamos todos los que lo amamos.
DÍA DE LA DEPRESIÓN
El 13 de enero se celebra el Día Mundial de Lucha contra la Depresión, un trastorno emocional que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo, siendo considerada como la primera causa mundial de discapacidad.
La depresión incide notablemente en las tasas de mortalidad y morbilidad. Impacta a personas de todas las edades y de manera muy significativa a adolescentes y personas de la tercera edad.
Con la proclamación de este día se pretende sensibilizar, orientar y prevenir a la población a nivel mundial sobre esta enfermedad, cuyas cifras aumentan de manera desproporcionada en el mundo.
EN TAMAULIPAS
La Secretaría de Salud del Estado informó que durante el año 2023 se otorgaron 74 mil 970 consultas de salud mental y adicciones. De éstas tres mil, 576 personas fueron diagnosticados con trastornos de estado de ánimo y tres mil 960 trastornos de ansiedad.