Agencias
A lo largo del esfuerzo de varias generaciones de creadores, el sur de Tamaulipas es considerado un semillero para la danza, el teatro, la música y demás manifestaciones de las bellas artes.
Teniendo como marco el Día Mundial del Arte, damos espacio a tres jóvenes que han logrado transformar su vida y desarrollar todo tipo de aptitudes a través del trabajo duro y la pasión por la creación.
La sensación de libertad y emoción llevaron a Estefanía Rivera Tavares a incursionar en el canto y a estudiar la Licenciatura en Música en la Facultad de Música y Artes de Tampico.
Para ella, esta actividad significó una oportunidad para enfrentarse a un público, así como al nervio que experimentaba al subir a un escenario.
“El canto es una disciplina extremadamente compleja y subjetiva. Obtener un sonido mínimamente bueno me tomó años de práctica y estudio de técnica vocal con diferentes maestros”, añadió la soprano.
A pesar de estas situaciones, Rivera Tavares ha logrado utilizar su voz para contar historias, entretener y expresarse en diferentes eventos: “para mí, cantar es completamente catártico”, mencionó.
Con sólo 23 años, Axel Guerrero Trejo ha sorprendido a la comunidad de artistas visuales de la zona a través de sus piezas, las cuales le han valido reconocimientos en exposiciones, así como en el Premio Regional «Ramón García Zurita».
“Con la ayuda de Dios y las personas que me rodean he aprendido que de cada error hay un nuevo aprendizaje, no dudemos de nuestra capacidad, todos estamos en diferentes procesos, cada día es una nueva oportunidad para superarnos y ser mejores”, compartió.
Tomando en cuenta esto, el estudiante de la Licenciatura en Artes en la Universidad Tito Puente se encuentra agradecido con Nefertiti Saucedo, Silvestre Sánchez y Michel Anguiano, docentes que se encargaron de formarlo cuando estudiaba en el centro de desarrollo VeRvia.
Desde que era una niña Daranny Padilla Bolado tuvo un acercamiento a las tradiciones de nuestro país gracias a la influencia de su familia, la cual se desempeña como exponente de la danza folclórica en la localidad.
“A los cuatro años empecé a adentrarme al mundo folclórico, junto a mi tío Joshua Padilla, quien ha sido desde siempre mi pareja de baile, recuerdo que papá nos llevaba a concursos, y bailamos por muchos lugares”, compartió.
Daranny comentó que esta actividad se convirtió en un estilo de vida gracias a las cualidades y capacidades que ha desarrollado con el paso de los años. “Te hace una persona más extrovertida, sociable, sensible y te permite conocer la cultura de tu país”, acotó.