Rogelio Rodríguez Mendoza
Cd. Victoria, Tam.-
“Tengo miedo. Vivo aterrada. No salgo de mi casa más que para comprar víveres y lo más necesario para subsistir”, cuenta, con la angustia reflejada en su rostro, Raquel Carolina Sánchez Cuéllar, una trabajadora del Cbtis 236 en Ciudad Victoria, quien denunció penalmente al director de la institución, Juan Marcos “S”, por un presunto delito de discriminación en razón de género, y en lo laboral por un despido injustificado.
La joven, originaria de San Luis Potosí, pero avecindada en Ciudad Victoria desde el 2014, explica que decidió hacer públicos los hechos porque ha padecido abandono y desdén de las instancias gubernamentales y las sindicales, pero también porque teme por su integridad física.
“La verdad ya no sé a dónde acudir para que me hagan caso. Temo que me suceda algo. Durante 60 días traje custodia de la Guardia Estatal, pero me la retiraron porque la autoridad consideró que no había riesgo. Por eso trato de no salir a la calle. Vivo prácticamente encerrada en mi casa”, refiere, y cuenta que derivado del estrés a que ha estado sometida se encuentra bajo tratamiento psicológico.
Dentro de la carpeta de investigación 2362/2023, radicada en la Fiscalía Especializada en la Investigación de Delitos Contra Niñas, Niños y Adolescentes y Delitos contra las Mujeres por razones de Género, Raquel Carolina narró los hechos.
Cuenta que trabajaba como jefa de Oficina de Medios y Métodos Educativos en el Cbtis 236, ubicado en el fraccionamiento Las Flores. Que el jueves 12 de octubre del 2023, aproximadamente a las 16 horas, el director la citó en sus oficinas. Le pidió a dos amigos, que trabajan en la misma institución, que la acompañaran, porque teme a la agresividad del funcionario. Pero no les permitió entrar.
Solamente la acompañó el delegado sindical, José Luis Dimas. El director le comunicó que le estaban levantando un acta administrativa por abandono de empleo, cuando lo que sucedió en realidad es que el mismo funcionario había estado ordenando que le retiraran la tarjeta de checar asistencia.
“Sin embargo, he de manifestar que este tipo de situaciones las he estado viviendo desde hace dos años, ya que primero empezó mi jefe, Juan Marcos “S”, por retirarme de actividades con alumnos. Ya no me dejó trabajar en mi cubículo. No tengo llave de la oficina, por lo que en la noche, cuando cierran, tengo que esperar afuera a que acabe mi turno. Algunos de mis compañeros no me hablan por temor a represalias”, relató.
“Me ha cambiado cuatro veces de lugar y he escuchado la forma en que se expresa de mí, ya que dice: “Ahí está, ¿de qué le sirve dársela de ching…? P…vi…muerta de hambre con esa plaza administrativa. Seguramente yo voy a permitir que una p…vi…me diga a mí qué hacer, menos una huerca como esa”, abundó.
Por lo que hace al despido laboral, dijo, presentó una demanda ante un tribunal de la materia, mientras que, en relación a la discriminación por razón de género, la fiscalía estatal realiza las investigaciones.
“La situación es tan grave que la agente del Ministerio Público ordenó como medida cautelar que se me diera protección policial. Pero ya me la quitaron bajo el argumento de que la persona no se me ha acercado. Sin embargo, tengo miedo porque he estado coincidiendo con personas cercanas a él, sobre todo cuando salgo a comprar víveres”, reiteró.
Raquel Carolina confiesa que está tan desesperada y atemorizada, que ha pensado en dejar la lucha y regresar a San Luis Potosí.
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