Rojos o verdes; de puerco, pollo, picadillo, deshebrada, calabaza o dulce; acompañados de frijoles, queso e incluso repollo; cocidos al vapor o a la leña; en hoja de maíz, papatla o de plátano; los tamales son bien recibidos en todos los hogares del país. Descubre la historia de este platillo mexicano de fama internacional.
De acuerdo a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, la palabra “tamal” proviene del vocablo náhuatl “tamalli”, cuya traducción equivale a “envuelto”.
Se tiene registro de este platillo desde la época de los aztecas, periodo histórico comprendido entre los años de 1325 a 1521. En aquel entonces, los ingredientes principales eran el maíz, la calabaza, el chile y los quelites.
Los tamales se solían servir durante las fiestas más importantes, como tributo a los dioses por las buenas cosechas y como ofrenda para los muertos.
Después de la conquista española, instaurada de manera oficial después de la caída de Tenochtitlán en 1521, los tamales variaron su receta, incorporando productos como manteca y carne de cerdo.
¿Por qué comemos tamales el día de la Candelaria?
Acorde a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, el Día de la Cadenlaria en México es una mezcla homogénea de la cultura española y azteca.