Lic. Ernesto Lerma
Esta película es un estupendo thriller de intensidad máxima donde el público queda atrapado por una trama que provoca todo tipo de dudas. Es la crónica de dos versiones encontradas que van creciendo como bola de nieve: ella dice que el actor la ha violado y él que dice que no le hizo nada. Las actuaciones de Fiona Palomo y Alfonso Dosal resultan esenciales para hacer de esta una de las películas mexicanas más interesantes de este año, porque da gran gusto ver en la actual cartelera de cine comercial a nivel nacional una valiente cinta mexicana que toca un tema controvertido y polémico.
Después de un estreno mundial en el 27° Tallinn Black Nights Film Festival en Estonia, “Un actor malo” llegó a los cines de la República Mexicana para poner en el centro del debate las acusaciones de abusos y acosos sexuales dentro de la industria cinematográfica, inspirándose en el famoso caso que marcó para siempre las filmaciones de “El último tango en París”. A través de su narración, esta película arroja luz sobre la tensión, la ira, el miedo, la repulsión, la desesperación y la revictimización constante que enfrentan las supervivientes de estos atroces actos cuando deciden alzar la voz para buscar justicia.
En la trama, la filmación de una película se paraliza cuando la actriz Sandra Navarro (Fiona Palomo) acusa al actor Daniel Zavala (Alfonso Dosal) de violarla durante la filmación de una escena de cama. Luego de una escena de cama, Sandra pierde la concentración, empieza a temblar y con voz entrecortada pide a las mujeres en el set que la acompañen porque necesita contarles algo: acaba de ser violada por su compañero actor. Daniel se declara inocente, Sandra lo quiere denunciar ante las autoridades, y los productores de la película intentan solucionar el conflicto antes de que la situación se salga totalmente fuera de control.
La premisa se inspira en la infame escena de la violación con la mantequilla entre las estrellas Marlon Brando y Maria Schneider en la clásica “El último tango en París” (1973, Bernardo Bertolucci). El objetivo del director y guionista Jorge Cuchí era transportar un hecho similar a una época actual, donde existe una mayor conciencia social para abordar este tema, y lo logra. Recordemos que la famosa escena de la mantequilla que le hizo Brando a Schneider ella se había sentido violada y llama mucho la atención porque que Bertolucci reconoció que lo de la mantequilla no estaba en el guión y que se puso de acuerdo con Brando para hacer la escena sin decirle a Schneider lo que iba a pasar.
Supuestamente para así obtener una reacción de humillación verdadera por parte de la actriz. Toda esa anécdota le puso a reflexionar a Cuchi sobre el tema de qué pasaría si hoy día, en estos tiempos del Me Too, un director de cine hiciera algo similar, de ahí le surgió la idea para realizar “Un actor malo”, pero la diferencia es que en esta historia la actriz sí va a alzar la voz y va a acusar al actor. “Un actor malo” es el segundo largometraje de Jorge Cuchí, quien cautivó con su ópera prima “50” (o dos ballenas se encuentran en la playa) (2020). Un proyecto que consiguió el codiciado premio Ojo al Mejor Largometraje Mexicano en la edición 19 Festival de Cine de Morelia.
Posteriormente, logró tres menciones en el Ariel por Mejor guión, ópera prima y efectos visuales. Cuchí, Yair Ponce y Verónica Valadez fungieron productores de esta cinta, bajo el cobijo de Catatonia Cine. Para los papeles protagónicos, el cineasta puertorriqueño se decantó por Alfonso Dosal (Huesera) y Fiona Palomo (El roomie). De hecho, reconoce que dada la naturaleza de la película no emprendió ningún otro proceso de preproducción hasta definir quiénes estarían en el núcleo de esta historia. La actuación de Dosal tiene espontánea naturalidad, energía, tiene una intensidad muy interesante. A Palomo hace un papel tan intenso y con riesgo.
Mi 8.5 de calificación a esta muy buena producción fílmica mexicana que es valiente en el tema que toca. Aunque la película inevitablemente es una visión masculina sobre el tema, Cuchi como guionista trata de calibrar la visión de la película por ambas partes, el acusado y la víctima, con el interés que es contar la historia de un tipo común, es decir, de un hombre que no es un violador patológico, no es un violador serial, es un tipo que solo se quiere pasar de listo. Al final no importa que sea hombre y que la visión del cineasta sea forzosamente masculina porque como escritor es ser empático y entender a las mujeres en esa trágica situación.
Este es un muy logrado thriller acezante que te atrapa de inmediato y no te deja ir en las escenas bien armadas de tal modo que el espectador quiera saber qué pasará después con escenas potentes dando pie a que la siguiente sea aún más fuerte por el guión que escala, que es como una montaña rusa que mientras más alto sube pronostica una gran caída, en esa estructura. Un aspecto muy interesante de “Un actor malo” es que también es una película dentro de otra película, interesante y entretenida en una especie de triángulo amoroso entre el hijo, su padre y la compañera de actuación. Es una historia muy oscura, que genera morbo y que de repente, cuando el público está muy clavado en ella, viene un quiebre e inicia la otra historia.
Por supuesto, la película podría causar mucha controversia y polémica, sobre todo por cierta secuencia donde muestra al movimiento feminista que toma las calles siendo muy rudo. Las feministas radicales salen a pintar monumentos con mucho agravio y mucha rabia con las imágenes que registra en esas escenas y que no creo que otra película mexicana contemporánea lo haya hecho antes, es justo el retrato de su rabia y de su frustración.